Como casi siempre en esta nación tan católica, la Iglesia nicaragüense ha estado en el centro de la acción reclamada y criticada por ambos bandos.

El cardenal Leopoldo Brenes Solórzano, su obispo auxiliar Silvio José Báez y el arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag, nuncio apostólico, estaban entre los clérigos agredidos mientras intentaban proteger la basílica de San Sebastián en la ciudad de Diriamba contra la incursión de una turba paramilitar armada.