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En Brooklyn celebran a Santa Juana de Arco en la lengua de Dios

BROOKLYN, Nueva York—. Hace 11 años, el sábado 7 de julio de 2007, su Santidad, Benedicto XVI, publicó la carta apostólica Summorum Pontificum que restauraba la misa preconciliar o tridentina celebrada en latín. Lo que para algunos significaba devolver la majestuosidad a la misa de la Iglesia Católica Romana, y para otros revocar una de las decisiones esenciales del Concilio Vaticano Segundo: la reforma litúrgica.

La Misa Romana en su Forma Extraordinaria fue la forma escogida para celebrar la festividad de Santa Juana de Arco. (Foto: Joaquín Badajoz)

Para evitar malentendidos, el papa Benedicto XVI explica en una carta “Motu Propio” sobre el Uso de la Liturgia Romana previa a la reforma de 1970, dirigida a los obispos, que acompaña dicha epístola, que el miedo de que le esté restando autoridad a las decisiones del Concilio es infundamentado. “En este sentido hay que decir que el misal publicado por Pablo VI y luego republicado en dos ediciones posteriores por Juan Pablo II, continua siendo obviamente la forma normal —o Forma Ordinaria— de la Liturgia Eucarística. La última versión del Misal Romano previo al Concilio, publicado con la autoridad del papa Juan XXIII en 1962 y usado durante el Concilio, ahora puede ser usado como Forma Extraordinaria en las celebraciones litúrgicas. No es apropiado hablar de estas dos versiones del Misal Romano como si fueran ‘dos ritos’. Más bien se trata de dos variantes de un mismo rito”, explica el papa emérito.

Misa según el Rito Romano en su forma extraordinaria en la celebración de Santa Juana de Arco, virgen, en la iglesia de St Agnes en Brooklyn, Nueva York

Posted by Nuestra Voz on Wednesday, May 30, 2018

Esta polémica y misteriosa forma de la liturgia, que está llamando poderosamente la atención de los jóvenes católicos, fue la forma escogida para celebrar la festividad de Santa Juana de Arco, mártir de la religión y heroína nacional francesa, el pasado 30 de mayo, a las 7:00 pm, en la bella Iglesia neogótica de Santa Inés (St. Agnes) de Brooklyn.

“Esta misa no es un arcaísmo, sino todo lo contrario”, dijo el padre Fr. Richard Cipolla, en su homilía, poco antes de recordar que “esta forma del Rito Romano es la que Santa Juana conoció y amo tanto”.

“Cuando el papa Benedicto XVI aceptó que la Misa Tradicional Romana fuera una de las dos formas del Rito Romano, no solo restauró la Misa de los Siglos, también restauró la memoria de la Iglesia, porque esta es una misa que tiene cerca de dos mil años de historia, la misa que inspiró a tantos santos, la misa que impulsó a los misioneros a llevar la Buena Noticia de Jesucristo a los lugares más remotos del mundo”, explicó, apuntando que el uso de una lengua muerta o ritual, como el latín, elimina la barrera de los idiomas vernáculos en una nación tan políglota como Estados Unidos, reforzando, a su juicio, la unidad de la iglesia.

“Esta misa no es un arcaísmo, sino todo lo contrario”, dijo el padre Fr. Richard Cipolla, en su homilía, poco antes de recordar que “esta forma del Rito Romano es la que Santa Juana conoció y amo tanto”. (Foto: Joaquin Badajoz)

“No importa si hablas inglés o español o francés o filipino o vietnamita, todos pueden de rezar juntos en el idioma de la iglesia y experimentar el poder y la belleza de la misa tradicional”, dijo.

El su sermón, el padre Cipolla también recordó que cuando fue invitado a celebrar esta misa en la Forma Extraordinaria para la Festividad de Santa Juana aceptó con prontitud, “para invocar las oraciones de una santa que alguna vez fue una figura conocida en todo el mundo católico, pero lamentablemente ha pasado al olvido”, dijo.

“Santa Juana debe ser incluida entre esas mujeres fuertes de la fe que honran tanto el Antiguo como en Nuevo Testamento”, continuó. Una lista en la que también incluyó a Santa Escolástica, Santa Mónica, Santa Catalina de Siena, Santa Brígida de Suecia, Santa Hildegarda de Bingen, Santa Teresa de Ávila, Santa Madre Cabrini y Santa Edith Stein.

“Todas fuertes, valientes, encendidas con la fe de Jesucristo, todas hundiéndose en las profundidades de la fe católica con todo su ser, cuerpo y alma, y que permitieron que la gracia de Dios las transformara en iconos de su Hijo. Estas grandes mujeres son todas parte de la historia no solo de la Iglesia sino del mundo. Y en el mundo Occidental la historia no puede separarse de la historia de la Iglesia”, afirmó el padre Cipolla.

En un momento ]en el que el rol de la mujer en la historia y la sociedad se está redescubriendo, su sermón se dirigió de manera pertinente a destacar que Santa Juana de Arco jugó un papel histórico más importante que el de cualquier otro santo. “La doncella de Domremy, que escuchaba voces que le ordenaron salvar a Francia cuando ya casi no quedaba Francia, que se puso la armadura de un soldado y, contra todo pronóstico, devolvió la hombría a su país, esta joven que rompió el sitio de Orleans, liberó la ciudad de Reims y logró que Carlos V, un monarca débil y decadente, pudiera ser coronado en esa catedral y gobernar sobre una Francia unida que se libraría del dominio absoluto de los ingleses”.

El padre Cipolla también se refirió a la crueldad del tribunal eclesiástico de Rouen que “vergonzosa y horriblemente la sometió a un simulacro de juicio, la encontró culpable de brujería, herejía y hechicería y la quemó en la hoguera”.

Luego citó a Mark Twain, quien no era creyente, cuando escribió en su relato Santa Juana de Arco: “Teniendo en cuenta, como he sugerido antes, todas las circunstancias —su origen, juventud, sexo, analfabetismo, ambiente en que creció y las condiciones desfavorables bajo las cuales explotó sus grandes dones y realizó sus conquistas en el campo y ante los tribunales que la juzgaron—, es fácilmente y de lejos la persona más extraordinaria que la raza humana ha producido jamás”.

El ‘revival’ de la misa tridentina: ¿la favorita de los jóvenes?

Robert Jurman, maestro de ceremonia y entusiasta de esta misa tridentina, creció siendo monaguillo de la forma ordinaria, también conocida como Novus Ordo Missae, pero no fue hasta hace dos años que vivió una experiencia de la Forma Extraordinaria.

“Hace dos años me enamoré de la liturgia tradicional”, nos dice Robert Jurman (de pie), MC y entusiasta de la misa tridentina. (Foto: Joaquín Badajoz)

“Un domingo lluvioso hace dos años asistí a una misa en latín y la disfruté mucho. Regresé para una Missa Cantata (Misa cantada) y me enamoré de la liturgia tradicional. Un par de meses después comencé a servir en el altar en las Misas Latinas. Me he involucrado en este redescubrimiento de la Forma Extraordinaria porque en ella está la historia y la majestuosidad de la Iglesia, y todos los católicos deben tener el derecho de experimentar y asistir a una liturgia que tantos santos adoraron. Muchos santos, como Santo Tomás Moro dieron su vida por Dios a causa de esta liturgia.

Jurman cree que la Forma Extraordinaria está atrayendo a los jóvenes a la Iglesia porque se sienten particularmente atraídos por la manera gloriosa en al que se honra a Dios. “Tenemos la bendición de tener dos bellas liturgias en el Rito Romano, la Forma Ordinaria y la Extraordinaria. Creo que los jóvenes se sienten particularmente atraídos por la Forma Extraordinaria porque es la forma más majestuosa y gloriosa en que podemos honrar a Dios”, reflexiona.

(Foto: Joaquín Badajoz)

“Si miras la fraternidad de San Pedro, el Instituto Cristo Rey y las parroquias que ofrecen la Misa Tradicional en Latín, verás una amplia cantidad de hombres y mujeres jóvenes. En esta sociedad extremadamente relativista que se aleja radicalmente de las enseñanzas de la Iglesia sobre muchos temas, tales como; el aborto, el matrimonio y la moralidad, los jóvenes han desarrollado un deseo de tradición, verdad y bondad, y aspiran a difundir estas virtudes en el mundo”.

En nuestra diócesis de Brooklyn, Mons. DiMarzio ha sido generoso con la comunidad de la liturgia tradicional, abriendo varios canales para quienes quieren participar en estos servicios eucarísticos de manera regular. Cada domingo a las 9:30 a.m. se celebra misa en latín en Nuestra Señora de la Paz, en Carroll Gardens; así como durante la semana por las noches en la parroquia del Santo Nombre de Jesús, en Prospect Park.