Los fieles de la parroquia de los Santos Pedro y Pablo en Williamsburg esperan estrenar un nuevo templo en dos años. La nueva iglesia estará en el edificio de la antigua escuela parroquial, el McCaddin Memorial Hall.
El edificio, que será completamente renovado, tendrá también salones para clases de catequesis y educación religiosa, así como una sala de teatro.
Los cambios son parte de un plan estratégico que incluye el proceso canónico de “execración”, es decir, la reducción permanente de el templo actual a usos profanos para poder alquilarlo y financiar así la nueva iglesia. La idea surgió a partir de la preocupación por el futuro de la parroquia de los Santos Pedro y Pablo. Debido a los cambios demográficos del barrio y a las dificultades económicas, la parroquia no era ya autosuficiente desde el punto de vista económico y dependía de los fondos diocesanos.
“Tenemos mucho entusiasmo pastoral, pero los fieles de la parroquia no pueden sostenerla con sus donaciones”, dice monseñor Anthony Hernández, administrador de esta parroquia donde el idioma predominante es el español. Debido a problemas de presupuesto, dice monseñor Hernández, se han tenido que posponer muchas labores de mantenimiento y reparaciones necesarias. “Con este plan, usaremos parte de la propiedad de la parroquia para garantizar su futuro”.
Tras hacer consultas para garantizar que no se afectaría el bien de las almas, monseñor Hernández, quien es también el canciller de la diócesis, solicitó la reducción del edificio de la iglesia al uso profano como parte del plan para garantizar la viabilidad económica de la parroquia. Ese edificio fue construido como templo provisional en 1963. El decreto de execración permite a la parroquia alquilar parte de su propiedad para ayudar a mantener un nuevo lugar de culto así como otros proyectos pastorales.
La madre María Bendita, S.S.V.M., que es la directora de educación religiosa, dice que desde hace tiempo la parroquia había estado buscando una manera de garantizar su futuro, y que esta idea permitirá asegurarlo.
“Realmente amamos [la parroquia de los] Santos Pedro y Pablo y rezamos para que se mantenga, pero también sabemos las dificultades reales que enfrenta”, dijo la madre Bendita. “Esta es una manera muy imaginativa para poder autosustentar la parroquia. No solamente tendríamos una iglesia más grande, más bella, sino que también vamos a contar con muchos espacios para las necesidades de nuestra comunidad”.
Monseñor Hernández añadió que el plan fue aprobado tras largas consultas y un proceso de investigación que requirió el consentimiento de muchas partes como, por ejemplo, el Colegio de Consultores diocesano, el consejo económico de la diócesis, el estado y el Vaticano. Según monseñor Hernández, el Vaticano calificó el plan como “creativo e imaginativo”.
La construcción tomará dos años y los gastos del proyecto serán pagados en cinco años, tras los cuales la parroquia podrá autofinanciarse.
“Será un beneficio para todos los fieles en el futuro”, dice monseñor Hernández. “Permitirá a la parroquia de los Santos Pedro y Pablo quedarse en una comunidad que pasa por grandes cambios, pero en la que esta parroquia ha estado desde la década de 1840”.
De acuerdo con los archivos, la primera misa en Williamsburg se celebró en 1837, en una casa en lo que hoy es la avenida Bedford. Uno de los sacerdotes que trabajaba en la comunidad construyó una iglesia y la llamo Santa María. De 1840 a 1844 varios sacerdotes trabajaron en esta área hasta que el padre Sylvester Malone, un joven sacerdote irlandés, fue nombrado párroco por el obispo de Brooklyn, monseñor John Hughes. El padre Malone trabajó sin descanso en la parroquia hasta su muerte en 1899.
El padre Malone decidió construir una iglesia en Wythe Avenue en 1847. Sería la tercera iglesia en el Condado de Kings y la primera construida por Patrick Keely, quien diseñaría más de 700 iglesia en el Nordeste de Estados Unidos. La parroquia fue consagrada bajo un nuevo nombre, Santos Pedro y Pablo, para evitar que se confundiera con la parroquia de Santa María en Manhattan.
Por invitación del padre Malone, las Hermanas de San José establecieron una escuela y luego se mudaron al edificio del McCaddin Hall, que había sido construido como un centro para jóvenes. En su etapa de mayor esplendor la escuela parroquial llegó a tener 1.100 estudiantes. El edificio se usó como sede de la escuela hasta 2002, cuando cerró sus puertas.
El padre Malone apoyó a sus parroquianos ante la oleada de disturbios antiinmigrantes y anticatólicos promovidos por el partido nativista Know-Nothing en las calles de Williamsburg en 1854.
Un siglo después, como resultado de un incendio y de la falta de mantenimiento, la iglesia de la avenida Wythe tuvo que ser demolida en 1957. Las misas se celebraban entonces en una capilla. Durante una visita a las propiedades de la parroquia, un sacerdote sugirió la idea de que, dado el incremento de fieles hispanos en la parroquia, la iglesia se mudara al auditorio del McCaddin Hall. En 1963 se construyó como templo provisional la iglesia que existe actualmente en la calle Sur 2 o South Second Street.
El área siguió cambiando y la iglesia comenzó siguió sirviendo a una creciente comunidad hispana. Monseñor Agustín Ruiz, quien fuera párroco desde 1976 hasta 2004, fue uno de los animadores principales de ese esfuerzo por servir a la comunidad latina.
La parroquia de los Santos Pedro y Pablo se fusionó con la de la Epifanía en 2007, convirtiéndose en una parroquia con dos lugares de culto. Cada fin de semana asisten a misa un promedio de 900 personas en la iglesia de los Santos Pedro y Pablo.
Monseñor Hernández afirma que a muchos parroquianos les preocupaba que “la diócesis tuviera que cerrar la parroquia de los Santos Pedro y Pablo” por motivos económicos, y por eso ahora están alegres de saber que el Obispo apoya este plan para garantizar el futuro de la parroquia.
“Este proyecto es el futuro de esta comunidad”, dijo Miguel Cuevas, parroquiano de 20 años. “Hoy la iglesia estaba llena, pero creo que va a atraer a más personas que serán muy activas para el futuro de la cristiandad de esta área”.
Andrea Dibner, socia y directora de Tobin Parnes Design, la firma encargada de la construcción del nuevo lugar de culto, explicó que el edificio McCaddin es ideal para servir como iglesia.
Para acomodar el edifico McCaddin a las diversas necesidades de la parroquia y al mismo tiempo cumplir con los códigos y requisitos actuales para semejante edificación, la firma sugirió añadirle una nueva sección a la estructura original. De esa forma el edificio contará con acceso adecuado para personas discapacitadas, nuevos pasillos, otra escalera, un elevador, un elevador de carga, más baños y más espacio para oficinas y servicios. La nueva iglesia, que estará en el primer piso del edificio, tendrá capacidad para 550 personas y tendrá varias áreas dedicadas a devociones específicas.
“Un templo bien construido, con dignidad, es una oportunidad para que el pueblo crezca”, expresó el padre Juan Rosario. “Tenemos el reto de acoger a las nuevas generaciones que se acerquen a la Iglesia, así que esperamos que el Señor nos acompañe en este gran proyecto que es Suyo”.
Además de diseñar la iglesia en el edificio existente, la firma constructora restaurará el mosaico que adorna el piso en la entrada, la bella escalera doble de mármol y los adornos románicos y clásicos del edificio.
Originalmente, Thomas Houghton —el yerno de Keely— construyó el edificio Henry McCaddin Memorial como un centro recreativo. Tras la renovación, las clases de CCD se darán en el área del sótano donde alguna vez hubo una bolera y una piscina. En el nivel superior funcionó una de las primeras casas de ópera de Brooklyn. Ese teatro, que en años recientes se usó como gimnasio, también será restaurado para usarlo como lugar de evangelización.
Una oportunidad para renacer
Muchos miembros de la parroquia dicen que la nueva iglesia les permitirá compartir la alegría de la fe con vecinos que quizás ni siquiera conozcan la iglesia actual, que se halla en una calle poco frecuentada.
El diácono Juan Carattini piensa que los cambios harán que la parroquia tenga una “presencia muy poderosa en el vecindario”.
Henry Peralta, que ha ido a la iglesia de los Santos Pedro y Pablo desde que nació, coincide con el diácono Carattini. Peralta, que es miembro del comité de transición de la parroquia, dice que estos cambios son una oportunidad para atraer a más vecinos del barrio a Cristo.
Albys Cruz, que llegó a la parroquia hace cinco años cuando su parroquia de Santa María se fusionó con la de la Santísima Trinidad de Williamsburg, también es miembro del comité de transición. La misión del comité es recabar apoyo de la comunidad para este proyecto.
Josefina Díaz y María Peña, que han sido miembros de la parroquia por 20 años, dicen que ésta es una manera de ofrecer a los jóvenes y a los futuros miembros de la parroquia una oportunidad para crecer y prosperar.
Leoncio Peña dice que el proyecto es una oportunidad para mantener la unidad y el sentido de comunidad que siempre han caracterizado a la parroquia de los Santos Pedro y Pablo.
Antes del inicio de la renovación, el templo ubicando en 82 South Second Street será reducido al uso “profano” el 3 de abril, cuando el decreto de reducción entre en efecto.
Ese día, tras la misa del Domingo de la Divina Misericordia, los fieles saldrán de la iglesia en procesión llevando el Santísimo Sacramento y objetos religiosos hasta el McCaddin Hall. Allí se celebrará la misa hasta el mes de junio. Cuando comience la restauración del McCaddin Hall, la misa se celebrará en una tienda que se instalará en la esquina de las calles South Third y Berry. El sótano de la rectoría servirá de sede al ministerio de jóvenes de la parroquia y entre 200 y 250 niños recibirán la catequesis en una escuela pública cercana.
La madre Bendita dice que, aunque es natural que muchas personas sientan cariño por el edificio que ha servido tantos años como templo —pues ha sido el lugar donde la parroquia ha celebrado tantos momentos especiales—, los cambios emprendidos garantizarán que las futuras generaciones puedan tener la enriquecedora experiencia de pertenecer a la parroquia de los Santos Pedro y Pablo.
“[La parroquia de los] Santos Pedro y Pablo va a seguir adelante”, dice. “Va a ser la misma parroquia, pero en una nueva iglesia”.