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Nuevos seminaristas dan un paso hacia el sacerdocio

Nueve jóvenes dieron un paso crucial en su camino hacia el sacerdocio al convertirse en diáconos transitorios durante la misa del sábado 7 de noviembre, en el Seminario y Colegio St. Joseph.

Los rayos del sol y los impresionantes colores del otoño bañaban de un manto dorado los terrenos del campus en el vecindario Dunwoodie de Yonkers. Entretanto, en el interior de la capilla, los nuevos diáconos en vías de convertirse en sacerdotes en mayo de 2021 irradiaban orgullo, alegría y gratitud.

Los seminaristas yacen postrados durante la ceremonia de ordenación. En el 2021, cinco de ellos serán ordenados sacerdotes.

Mons. Nicholas DiMarzio, obispo de la Diócesis de Brooklyn, fue el celebrante principal. Esta fue la primera ordenación de diácono de transición en el seminario desde Mons. James Massa, obispo auxiliar de Brooklyn, fuera nombrado su nuevo rector el pasado julio.

“Me llena de tanta gratitud a Dios por el don de estos hombres que servirán a nuestras diócesis en el área del estado de Nueva York y también a la Diócesis de Bridgeport en Connecticut”, dijo Mons. Massa. “Así que, estamos muy orgullosos de ellos”.

Los nuevos diáconos recibieron encomiendas para los fines de semana en las Diócesis de Brooklyn, la Arquidiócesis de Nueva York o la Diócesis de Rockville Center.

En estos roles, ayudarán en una amplia gama de tareas, como asistiendo a sacerdotes y obispos en la liturgia. Durante el resto de la semana continuarán con sus estudios, hasta que completen su formación de cuatro años en el seminario y sean ordenados sacerdotes en mayo. Mons. DiMarzio dijo que ordenar diáconos de transición es una parte vital de la responsabilidad de un obispo de “hacer otros sacerdotes”.

“Es realmente el centro de la misión episcopal”, agregó. “Tenemos que multiplicarnos. Tenemos que dar hombres a la Iglesia que continúen la tradición apostólica. Creo que es muy importante y es algo que me fascina”. Pero convertirse en diácono de transición también es una declaración de compromiso con el celibato.

Durante la homilía, Mons. DiMarzio les recordó a los nueve candidatos lo que eso significa. “Ahora se comprometen y crecerá como parte de sus vida”, dijo. “Les dará la habilidad de atraer a otros a Cristo.

Por eso hacen este compromiso. Quieren entregarse por completo al servicio de Dios y de la Iglesia, y nada más debería distraerlos de esa misión. Y es por eso que el celibato es el compromiso de hoy, para vivirlo por el resto de sus vidas”. Durante la ceremonia, los nueve candidatos se postraron ante el altar.

Más tarde, el obispo DiMarzio impuso las manos sobre la cabeza de cada uno de ellos y pronunció la oración de ordenación.

Mons. DiMarzio le impone las manos al ordenando Dominik Wegiel.

Entre los nuevos diáconos estaba Dominik Wegiel, de la parroquia de la Santa Cruz en Maspeth, Queens. Su asignación temporal es en la Catedral de St. Agnes de la Diócesis de Rockville Centre.

El diácono Dominik ya conoce la diócesis, se graduó de la Universidad Stony Brook, también en Long Island. Allí, estudió Economía, Matemáticas aplicadas y Contabilidad.

El candidato dijo que creció en la parroquia de la Santa Cruz y que sus padres, inmigrantes polacos, “realmente me inculcaron la fe”. El diácono dijo que sus fuentes de inspiración han sido san Juan Pablo II, el santo papa polaco, y el difunto Mons. Peter Zendzian, quien fuera párroco de la Santa Cruz.

Desde la catequesis, Mons. Zendzian, quien murió en 2015, alentaba a los niños a considerar la vida sacerdotal. “Me dije, ‘Sí, lo pensaré’ ”, recuerda el diácono. “Cuando estudiaba en la universidad, entré al Newman Club. Ahí fue donde mi fe comenzó a florecer. Cuando comencé a orar, comencé a escuchar el llamado al sacerdocio y dije ‘Sí’. Me siento bendecido de estar aquí”.

Los padres del diácono, Stanislaw e Iwona, asistieron a la ordenación con su hermano gemelo, Kacper, quien es maestro en Long Island City e instructor de Confraternidad de la Doctrina Cristiana (CCD, por sus siglas en inglés) en la Santa Cruz.

“Estamos muy orgullosos de nuestros dos hijos”, confesó la madre, “pero desde luego, hoy es el día de Dominik”. El diácono dijo que esperaba convertirse finalmente en un siervo de Dios. “Creo que en el mundo de hoy, percibimos la libertad como algo que ponemos en función de nosotros mismos”, dijo.

“Pero la verdadera libertad es cuando la pones en función de los demás, por amor a Dios y por amor al prójimo. Confío en que cuando sea sacerdote, proclamaré el Evangelio con la plenitud de la verdad, la pasión y la fe. Como diácono, el verdadero desafío para mí no es solo predicar el Evangelio, sino vivirlo como ministro y siervo de Dios. Ahora estoy en el ojo público. Cualquier cosa que haga será examinada, así que es un reto para mí vivir una vida de santidad de una forma muy pública y a la vez muy poderosa”.