En todos los tiempos ha habido epidemias y pandemias. Y en todos los tiempos ha habido héroes y santos que han escuchado la voz de Dios y han sido luz en medio de las tinieblas y dolor que envuelven estas enfermedades. La Virgen, invocada como María auxiliadora ha sido una intercesora especial.
SAN SEBASTIAN (n. 256), fue un soldado del ejército romano que murió atravesado por las fl echas, armas que se convirtieron en emblemas de las plagas. En el año 680 Roma clamó su intercesión ante la peste. Lo mismo hicieron Milán en 1575, Lisboa, en 1599, y otros lugares ante iguales calamidades. Su fiesta es el 20 de enero.
SANTA ROSALÍA (siglo XII). Es muy venerada en toda Sicilia y en Palermo, Italia, ciudad de la cual es patrona. El culto de esta santa fue promovido en todo el mundo por los Benedictinos porque al invocarla se obtenía protección contra enfermedades infecciosas como la peste. Su fiesta es el 4 de septiembre.
SANTA CATALINA DE SIENA (n. 1347). Su fiesta es el 29 de abril. La terrible Peste Negra que ha pasado a la historia como la gran mortandad y en la que pereció más de la tercera parte de la ciudad de Siena, ofreció a Catalina y a Raimundo de Capua, su director espiritual, una oportunidad para el heroísmo. En el Diálogo clama a Dios: “Por tu gloria, Señor, salva al mundo”.
A SAN ROQUE, se le invoca especialmente contra las plagas. Nació en Montpellier, Francia, en 1350. Salió en peregrinación a Roma, y en el camino, se dedicó a cuidar a los infectados por la peste que asolaba Europa, sanándolos con la señal de la cruz. Finalmente se contagió. Su fiesta es el 16 de agosto.
SANTA RITA DE CASCIA (n. 1381). Inmediatamente después de su muerte era ya venerada como protectora de la peste, probablemente por haberse dedicado al cuidado de los enfermos contagiados sin contraer nunca la enfermedad. Es este uno de los motivos por el que se la llama la “Santa de los imposibles”. Sus hijos murieron de disentería, una enfermedad común en la época. Su fiesta es el 22 de mayo.
SAN LUIS GONZAGA, patrón de los jóvenes, nació en Castiglione, Italia en 1568. En 1591 se desató la peste en Roma. En el hospital de la Consolación, Luis pasaba horas junto a las camas de los más necesitados. El ministro del Colegio, el padre Nicolás Fabrini, atestiguará más tarde: “Daba horror ver a tantos que se estaban muriendo. Andaban desnudos por el hospital y se caían muertos por los rincones, con un olor insoportable. Yo vi a Luis servir con alegría a los enfermos, lavándoles los pies, arreglándolos, dándoles de comer, preparándolos para la confesión y animándolos a la esperanza”. Se contagió de la enfermedad al poner en sus hombros a un contagiado y llevarlo al hospital. Su fiesta es el 21 de junio.
FRANCISCO Y JACINTA, los dos niños pastorcitos, videntes de la Virgen de Fátima, murieron a la edad de 10 años, víctimas de la gripe española que infectó a unos 500 millones de personas y causó la muerte de alrededor de 100 millones de personas entre los años 1918-1920. Celebramos su fiesta el 20 de febrero.
En nuestro continente, durante las epidemias de viruela en 1782, 1802, 1841 y la de cólera en 1833 y 1849, los devotos recurrieron a las novenas de San José, San Roque, Santo Domingo de Guzmán, San Luis Beltrán y Santa Rosalía. A la Virgen de Chiquinquirá se la considera la protectora contra la epidemia de viruela de 1841. Nosotros, tú y yo, somos los santos de hoy. Que cada día seamos un signo de amor y esperanza.