LOS ORÍGENES de esta comunidad parroquial se remontan a 1921 cuando el padre Thomas Numney, párroco del Santo Niño Jesús en Richmond Hill, Queens, solicitó al entonces obispo de Brooklyn, monseñor Charles Edward McDonnell, la aprobación para la construcción de una nueva parroquia a fin de atender las necesidades de la creciente comunidad católica en Richmond Hill y parte de Jamaica y Kew Gardens.
En ese entonces, la población de esta área era principalmente de origen alemán, irlandés e italiano. El párroco asignado fue el padre John J. McEnearney y gracias a su liderazgo en 1922, bajo una carpa ubicada en la esquina de la 36 Street y Hillside Avenue, comenzó a escribirse la historia de Nuestra Señora del Cenáculo.
La primera misa se celebró en mayo, bajo aquella carpa que estaba conectada con la entrada de la rectoría. En invierno los feligreses abandonaban la carpa y asistían a la Eucaristía en Columbia Hall, un salón en Jamaica Avenue con 122 Street.
Lamentablemente en junio de 1923 una tormenta destruyó la carpa, de modo que dos meses después comenzaron los trabajos para construir la iglesia, la cual estuvo lista en diciembre, a tiempo para celebrar la misa de Navidad.
Una década después del fin de la Gran Depresión en los Estados Unidos, comenzó a planearse la apertura de la escuela parroquial de Nuestra Señora del Cenáculo, proyecto liderado por el padre Philip Dillon, su primer vicario parroquial. El 11 de septiembre de 1950 la escuela abrió sus puertas bajo la dirección de las Hermanitas de la Caridad de Halifax. Tras el deceso del párroco fundador, el padre Philip Dillon fue asignado para reemplazarlo el 28 de junio de 1955. Fue párroco allí hasta su retiro en 1968.
A finales de junio de 1968 el padre José Stapleton fue nombrado nuevo párroco. Él construyó la nueva rectoría y formó el consejo pastoral, lo cual ayudó a estar más al tanto de las cambiantes necesidades de la comunidad. Entre esas necesidades estaba la de celebrar una misa en español.
Al respecto el padre Michael Lynch, párroco actual, explica que “a finales de los años noventa, para responder al creciente y cambiante grupo demográfico de nuestro barrio, los sacerdotes que hablaban español como lengua primaria fueron asignados al Cenáculo. En particular, el padre Pablo Sans, quien todavía está aquí como sacerdote retirado”. El párroco se refirió también al padre Carlos Valencia, al padre David Espinoza y al padre Adnel Burgos. En 1995 la parroquia fue rededicada y renovada para garantizar el acceso seguro y libre movilidad de todos los feligreses, sobre todo los discapacitados; una iniciativa que le valió un premio y reconocimiento nacional.
El padre Lynch destacó el ministerio del padre Robert Morales, que fuera párroco del Cenáculo de 2005 a 2011, quien “pastoreó a la parroquia a través de los tiempos de escasez y otros cambios en el vecindario.
Con el cierre de la escuela en 2009, el padre Morales logró asegurar un inquilino a largo plazo para el edificio de la escuela, asegurando la viabilidad de la parroquia”.
El padre Michael Lynch fue asignado en enero de 2016 como administrador parroquial de Nuestra Señora del Cenáculo y es su párroco desde el pasado mes de junio. El inglés es su lengua materna y, aunque él cree lo contrario, habla muy bien español.
A principios de la década de los 70’s comenzaron a llegar inmigrantes de Puerto Rico, República Dominicana, Ecuador, Honduras, Salvador, Guatemala, México y Colombia, entre otros países. Actualmente, según el padre Lynch, la comunidad hispana representa el 70 por ciento de la parroquia, mientras que el porcentaje restante son de Italia, Irlanda, Alemania, Filipinas, África y las islas del Caribe principalmente.
“Nuestra misa con mayor asistencia es la del domingo en español a las 10:00 a.m. y mientras los padres están en misa sus hijos están participando de nuestro programa de educación religiosa. Luego los niños vienen a misa en inglés a las 11:30 a.m.”, explica el párroco, quien además le encanta servir allí, pues como él dice: “la comunidad hispana es muy acogedora”.
Cada domingo los feligreses se organizan y brindan un almuerzo a todos, una oportunidad para compartir en familia y entre hermanos. El padre Lynch resalta la gran disposición y participación de los fieles de su comunidad en la vida parroquial y en los grupos como el V Encuentro, Cofradía del Sagrado Corazón de Jesús, Novena Medalla Milagrosa y Sagrada Familia, entre otros. “Nuestro programa de formación de fe es totalmente funcional los domingos. Nuestros cursillistas prosperan, nuestro grupo de oración Canta Alabanza y nuestro grupo juvenil Vida en el Espíritu crecen. Nuestras diversas comunidades se reúnen bajo el lema de la parroquia: Muchas culturas, una sola fe”, afirma el párroco.