CHINATOWN – El padre Félix Varela – el exiliado cubano que hace 200 años desembarcó en Manhattan para servir a los inmigrantes marginados – recibió honores el 23 de septiembre de manos del hombre que dirige el gobierno nacional y el partido comunista de Cuba.
El lugar elegido fue la histórica iglesia católica de la Transfiguración, fundada en 1836 por el padre Varela, que es candidato a la santidad. Allí, el presidente Miguel Díaz-Canel y Bermúdez depositó flores en la escultura del busto del padre Varela en el interior de la iglesia.
El humilde sacerdote (1788-1853) es considerado “venerable” por su tenaz labor misionera en favor de los empobrecidos recién llegados a América.
Pero en su país natal, el padre Varela es venerado como líder revolucionario por la independencia de la monarquía de España. En Cuba, con frecuencia se refieren a él como “el que nos enseñó a pensar”.
El gobierno cubano no reconoce el ministerio de santidad del padre Varela, dijo el obispo auxiliar emérito Octavio Cisneros, de Brooklyn, que asistió a la visita del presidente a la Transfiguración.
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“Pero aquí se convierte en uno de los grandes y santos sacerdotes dedicados a los pobres, los hambrientos y los olvidados – la mayoría de ellos, europeos, y la gran mayoría, irlandeses”.
El obispo Cisneros es natural de Cuba y abandonó el país de niño tras la toma del poder por los comunistas en los años sesenta. Es devoto del padre Varela desde hace mucho tiempo y vicepostulador de la causa para su canonización.
Díaz-Canel se encontraba en Manhattan desde el 17 de septiembre para una semana de reuniones en la 78ª Asamblea General de las Naciones Unidas. Pronunció un discurso en la ONU dos días después, el mismo día que el presidente Joe Biden.
La seguridad era estricta en el lluvioso Chinatown durante la visita del presidente cubano a la iglesia. Agentes del Servicio Secreto y de la policía de Nueva York esperaron hasta después de que se marchara para permitir la entrada a la iglesia a los reporteros de The Tablet y Currents News.
Aunque la visita del presidente fue breve, la conmemoró con un post en las redes sociales: “En la Iglesia de la Transfiguración, en Nueva York, honramos al padre Félix Varela, que llegó a esta ciudad hace 200 años. ‘El que primero nos enseñó a pensar’ quería que Cuba fuera una isla tanto en lo político como en lo natural y que sólo debiera su independencia a sus hijos.”
Durante su discurso en la Asamblea General, el presidente citó al líder comunista Che Guevara para afirmar a los “explotados y humillados”.
En una entrevista de 2021 con The Tablet, el obispo Cisneros comentó el retrato icónico de Guevara, a menudo recreado en la cultura popular. A la inversa, el obispo Cisneros dijo que la imagen le recordaba “al demonio”.
A continuación, relató cómo Guevara cumplía las directivas de mano dura del difunto dictador Fidel Castro. Tras la revolución de 1959, expulsaron de Cuba a casi el 75% del clero católico. El obispo Cisneros nació allí en 1945.
Aún así, la visita del presidente a la Transfiguración fue cordial. El obispo Cisneros dijo que el presidente pidió la visita y el cardenal Timothy Dolan se la concedió.
El cardenal Dolan se dirigía a la visita, pero antes de que pudiera llegar, el presidente se retiró.
“Me encargué de saludar al presidente y darle la bienvenida a la iglesia”, dijo el obispo Cisneros. “Nunca decimos que no a nadie que venga a una iglesia. Así que intenté explicarle un poco en qué consiste esta iglesia, esta parroquia”.
El padre Varela fue designado para representar a Cuba en el órgano de gobierno en España, pero su defensa de la independencia de América Latina y del fin de la esclavitud irritó a la corona y le convirtió en un hombre marcado.
El sacerdote huyó de su puesto en España y se exilió, para nunca volver a ver Cuba. Eso seguramente lo sabía el presidente, dijo el obispo Cisneros.
Describió cómo le contó al presidente que el padre Varela instituyó múltiples programas para aliviar la miseria abarrotada y plagada de enfermedades del bajo Manhattan del siglo XIX.
Entonces prevalecía una mentalidad anticatólica, lo que hizo su trabajo mucho más difícil. Aun así, él prevaleció, visitando a los enfermos de cólera en los hospitales y, sobre todo, ayudando a las mujeres a adquirir habilidades laborales y a trabajar para evitar que se convirtieran en prostitutas.
El padre Varela enfermó y se retiró a San Agustín, Florida, donde murió a los 64 años en 1853. El Papa Benedicto XVI le nombró “venerable” en 2012. El siguiente paso es la beatificación, a la espera de que se le atribuya un milagro.
El obispo Cisneros dijo que no tenía ni idea de si el presidente recordaría algo sobre el ministerio del padre Varela en Nueva York, o si le importaría compartirlo en Cuba.
“¿Qué hay en su corazón? Dios sabe”, dijo el obispo Cisneros. “Espero que de alguna manera la gracia de Dios lo esté tocando. Porque todavía queda mucho por hacer en Cuba. Muchos jóvenes están presos por razones políticas.
“Pero Varela hablaba de la verdad y la libertad. ¿Qué sacerdote católico puede no predicar eso?”
Bill Miller