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BROOKLYN—. En medio de la desesperación, una mujer musulmana confió su hija de dos semanas, Maheen, al cuidado del sacerdote y el personal de la parroquia Nuestra Señora del Refugio.
El pasado 20 de noviembre, unos días antes de Acción de Gracias, el padre Saint Charles Borno estaba reunido con el personal de la parroquia cuando uno de los secretarios se acercó y le anunció: “Padre, tenemos una situación”.
Una mujer pakistaní, junto con su padre y sus primos, había venido a la parroquia a dejar un bebé. Después del shock inicial, el primer pensamiento del párroco fue cómo cuidaría a un recién nacido. Un problema que se solucionó de inmediato ya que todo el personal fue a hablar con la familia, y se hicieron cargo del cuidado de la bebé emocionados y ansiosos por hacer todo lo posible para garantizar el bienestar de la recién nacida.
Joane Lawrence, la asistente administrativa, estaba tan afectada por toda la situación que no pudo hablar de ello ni una semana después. Ella misma tiene un bebé escondido debajo de su corazón, ya que tiene siete meses de embarazo. Al menos por un breve momento, ambos bebés compartieron su abrazo.
La familia explicó que, debido a ciertas circunstancias, no podían cuidar de la bebé y garantizar su seguridad. Así que el personal de la parroquia trató de averiguar qué hacer a continuación. El salmista Frantz Lafortune tiene varios amigos en el 70th precinto policial, por lo que intentó llamarlos, pero no pudo contactarlos. El padre Borno llamó a la diócesis, donde le aconsejaron llamar a la policía o al departamento de bomberos.
Entonces llamaron al 911.
“Vinieron muchos policías”, cuenta Lafortune.
El padre Borno dijo que la policía hizo un gran trabajo asegurándose de que estuvieran bien y ellos mismos llamaron a la Administración de Servicios para Niños (ACS), que llegó en menos de dos horas para recoger a la bebé.
Durante esas dos horas, la parroquia fue la familia de este bebé.
Borno está acostumbrado a que le llamen “padre” desde hace 14 años, pero en ese día sintió lo que esa palabra significa en todas su extensión.
“Me convertí en padre”, dijo describiendo la sensación que tenía cuando sostuvo al bebé. El sacerdote tiene sobrinos y ahijados pero esto era diferente. Era enfrentarse de pronto a la responsabilidad personal de cuidar este precioso don de Dios, de proteger una vida tan frágil.
“Este es un testimonio de quiénes somos como Iglesia”, dice. “La iglesia católica se preocupa por los desamparados. Siento que cumplí con mi deber de sacerdote”.
Aunque fue la parroquia la que asumió la responsabilidad de cuidar al bebé, este episodio transformó la vida no solo de la pequeña Maheen, sino de todos los involucrados. El párroco confiesa que la diminuta bebé y su vulnerabilidad, le impactaron de una manera que nunca olvidará. Él siente que ella renovó su celo pastoral y su compromiso de proteger a los niños, especialmente en estos momentos en que es tan difícil para las mujeres cuidar de sus bebés.
También es muy probable que no sea la última vez que el padre Borno vea a la pequeña Maheen.
Encuentran una mamá
Después de que la ACS llegó y se hizo cargo de la custodia de la bebé, Lafortune llamó a su prima, como siempre hace, para contarle los sucesos del día. Y, por supuesto, no podía faltar la historia de la bebé.
“Deberías haberme llamado”, le dijo su prima, Elizabeth Soring, una católica que vive en Jamaica, Queens. Ella la habría adoptado. Soring es de herencia haitiana y del sudoeste asiático, lo cual la conecta, en cierto modo, con el bebé.
Lafortune no podía imaginar que ella estaría interesada, y de todos modos, ya no podían hacer nada porque a esas horas ya la bebé estaba en otras manos.
Sin embargo, los planes de Dios siempre son misteriosos. Más tarde esa noche, sonó su teléfono. Era un oficial de policía del 70th precinto que le preguntaba si conocía a alguien que quisiera adoptar a Maheen.
Todo se puso en movimiento otra vez. Elizabeth Soring tiene conexiones en la corte de familia y pudo ponerse en contacto a través de ellos con la ACS. Ellos la ayudaron a tomar ciertos atajos dentro de toda la burocracia.
Apenas una semana después de que la bebé Maheen fue dejada en Nuestra Señora del Refugio, Lafortune y Soring se dirigían a Manhattan para recogerla de las instalaciones de ACS y llevarla a su nueva casa.
El padre Borno reza por ellos. Y aunque el entristece pensar en la situación que impulsó a una madre a entregar a su bebé, está agradecido de que su parroquia sirvió de refugio a la recién nacida.
La situación es, por supuesto, extraña, pero la hermana Celia Deutsch, N.D.S., dice que es tan sorprendente que una familia musulmana paquistaní haya venido en busca de ayuda a Nuestra Señora del Refugio. La hermana Celia trabaja como voluntaria de coordinadora parroquial de relaciones interreligiosas. Ella es cofundadora de la Coalición Interreligiosa de Brooklyn, un grupo que reune a los principales líderes y fieles de las religiones judía, católica y musulmana en Flatbush. La hermana Celia también trabaja con su orden internacionalmente ayudando a unir a personas de diferentes credos.
Nuestra Señora del Refugio es una parroquia conocida por su ayuda a todos los necesitados independientemente de su fe religiosa, y organiza conjuntamente con la coalición eventos de sociales, benéficos y de justicia social. La parroquia también dirige un banco de alimentos para los necesitados en el área.
Sólidos lazos comunitarios
El Fatbush existe un diálogo interreligioso fuerte y positivo, dice. Los fcreyentes de todas las religiones se expresan abiertamente sobre su fe. Nos cuenta que cuando vivía en el área escuchaba frecuentemente diálogos sobre Dios entre creyente de diferentes religiones. Allí también ha sido testigo de primera mano de el amor y la cordialidad entre los vecinos.
Por eso asegura que no es nada del otro mundo que una familia musulmana paquistaní busque refugio y alivio en una Iglesia Católica que lleva el nombre de la madre de Dios.