De su puño y letra nos ha quedado esta cartita de Joselito a su madre: “Cotija, 6 de febrero de 1928. Mi querida mamá: Fui hecho prisionero en combate en este día. Creo que en los momentos actuales voy a morir, pero no importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios. No te preocupes por mi muerte; antes diles a mis hermanos que sigan el ejemplo que les dejó su hermano el más chico. Y tú haz la voluntad de Dios, ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre. Salúdame a todos por última vez y tú recibe el corazón de tu hijo que tanto te quiere y verte antes de morir deseaba. José Sánchez del Río”.
“Joselito”, como se le conoce al pequeño cristero, nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, en el estado mexicano de Michoacán. A los 14 años, pidió permiso a sus padres para enlistarse como soldado del general Prudencio Mendoza y defender la causa de Cristo y de su Iglesia. Cuando le pidió permiso a su madre para unirse a los cristeros le dijo para convencerla: “Mamá, nunca había sido tan fácil ganarse el Cielo como ahora, y no quiero perder la ocasión”.
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Los “cristeros” fueron laicos, presbíteros y religiosos católicos que se levantaron en armas ante las prohibiciones religiosas del Gobierno de Plutarco Elías Calles en México a inicios del siglo XX. Se los llamó cristeros por su famoso grito “¡Viva Cristo Rey!”. Esta guerra tuvo lugar entre 1926 y 1929, luego de que Elías Calles promulgara una ley, conocida como la “Ley Calles”, la cual restringía la libertad religiosa, al punto de que en las escuelas y congregaciones se prohibió la enseñanza de religión y los sacerdotes no podían vestir como tales. Se estima que 250 mil personas perdieron la vida entre ambos bandos.
San José Sánchez del Río —Joselito— fue torturado y asesinado el 10 de febrero de 1928, a la edad de 14 años, por oficiales del gobierno de Calles porque se negó a renunciar a su fe. Le cortaron la planta de los pies y fue conducido descalzo hasta su tumba. Mientras caminaba, rezaba y gritaba: “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”
Este grito guarda relación con la Fiesta de Cristo Rey, instituida en 1925 por el Papa Pío XI. Los cristeros con frecuencia añadieron a esta exclamación el nombre de Santa María de Guadalupe. El P. Eduardo Chávez, canónigo de la Basílica de Guadalupe, le dijo a Aciprensa que “la Virgen de Guadalupe y Cristo Rey siempre es un grito desde el alma, desde el corazón, desde la fe, un grito único doblemente grande”.
San Joselito fue beatificado en 2005 y canonizado por el papa Francisco el 16 de octubre de 2016. Sus reliquias fueron llevadas en peregrinación a la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, en lo que se llamó El Camino de la Fidelidad. Recorrió ciudades como Guadalajara, León, Morelia, Ciudad de México y Cancún, antes de llegar para la JMJ, donde fueron veneradas en la parroquia de San Judas Tadeo.
En el año 2012 se estrenó “Cristiada”, una película que cuenta varios momentos de la Guerra Cristera y de la vida del Beato Anacleto González, San José Sánchez del Río y otros santos mártires.