Click Here to Read this Article in English
MANHATTAN, Nueva York—. Melissa Ohden nació contra todos los pronósticos, según nos explicó la joven activista pro-Vida. “Fui abortada y sobreviví”, nos dice.
Hace 41 años, los médicos realizaron un aborto fallido con infusión de solución salina en su madre biológica.
“Por supuesto que creyeron, cuando entraron en el último paso del procedimiento que el aborto había tenido éxito, pero accidentalmente nací viva”, explica.
Ahora Melissa Ogden dedica su vida a luchar con empeño por aquellos sin voz a los que se les niega una oportunidad en la vida.
Ohden junto a cientos de otros activistas pro-vida, incluidos Caballeros de Colón y miembros de la Diócesis de Brooklyn, se reunieron este lunes en el centro de Manhattan, para la marcha anual internacional Gift of Life Walk, una poderosa manifestación enfocada en llamar la atención sobre la necesidad de proteger y preservar la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Nueva York es vergonzosamente conocida como la capital del aborto en América. Abort 73, una organización cristiana que recopila datos sobre abortos, estima que un promedio de 239 niños son asesinados cada día en el estado.
Los activistas pro-vida están desconsolados por las altas tasas y por las nuevas leyes estatales que limitan severamente las restricciones sobre los abortos. Activistas, como Catherine Donohoe, ahora hacen todo lo posible para denunciar y combatir esta realidad. Donohoe dice que eventos como esta marcha envían un contundente mensaje a las autoridades y la opinión pública.
“Para que la gente sepa que todos en NY no apoyan con las iniciativas del Alcalde y del Gobernador estatal que firmaron el proyecto de ley RHA [Ley de salud reproductiva] que permite el aborto hasta el día del parto del bebé. Ahora estamos orando para salvar a esos bebés, nonatos y recién nacidos”, explica.
La organizadora del evento, Dawn Eskew, agrega que la caminata es una manera de empoderar a aquellos con puntos de vista en contra del aborto que puedan tener miedo de hablar.
“Esta es una manera de alentar a los neoyorquinos a que necesiten hacerse escuchar. Si no pueden hablar sobre temas pro-vida en público o tratar de educar a la gente en público, nunca lo haremos avanzar”, dice Eskew.
La caminata, que tradicionalmente se realiza los domingos, se llevó a cabo esta vez un lunes en un esfuerzo por concientizar a más personas.