Columna del Obispo

Resultados de una intensa reunión de obispos

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS EN CRISTO:

Tras regresar de la reunión general de primavera de los obispos de Estados Unidos, me complace compartir con ustedes los resultados de nuestra intensa reunión.

Un tema importante fue el seguimiento de la carta apostólica del Santo Padre, “Vosotros sois la luz del mundo” (Vos estis lux mundi), que establece nuevas normas procesales para combatir el abuso sexual. En ese Motu Proprio, que se considera ley de la Iglesia en virtud de la autoría del Sumo Pontífice, el papa Francisco ha ordenado que las Conferencias de obispos de todo el mundo instituyan procedimientos para denunciar los casos de abuso sexual a menores y jóvenes, haciendo hincapié en los obispos que estén involucrados en el mal manejo de estos casos.

Además, exige que se establezca un sistema independiente que permita a los fieles realizar fácilmente cualquier tipo de denuncia.

Gran parte de este importante trabajo ya se había realizado en la reunión que sostuvimos los Obispos en noviembre del año pasado; sin embargo, no se finalizó a la espera del resultado de la ley para la Iglesia Universal.

Me complace decir que los obispos de los Estados Unidos nos hemos adelantado bastante al resto de las Conferencias Episcopales en muchos aspectos, dada nuestra experiencia en el desarrollo de programas que facilitan el trabajo de reconciliación con las víctimas.

Se ha dicho que uno de los problemas que aún subsisten es hacer responsables a los obispos implicados; en primera instancia, por su propia actividad personal, pero también por el manejo adecuado de estos casos.

En primer lugar, debe decirse que el conocimiento del abuso siempre es complicado de obtener de manera oportuna que nos permita actuar de inmediato. Esto es importante que se entienda. Es bastante difícil que los eventos sucedidos en el pasado se presenten íntegramente, de manera objetiva y sin distorsión.

También hay que señalar que a la fecha de hoy, cualquier obispo que ha sido acusado y declarado culpable de su propia conducta sexual inapropiada, ha sido destituido de su posición. Por lo que podemos afirmar que, en general, el sistema de normas procesales establecido está funcionando.

Sin embargo, el deseo del Santo Padre es que las Conferencias Episcopales de todo el mundo establezcan su jurisdicción sobre parámetros estándares en un proceso para denunciar el abuso sexual y su manejo por parte de los obispos. El documento “Vosotros sois la luz del mundo” recuerda a los obispos que somos los sucesores de los Apóstoles y debemos arrojar luz sobre el Evangelio.

Incluso cuando nos invade la oscuridad, debemos desbrozar el camino para que la luz de Cristo brille sin obstáculos.


Tres documentos clave

Básicamente trabajamos con tres documentos que fueron considerados y aprobados por una abrumadora mayoría. El primero fue un sistema independiente de denuncias, similar a los “canales éticos de delación”, que será telefónico y a través de la web.

De esta manera, cualquier persona puede denunciar una conducta impropia con relación al comportamiento de cualquier obispo y/o la falta de acción sobre un caso particular. Muchos detalles deben ser resueltos, sin embargo, en general, esto fue requerido por el documento papal y ya ha sido implementado por los Obispos de los Estados Unidos.

El segundo documento reafirmaba nuestras obligaciones episcopales, donde los obispos nos comprometemos a defender el Motu Proprio del Santo Padre, así como a alinearnos estrictamente a cualquier programa nuevo que fomente la transparencia.

Finalmente, el tercer documento confirmó el sistema por el cual el Arzobispo Metropolitano de cada Provincia (en los Estados Unidos hay 22), sería designado para recibir quejas sobre otros obispos. En caso de que la queja fuera sobre el Arzobispo Metropolitano, entonces se dirigiría al subalterno u obispo sufragáneo más antiguo de la Provincia.

Este es un asunto complicado que necesita ser resuelto. Pero una vez más, cuando se trata de una acción más ética que criminal, el Arzobispo Metropolitano aún puede hacer uso de su poder. Sin embargo, cuando se trata de la denuncia de un delito, debe comunicarse, como en cualquiera de los demás casos directamente a las autoridades civiles.

Es necesario que esto se cumpla para que no haya indicios de encubrimiento o indicación de que, de alguna manera, la Iglesia nos está vigilando como Obispos. Cuando todo está dicho y hecho, creo que hemos fortalecido el sistema de responsabilidad episcopal.

Esto ahora hace que sea bastante claro y oneroso para un obispo asegurarse de que supervisa la obra de la justicia no solo para él, sino también para aquellos de quienes es responsable.


Implicación de los laicos

El National Review Board (NRB) entregó un acta a todos los obispos. El informe recomienda la participación de los laicos en el proceso para el sistema de adjudicación metropolitana, que fue identificado.

Desde el año 2002, ha sido costumbre utilizar juntas de revisión laicas, con solo uno o dos miembros del clero. Algunos laicos son los encargados de investigar cualquier acusación que se envía al obispo y hacen una recomendación final al Metropolitano.

En la reunión también se discutieron otros temas importantes, como las nuevas pautas para los diáconos permanentes en los Estados Unidos y una nueva traducción de los Ritos de ordenación de diáconos, sacerdotes y obispos.

Manifestantes marchan para protestar contra la pena de muerte durante una concentración organizada por “Católicos contra la Pena de Muerte-Sur de California” en Anaheim, el 25 de febrero de 2017. (Foto del CNS / Andrew Cullen, Reuters)

Pena de muerte 

Otro de los temas tratados fue la actualización del Catecismo de la Iglesia Católica para incluir una nueva declaración sobre la pena de muerte.

San Juan Pablo II, en “El Evangelio de la vida”, mostró que el magisterio sobre la pena de muerte ha evolucionado: “Por consiguiente, la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona”.

Si bien esto no es una prohibición absoluta de la pena de muerte, establece claramente que la pena de muerte ya no es justificable o razonable. Esta es una afirmación de que el uso de la pena de muerte es sumamente ineficiente y no promueve la cultura de la vida.

Problemas complejos 

Estas reuniones de obispos no son como ir de vacaciones, sino intensas horas de debates largos y detallados.
Este año llegaré al final de mi propio ministerio episcopal.

Aunque los obispos retirados son bienvenidos a estas reuniones, no se les permite votar. Lo más probable es que continúe sirviendo como asesor de las juntas directivas del Comité de Migración de la USCCB y de la Red de Inmigración Legal Católica, Inc. (CLINIC), como me han pedido que haga.

Para mí, será un privilegio ofrecer cualquier servicio posible en el futuro. Creo que los fieles deben entender que cada vez que los obispos asistimos a estas reuniones nos estamos lanzando mar adentro, muchas veces remando entre el conflicto y la ambigüedad.

Sin embargo, por la Gracia de Dios, podemos enfrentarnos a estos temas complejos por el bien común de la Iglesia y encontrar soluciones que nos guíen hacia el futuro.