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¿Por qué somos religiosos?, científicos responden

NUEVA YORK, (Por David Gibson/CNS)—. “La mayoría de los seres humanos creemos (y tenemos la esperanza) de que la vida tiene un significado”, esta afirmación aparece en la lista de tesis en torno a las que Rodney Stark, el reconocido sociólogo de la religión, construye su nuevo libro Why God? Explaining Religion Phenomena, publicado por la editorial Templeton Press (Conshohocken, Pennsylvania, 2017).

La pregunta central de Stark es “¿Por qué la mayoría de las personas son religiosas?” Y una de las respuestas a las que arriba en su larga lista de explicaciones —la No. 192, para ser exactos—, es que “la base eterna de la religión será la convicción humana y la esperanza de que la vida tiene un significado”.

Portada de ‘Why God?’, publicado por Templeton Press. (Cortesía de la editorial)

Escribiendo como científico social, Stark se esfuerza por “explicar el lado humano de la religión”, que él llama “el único aspecto de la religión al que puede aplicarse la ciencia social”. Por esa razón, el objetivo de su libro no es convertir, catequizar o dar vida a la fe para los lectores, como muchos libros en el ámbito religioso pretenden hacer.

Más bien, en su mayor parte, este libro intenta ver las religiones con una mirada de forastero, por así decirlo. Él pregunta: “¿Por qué la gente cree en los dioses? ¿Por qué rezan? ¿Cómo ocurren las revelaciones?”

Este libro está destinado, entonces, a aquellos lectores curiosos que se preguntan por qué las religiones se desarrollaron en el mundo y por qué un gran número de personas considera la religión parte esencial de la vida. Si Stark considera o no que la religión es una parte esencial de su propia vida, no tiene aparentemente ninguna importancia en este libro.

Sin embargo, Stark no es un completo extraño para la religión, ya que se crió dentro de la tradición cristiana y tiene fuertes opiniones sobre ciertas tendencias contemporáneas entre los cristianos.

Por tanto, este libro no está desprovisto de pasión por la religión. De hecho, Stark rechaza apasionadamente cualquier insinuación de que el ateísmo sea una especie de religión, afirmando que “todos los intentos de mantener religiones sin dioses son un fracaso rotundo”.

Uno se pregunta al leer “Why God? (¿Por qué Dios?)” si el libro bien hubiera podido titularse “¿Por qué la religión?” Sin embargo, su título refleja una fuerte posición que el autor quiere dejar clara sin concesiones. Rechazando la noción de que “varias filosofías de la vida como el humanismo secular, el existencialismo o, de hecho, la ciencia” puedan identificarse como religiosas.

“Las organizaciones religiosas a menudo fallan debido a una imagen insuficiente de Dios”, escribe Stark.

De hecho, al definir el término “religión”, afirma: “Una religión consiste en una explicación muy general del ser (metafísica) basada en la existencia de un dios o dioses, e incluyendo los términos de intercambio con un dios o dioses ( teología)”.

Estos términos de intercambio abarcan las expectativas religiosas de los creyentes, así como las recompensas esperadas de su compromiso de fe.

Stark codirige el Instituto de Estudios de la Religión de la Universidad de Baylor en Waco, Texas, una universidad cristiana fundada en la tradición bautista. Él es bien conocido por los científicos sociales que estudian los fenómenos básicos de la religión y, por momento, varios pasajes de este libro parece dedicados a abordar algunos de estos debates directamente.

El rango de sus preocupaciones en “Why God?” es amplio, y se remonta en el tiempo a los orígenes de varias religiones, pero también haciendo referencia a nuevos movimientos religiosos.

Algunas de sus conclusiones pueden sorprender a los lectores. Por ejemplo, al discutir cómo crece la membresía de una religión, impugna la opinión de que la propagación del cristianismo en sus primeros siglos fue un proceso milagroso, sosteniendo la idea de que en realidad “pasó tiempo mucho más que suficiente para que el cristianismo lograra” la cantidad de creyentes alcanzada en el siglo IV a través de un proceso de crecimiento convencional.

Entre muchos otros puntos de interés, Stark analiza:

  • Importancia del monoteísmo: “Solo un Dios de alcance infinito parece capaz de ser una fuerza moral”, comenta. Él dice que se necesita “un Dios de alcance infinito” que exija del creyente “una relación obediente, exclusiva y eterna”.
  • Nuevos movimientos religiosos: Estos, concluye, contrariamente a los puntos de vista populares, tienden a no ser iniciados por los pobres que sufren sino por “personas privilegiadas que sufren de privaciones espirituales”. Él cree que una causa común de la privación espiritual “es la imagen cada vez más vaga de Dios presentada por una religión monopólica”.
  • Enfermedad mental: Stark califica de “falsa” la noción de que las personas que padecen de problemas mentales tienden más que otras a sentirse atraídas por la religión. En cambio, afirma, “las personas con una salud mental deficiente tienden a ser menos religiosas”.

Un punto clave en “Why God?” que algunos probablemente querrán discutir con mayor profundidad es el complejo examen que realiza Stark de lo que él llama grupos religiosos de alta y baja intensidad. “Todas las organizaciones religiosas pueden ubicarse a lo largo de un eje de tensión entre el grupo y su entorno sociocultural”, observa.

Esta tensión se relaciona con “el grado de distinción, separación y antagonismo entre una organización religiosa” y su entorno cultural. Estados Unidos, señala Stark, “fue fundado por miembros de sectas de alta intensidad”. Pero a medida que pasó el tiempo, muchos “comenzaron a disminuir su tensión”.

Stark también analiza la tendencia entre “las organizaciones religiosas a moverse progresivamente de mayor a menor tensión” para satisfacer los deseos de sus miembros. Debido a esto, existe la tendencia a haber “un exceso de oferta de organizaciones religiosas de baja intensidad”. Pero en algún momento, indica, “las organizaciones religiosas de baja tensión” suelen experimentar una “declinación de su membresía”.

Lo que eso implica o no para los creyentes contemporáneos, —por cómo su relación con su entorno afecta para bien o para mal su vida religiosa—, no es un tema nuevo. Sin embargo, es probable que después de leer este libro, los creyentes tengan muchos meas elementos para debatirlo.

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Gibson fue el editor fundador de Origins, el servicio de documentales de Catholic News Service. Se retiró en 2007 después de ocupar ese puesto durante 36 años.