Cine de valores

Solo puedo imaginar (I Can Only Imagine)

En los primeros minutos de I Can Only Imagine, se nos explica que la canción del mismo título, un famoso hit de música cristiana, ha ganado varios discos de platino y traído inspiración y esperanza a millones en todo el mundo. La película es la historia de esa canción, de los inicios de MercyMe, el grupo que la lanzó, y sobre todo de Bart Millard, su autor, quien logró sobreponerse a una infancia dificilísima y reconstruir su vida, al descubrir el extraordinario poder sanador del perdón. “Mi padre era un monstruo”, cuenta Bart, “y yo vi cómo su encuentro con Jesucristo lo transformó en el hombre que yo quisiera llegar a ser”.

I Can Only Imagine es el tipo de película que muchos críticos tratan con desdén porque tiene un mensaje religioso explícito. “Es predicarle a la congregación”, dicen. Bueno, esa es una de las cosas que hacemos diariamente los cristianos desde hace casi veinte siglos, y parece seguir siendo tan necesaria como el primer día. Hay una importante diferencia entre la exhortación machacona a base de consignas y frases hechas, y la impresionante proposición del testimonio de vida de alguien que sencillamente confiesa su fe, sobre todo cuando uno puede reconocer que se trata del tipo de fe que es capaz de mover montañas.

Dennis Quaid interpreta a Arthur, el abusivo padre de Bart Millard, miembro de la banda cristiana MercyMe, y autor de la canción “I Can Only Imagine” que da título a la película. (Foto cortesía)

Es cierto que hay lunares. A veces la película cede a la tentación de apelar a recursos no particularmente imaginativos, como esa iluminación pretendidamente celestial que se filtra a través de las ventanas en algunas escenas, y cierto angelismo en el trazado de algunos personajes positivos, pero estas fallas están más que compensadas por el hálito de autenticidad que transpira la historia de este joven abusado, que nos llega ahora, cuando hemos aprendido que abusos como este son mucho más frecuentes que lo que creíamos posible. La narración, respaldada por una banda sonora muy eficaz, alcanza momentos de gran lirismo, genuinamente conmovedores.

I Can Only Imagine ha tenido un enorme éxito de taquilla. Se estrenó en los Estados Unidos el 16 de marzo de 2018, y aunque tuvo un costo de producción de apenas siete millones de dólares, en sus primeros dos meses de exhibición recaudó más de 80 millones, convirtiéndose en una de las más taquilleras películas cristianas, y en la tercera película biográfica musical más taquillera de todos los tiempos. Por su recaudación bruta durante su primer fin de semana en taquilla fue la cuarta película religiosa más exitosa de la historia, después de La pasión de Cristo, Hijo de Dios y El cielo sí existe.

Al igual que Wonder, reseñada el mes pasado en esta columna, I Can Only Imagine logró incluirse en el selecto grupo de menos de 80 películas que han recibido una calificación de A+ en la encuesta de audiencias de CinemaScore.

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Solo puedo imaginar (I Can Only Imagine) EE.UU. / 2018 / Color, 120 min. / Director: Jon y Andrew Erwin / Intérpretes: J. Michael Finley, Madeline Carroll, Priscilla Shirer, Cloris Leachman y Dennis Quaid.