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¿Nadie se ha enterado de esta guerra?

Pronto conmemoraremos el 14° aniversario de los devastadores ataques del 11 de septiembre contra Estados Unidos, pero sería difícil darse cuenta de que estamos en medio de una gran guerra mundial y que el enemigo nos está poniendo contra la pared.

Mucho de lo que pasa por noticia hoy en día no es más que el cotilleo diario de la industria del entretenimiento. Incluso las elecciones presidenciales de 2016 han sido secuestradas por los ricos

y famosos. Recientemente los titulares proclamaban que el candidato republicano Donald Trump ya no consideraba que Heidi Klum era una chica “10”, como si eso pudiera revelarnos algo sobre cómo debemos votar en las elecciones presidenciales del próximo año.

Se ha dado escasa cobertura a la reciente Convención Suprema de los Caballeros de Colón en Filadelfia, en la que varios oradores proclamaron que la cristiandad está bajo un severo ataque y se halla en peligro de extinción en el Medio Oriente, donde tuvo su origen. Y quienes lo decían son personas que tienen por qué saberlo.

Dos arzobispos católicos de las Iglesias Católicas Orientales que tienen conocimiento de primera mano de la situación —el arzobispo melquita Jean-Clement Jeanbart, de Alepo, Siria, y el arzobispo caldeo Bashir Matti Warda, de Erbil, Irak— dijeron que el 80 por ciento de la persecución religiosa en todo el mundo va dirigida contra los cristianos, y las peores persecuciones tienen lugar actualmente en Siria e Irak.

“Se estima que en Irak 125.000 cristianos han sido expulsados de Mosul y sus alrededores”, dice el caballero supremo Carl Anderson. “En Siria, alrededor de 700.000 cristianos han tenido que abandonar sus hogares”.

“Hoy nos sentimos llamados a alzar la voz en defensa de nuestros hermanos y hermanas del Medio Oriente”, dijo Anderson. “El papa Francisco ha declarado que las condiciones en que están viviendo los refugiados cristianos son intolerables. Ha dicho que la situación requiere que todos oremos y realicemos acciones concretas para ayudar a esos hermanos”.

A diferencia de la mayoría de los políticos, los Caballeros de Colón respaldan sus palabras con acciones. Hasta la fecha, han donado $3 millones en asistencia humanitaria para los cristianos y otras minorías religiosas del Medio Oriente, y han prometido una donación inicial de $1 millón para un nuevo fondo de ayuda adicional. (Para obtener más información, visite el sitio web www.christiansatrisk.com).

Monseñor Warda, hablando de la situación en Irak, un país del que han tenido que huir muchos cristianos, dijo: “Ustedes nos han dado ayuda para que podamos quedarnos allí, para ayudar a personas que están viviendo en tiendas de campaña, en escuelas, hospitales e iglesias. Ahora, gracias a Dios, podemos ayudar a esas familias”.

Si visita el sitio web antes mencionado, verá la pregunta: “Is This the End of Christianity in the Middle East?” (¿Es este el fin del cristianismo en el Medio Oriente?). Una de las secciones describe cómo ISIS está tratando de arrasar con cualquier vestigio de la Iglesia en los lugares donde la Iglesia fue fundada y comenzó a crecer.

La respuesta de nuestro país ha sido pusilánime. Parece haber muy poca voluntad de enfrentar a los extremistas del Estado Islámico. No hemos logrado unir a las naciones más directamente afectadas. En vez de eso, hemos negociado un tratado que pone en riesgo el futuro del estado judío, nuestro más fiel aliado en el área.

Nadie quiere la guerra. Ahora bien, no podemos quedarnos cruzados de brazos mientras las cabezas de personas inocentes literalmente ruedan hasta el mar. Es evidente que necesitamos un debate más a fondo en la prensa y entre los candidatos a los puestos más importantes del país. Necesitamos más información sobre lo que el próximo presidente se propone hacer para enfrentar la situación y menos sobre lo que comió en la feria estatal.