BROOKLYN, Nueva York—. Anoche, Mons. Nicholas DiMarzio, Obispo de Brooklyn y Queens, celebró la misa del Jueves Santo en la Catedral Basílica de San Jaime (St. James) en el centro de Brooklyn. El padre Peter Purpura, vicecanciller de la diócesis de Brooklyn, concelebró la misa. Un intérprete de lenguaje de señas tradujo la misa para los miembros de la comunidad de sordos que han estado asistiendo a las celebraciones de Semana Santa. El padre púrpura, quien es también el rector de la catedral, explicó en una entrevista con Currents News que San Jaime es la única parroquia de la diócesis que cuenta con un intérprete de lenguaje de señas en la misa todos los domingos.
Jueves Santo en la Basílica Catedral de San Jaime
El momento más reconocible de la liturgia del Jueves Santo es el lavado de los pies, la tradición de imitar a Jesús lavando los pies de los doce apóstoles antes de la Última Cena. Este año, Mons. DiMarzio lavó como de costumbre los pies de 12 feligreses de la Diócesis de Brooklyn, incluido un padre cuya hija se bautizará en la Vigilia Pascual, una estudiante universitaria que ha sido muy activa en la parroquia y se graduará en Mayo, dos miembros de la comunidad sorda y un sobreviviente de abuso sexual clerical, Michael Gilbride, quien es además miembro del Comité Asesor de Sobrevivientes de la diócesis.
En esta edición de esta semana de The Tablet, Gilbride publicó una columna (en inglés) sobre sus experiencias como víctima de abuso sexual titulada My Heart Forgives (Mi corazón perdona). Mons. DiMarzio celebrará una misa de esperanza y sanación el 30 de abril, a las 7:00 p.m. en la iglesia de San Atanasio en Brooklyn, una celebración muy especial organizada por sobrevivientes para las víctimas y familiares y amigos de las personas afectadas por el abuso sexual.
En la parroquia del Santo Niño Jesús
Más de 700 feligreses llenaron los bancos de la Iglesia Santo Niño Jesús en Richmond Hill para celebrar la misa de la Cena del Señor. Mons. Octavio Cisneros, Obispo Auxiliar de la diócesis, y párroco del Santo Niño Jesús, fue el celebrante. Al comienzo de la misa, el obispo recordó a los fieles que el Jueves Santo marca la institución de la Eucaristía y el sacerdocio. Les pidió que oraran por los muchos sacerdotes y pastores que trabajaron en la parroquia desde su fundación.
El padre Christopher Heanue, administrador parroquial, fue el homilista. En su sermón dijo que una visita reciente a The Vessel, la nueva estructura inaugurada en Hudson Yards, le hizo pensar sobre el papel del sacerdote. En The Vessel, dijo, hay muchas escaleras y hay que elegir la correcta para llegar a la cima. Como en la vida, agregó el padre Heanue, que nos enfrentamos a muchas decisiones que tomar y caminos para elegir, pero un solo llamdo: “llegar a la cima” y tratar de ser santos. El papel del sacerdote, dijo, es ayudar a los fieles a caminar siempre en el camino correcto hacia la santidad.
Mons. Cisneros y el diácono Raúl Elías lavaron los pies de doce personas como lo exige la liturgia del día, imitando el ritual de Jesús con sus discípulos antes de la Última Cena.
Al final de la misa, Mons. Cisneros invitó a los feligreses a la procesión con el Santísimo Sacramento desde la iglesia hasta una capilla cercana, para que pudieran pasar un tiempo en la adoración del Santísimo Sacramento hasta la medianoche.
—Emily Drooby contribuyó en este reportaje.