QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS EN CRISTO:
Durante más de 50 años, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado el mensaje del Santo Padre en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Este año fue: “Somos miembros los unos de otros” (Ef 4,25). De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana. Esta es una referencia metafórica a cómo las redes sociales a las que pertenecemos deberían contribuir a la comunidad como red entre las personas.
Recientemente, un artículo en una de nuestras publicaciones más importantes destacó cómo la Iglesia Católica fue el primer grupo religioso significativo en poner la Internet al servicio de la propagación de la fe. Tal vez fue el apóstol San Pablo, al proclamar el Dios verdadero a los filósofos epicúreos y estoicos en el Areópago de Atenas en Grecia, como se describe en los Hechos de los Apóstoles, el primero en utilizar los medios de comunicación social disponibles en aquel entonces para propagar y explicar nuestra fe en Jesucristo. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tratado continuamente de comunicar la fe a través de todos los medios posibles. Los medios de comunicación han cambiado a lo largo de los siglos, conduciéndonos hasta este momento sin precedentes en la historia de la humanidad, cuando la comunicación es tan accesible y tan universal.
En la mensaje de este año, nuestro Santo Padre, el papa Francisco, establece una comparación entre la comunidad de fe y la comunidad que se puede encontrar a través del uso de Internet cuando dice: “Es evidente que, en el escenario actual, la social network community no es automáticamente sinónimo de comunidad. En el mejor de los casos, las comunidades de las redes sociales consiguen dar prueba de cohesión y solidaridad; pero a menudo se quedan solamente en agregaciones de individuos que se agrupan en torno a intereses o temas caracterizados por vínculos débiles”. Reconocemos que las redes sociales como medios de comunicación pueden, de hecho, ser débiles e incluso ser utilizadas con propósitos negativos. El Santo Padre continúa explicando que el acoso cibernético es uno de los peligros de las comunicaciones sociales modernas.
Por otro lado, cuando observamos los múltiples medios de comunicación disponibles para ejercer la difusión de la fe, reconocemos la negatividad que puede ser parte de la comunicación social actual. Y vale la pena superarlo por el tremendo bien que también podría hacer el uso de estos medios de comunicación más modernos.
Uno de los asuntos teológicos interesantes que el papa Francisco destaca en su mensaje es que la comunicación es una manera de participar en la vida de la Santísima Trinidad: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esto se debe al vínculo de la unidad que comparten, que es un vínculo de amor. Están constantemente en comunicación unos con otros. Se convierten en el modelo para todos nosotros al mostrarnos cómo deben ser la familia humana y la comunidad. La Trinidad modela toda la comunicación humana. Cuando lo pensamos en estos términos, reconocemos lo sagrado que posee la comunicación. Una de las responsabilidades es que la comunicación debe ser veraz. Es una enorme responsabilidad hablar sobre la fe o sobre los demás. Siempre debe haber una preocupación real por la atención constante a la verdad.
En nuestra propia diócesis de Brooklyn y Queens, gozamos del privilegio de tener DeSales Media Group, que permite a la Diócesis de Brooklyn estar entre los mejores en el uso de los medios de comunicación social disponibles en la actualidad para el servicio de la fe. Durante más de 100 años a través de The Tablet, nuestro periódico diocesano, y durante 50 años, nuestros ministerios de televisión, conocidos hoy en día como NetTV, New Evangelization Television, y ahora a través de Internet y todos los otros medios de comunicación social que se utilizan; estamos presentes haciendo todo lo posible para proclamar y propagar nuestra fe católica al resto del mundo. El Día Mundial de la Comunicación de este año, celebrado el pasado 8 de mayo en la Diócesis de Brooklyn, tiene el tema: “El poder de la historia: acrecentando la iglesia católica a través de la Buena Nueva”. Nuestro orador principal y homenajeado este año fue Monseñor Sean Ogle, párroco de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en Astoria. Mons. Ogle es posiblemente uno de los historiadores más talentosos de toda la diócesis. Él conoce muy bien nuestra historia hasta el día de hoy, y lo he escuchado contar algunas de las mejores historias sobre la diócesis. Su especial manera de narrar las historias nos mantiene interesados, son historias que realmente transmiten un buen mensaje.
Cada vez que intentamos comunicarnos con otros, es como remar mar adentro. Nunca es fácil lograr una comunicación real con otra, que pueda resultar en un verdadero diálogo. El deber sagrado de la comunicación nos ofrece la oportunidad de proclamar al mundo la Buena Nueva; la noticia de que Jesús, el mejor comunicador de todos los tiempos, nos ha regalado la salvación a través de Su sacrificio.
Sigue a Mons. DiMarzio