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Obispos viajan a la frontera para protestar por políticas migratorias

ROMA—. Después de semanas de protestas activas contra la política de separación de la familia de la administración Trump, Crux se enteró que varios obispos viajan a la frontera de Estados Unidos y México este fin de semana como parte de una delegación del episcopado estadounidense en solidaridad con los inmigrantes.

Múltiples fuentes han confirmado a Crux que la delegación planea celebrar una misa en la Basílica de Nuestra Señora de San Juan del Valle el domingo en el corazón del Valle del Río Grande, que ha sido durante mucho tiempo un popular lugar de peregrinación para los católicos latinos, así como también visitar el centro de detención de Brownsville, Texas.

En abril, la administración de Trump promulgó una política de disuasión de “tolerancia cero”, dirigida a reducir el número de personas que buscan llegar a los Estados Unidos, separando a los padres de sus hijos al llegar a la frontera.

Durante ese período, se cree que más de 2.300 niños fueron detenidos y enviados a instalaciones de detención en condiciones cuestionables. Si bien la política estuvo en vigor durante las administraciones de Bush y Obama, Trump se convirtió en el primero en aplicarla.

Tras provocar manifestaciones de rechazo entre los miembros de ambos partidos políticos, el presidente firmó una orden ejecutiva el 20 de junio, en la que suspendió la práctica.

El presidente Donald Trump firmando la orden ejecutiva que pone fin a la política de separación familiar en la frontera. (CNS/Leah Millis, Reuters)

En la reunión bianual de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) a principios de este mes, el Cardenal Joseph Tobin, Arzobispo de Newark, Nueva Jersey, sugirió que los obispos envíen una delegación para inspeccionar las instalaciones de detención de niños para ofrecer una señal física de solidaridad con migrantes y refugiados.

En ese momento, Tobin lamentó el “endurecimiento del corazón estadounidense” y recomendó a la delegación “como una señal de nuestra respuesta pastoral y protesta contra lo que se está haciendo a los niños”.

Poco después, el presidente de la USCCB, el cardenal Daniel DiNardo, anunció que el obispo Joe Vásquez, jefe del Comité de Migración de la USCCB, y el arzobispo José Gómez, jefe del grupo de trabajo sobre migración, serían responsables de explorar la posibilidad de organizar una delegación fronteriza, una ideas que fue recibida con una ronda de aplausos de los obispos en la reunión.

Tras las elecciones de Trump, en noviembre de 2016, la inmigración ha pasado al centro del escenario como la prioridad número uno para los obispos de los EE.UU.

En abril de 2014, el cardenal Sean O’Malley de Boston encabezó una delegación de ocho obispos que viajó a Nogales, Arizona, donde celebraron misa ante el muro de seguridad de 20 pies de altura. Más recientemente, en febrero de 2016, el papa Francisco visitó Ciudad Juárez, México, y celebró la Misa en la frontera, donde consideró la migración forzada como una “crisis humanitaria”.

“Pidamos juntos a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas, pidamos que nos dé corazones abiertos como los ninivitas, abiertos a su llamado escuchado en los rostros sufrientes de innumerables hombres y mujeres”, suplicó. “¡No más muerte! ¡No más explotación!”