EL SORPRESIVO DESPIDO del director del Buró de Investigaciones Federales (FBI) James Comey, reabrió el debate sobre la posible conexión rusa en la política de Estados Unidos y la Casa Blanca.
El presidente Donald Trump justificó el despido señalando el manejo de Comey de la investigación sobre el servidor privado de Hillary Clinton, en momentos en que el jefe del FBI lideraba la investigación sobre la posible injerencia rusa en las elecciones estadounidenses y la campaña política del entonces candidato Trump, según revelara el diario Washington Post.
El analista legal de la cadena televisiva CNN, Jeffrey Toobin, calificó el despido de “grotesco abuso de poder por parte del presidente de Estados Unidos”.
“Esto no es algo que está dentro de la tradición política estadounidense”, dijo Toobin, a la vez que comparó la movida de Trump con el despido por parte de Richard Nixon del fiscal Archibald Cox durante el escándalo de Watergate.
Trump también responsabilizó al vicefiscal general del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, de haber recomendado y propiciado el despido de Comey.
Días más tarde Rosenstein nombró a un investigador especial para que se encargue de las pesquizas sobre la intrusión rusa en las elecciones presidenciales del año pasado y la posible complicidad entre altos funcionarios de Moscú y de la campaña de Trump. En medio de la actual atmósfera cargada por las sospechas de presiones de
la Casa Blanca para frenar la investigación del FBI, Rosenstein nombró al exdirector del FBI, Robert Mueller para que desempeñe la función de manera independiente.
Además, la filtración a la prensa de una conversación entre dos congresistas republicanos en 2016 podrían indicar que existían sospechas sobre la cercanía del presidente a Moscú antes de que Trump fuese nombrado candidato presidencial de su partido, según otro revelador artículo del Washington Post.
“Yo creo que hay dos personas a las que Putin les paga: Rohrabacher y Trump”, dijo Kevin McCarthy, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, a Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes.
“Lo juro por Dios”, añadió McCarthy, quien en ese entonces ya apoyaba públicamente a Trump. Dana Rohrabacher es un congresista republicano de California que simpatiza con Vladímir Putin, según el Post.
El director interino del FBI, Andrew McCabe, se encuentra ahora bajo la lupa. McCabe ha asegurado que no dará reportes a la Casa Blanca sobre las investigaciones en relación con la conexión rusa.
En audiencia ante el Comité de Inteligencia del Senado, McCabe indicó que “hasta el momento” no ha habido esfuerzos para interrumpir las pesquisas del FBI, que siguen adelante, y se comprometió a informar a los congresistas en caso de que la Casa Blanca trate de irrumpir su investigación.
El representante demócrata por Texas, Al Green, se convirtió en el primer congresista en pedir que se someta al presidente a un juicio político para impugnarlo. Green sostuvo durante una conferencia de prensa en Houston, Texas, que las acciones del mandatario justifican un severo escrutinio por parte de la Cámara de Representantes,
y pidió a sus compañeros legisladores que apoyen su llamado.
“Nadie debe estar por encima de la ley y tampoco el actual presidente, quien, a su parecer, cometió con su decisión de despedir a Comey la semana pasada un acto «impugnable» y la Cámara Baja debe presentar cargos al respecto”, afirmó.