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BROOKLYN, Nueva York—. Una reliquia de primer grado de San Juan Pablo II ha llegado a su nuevo hogar, la parroquia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Cientos de fieles se reunieron en la iglesia de Ridgewood este 18 de marzo para asistir a la misa en honor al Sumo Pontífice que siempre les transmitió consuelo, conexión cultural y pasión por su fe.
Mons. Mieczysław Mokrzycki, arzobispo de la Arquidiócesis de Lviv, Ucrania, quien fue asistente del papa San Juan Pablo II, viajó hasta Queens para traer la reliquia a la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Para regocijo del padre Anthony J. Sansone. Ahora, la reliquia —un mechón de cabello del Papa peregrino— llegó a la parroquia para quedarse.
“Estaba muy emocionado, muy feliz de recibir esta reliquia”, dijo el sacerdote. “Espero y rezo por que traiga muchas bendiciones a los feligreses”.
“Pensé que esta sería la oportunidad perfecta para congregar a toda la parroquia”, agregó. “Aunque hablamos tres idiomas diferentes, los vemos como una sola comunidad. Este es uno de los ejemplos que Juan Pablo II nos dio”.
Mons. Mokrzycki habló en polaco durante toda la misa, pero en su homilía, leída en inglés por el padre Sansone, dijo que eventos como este “nos ayudan a crecer en la fe y a compartir un mismo sentimiento”.
“El recuerdo de nuestro amado Papa nos congregan hoy en oración y en adoración”, comentó el arzobispo. “Tuve la alegría y el honor de servirle de cerca durante los últimos nueve años de su vida, y todos hemos sido animados por su humanidad y su amistad. Juan Pablo II fue un ejemplo de humanidad sincera y profunda espiritualidad, un maestro y testigo de una fe inquebrantable”.
Monseñor recordó al Papa como alguien que siempre oraba primero, postrándose en el piso cada mañana y ofreciendo el día a la Santísima Virgen María rezando el Rosario. Nunca faltó un jueves a la Hora Santa ni al Vía Crucis del viernes.
“Todos sus pensamientos iban dirigidos a Dios y la iglesia”, agregó el arzobispo Mokrzycki. “Su vida estaba inmersa en la oración. Parecía ser una oración viviente”.
En lo que respecta a su ministerio, “se preocupaba por todos” y “se tomaba en serio todos los problemas”, confiesa el arzobispo.
“Por esta razón, estar en contacto con él nos acerca más a Dios”, recordó el arzobispo Mokrzycki. “A menudo muchos me decían después de conocerlo que un brillo sobrenatural brotaba de su persona. La oración era como oxígeno para su alma”.
Al final de la celebración, los miembros de la comunidad se dirigieron a la parte delantera de la parroquia para venerar la reliquia, besando el relicario de oro.
Walter Powles, quien es feligrés hace 35 años de esta parroquia y vive desde hace cuatro décadas en Ridgewood junto a su esposa Katherine, fue uno de los que pudo besar el relicario.
“Es la reliquia de un Papa extraordinario, a quien amamos profundamente”, dijo Walter. “Le rezaremos y con suerte nos llegará su bendición. Fue un gran honor recibir la visita del arzobispo”.
Bozena Wrobel, una parroquiana que hace 20 años llegó de Polonia, confesó entre lágrimas que la presencia de las reliquias de San Juan Pablo es un consuelo para ella después de la muerte de su esposo, el pasado mes de octubre.
“Esto es muy importante para mi país, muy importante para mi familia”, dijo Bozena. “Vendré todos los domingos por mi esposo, por mi familia”.
Agnieszka Kulikowski, quien hizo una de las lecturas en la misa, explicó que la reliquia tiene un profundo significado para la comunidad polaca de la parroquia.
“Es especial para nosotros”, reconoció Agnieszka. “Juan Pablo II está cerca de nuestros corazones. El era polaco. Es como si ahora estuviera entre nosotros”.
Otra feligresa, Margaret Baclawski, dijo que pensaba de la misma manera.
“Me siento bendecida de tener esta reliquia en nuestra parroquia”, dijo. “Era una persona realmente genial. Era el Papa perfecto. Nació para ser Papa”.
Cuando el padre Johny Chengalan Thomas, de la orden Carmelita de María Inmaculada y vicario parroquial de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, se enteró de que la reliquia vendría a la parroquia, supo que esto atraería a muchos vecinos de los alrededores.
“Estaba pensando que, ya que tenemos una buena demografía, la parroquia se convertirá en un centro de adoración”, dijo el padre Thomas. “Los polacos de nuestro vecindario sienten que este es como su segunda casa”.
La reliquia ahora tiene un hogar permanente en la iglesia, junto a una estatua del Santo Padre, la imagen de la Divina Misericordia y una estatua de Santa Faustina. El papa San Juan Pablo II, quien fue canonizado en el año 2014 por el papa Francisco, fue conocido por su dedicación a vivir y enseñar el mensaje de la Divina Misericordia de Jesús, como fue revelada a santa Faustina y quedó registrado en su diario.
Todos los fieles deben esforzarse por modelar sus vidas en el ejemplo de Juan Pablo II, destacó el arzobispo Mokrzycki en su homilía.
“Tal vez ahora esté más vivo que nunca”, dijo el arzobispo. “Podemos rogar a sus reliquias, orar por su intercesión. Si lo veneramos como un santo, si lo invocamos como nuestro protector y nuestro patrón, si le suplicamos que ruegue por nosotros, entonces deberíamos parecernos más a él. Nosotros también debemos hacer un esfuerzo por ser hombres de Dios, santos como él fue santo”.