Just Believe Candles, llevando luz y esperanza

MELANIE MACHADO llegó a Estados Unidos desde República Dominicana con su familia cuando tenía dos años. Hoy es esposa y madre de tres hijas y afronta los retos de la vida junto a su familia. Hace un año y medio ella y su esposo tuvieron que tomar una decisión: su suegra, quien cuidaba de su hija menor, no podría seguir cuidándola por motivos de salud. Les dio un par de semanas para resolver de alguna manera la situación. Melanie Machado

“Yo siempre había tenido un impulso para tomar clase de algo. Era febrero y hacía un frío terrible y entonces encontré una clase para aprender a hacer velones, pero el día de la primera clase cayó una tormenta que sólo llegamos tres de quince alumnas inscritas. ¡Y me enamoré totalmente! Sin saber que esto era parte de un rompecabezas que el Señor estaba armando”.

“Yo tenía un muy buen trabajo, con buen salario y pensaba: «¿Señor, qué voy a hacer?» Así que sentada en la sala me puse a orar y le dije a Dios «Tú sabes mi situación, mi niña es de dos años y no quisiera que un extraño me la cuide»”.

Melanie se enfrentaba a una dura decisión: ¿tendría que dejar a la pequeña Elizabeth Grace al cuidado de una desconocida?

“Una voz interna me dijo: «¡Las velas! Yo puedo hacerlas en la casa». Y de inmediato llegó el nombre: Just Believe. Y ahora, ¿cómo le digo a mi esposo y a mi jefa que me quedaré en casa? Pues esa misma noche mi esposo me dijo: «Lo mejor es que te quedes en casa con la niña». Yo dije: «¡Gracias Señor!»”, recuerda Melanie.

Con su último cheque de su trabajo, Melanie compró equipos, materia prima y todo lo necesario para su negocio. Quería que sus productos fueran hechos con lo mejor de lo mejor: cada vela es cuidadosamente elaborada a mano a base de cera de soya, pabilo de algodón y esencias de aceites naturales.

Un mes fue el tiempo que le tomó establecer su negocio en casa. Al principio su hermana llevaba al trabajo algunas velas y así algunas clientas interesadas hacían pedidos para bautismos, baby showers y donde se entregaban como recuerdos. Melanie quería vender sus productos en un mercado de pulgas, pero cuando averiguó por internet halló algunos que requerían llenar la solicitud y pagar un año por adelantado. Un buen día vio un anuncio impreso de un mercado de pulgas en la calle. Llamó y no había nadie en este mercado que vendiera velas artesanales, así que inmediatamente su camino se abrió.

“Era miércoles y yo debía ir el sábado a vender, así que compré una mesa, alisté todo y ese día todo lo vendí”, recuerda esta joven emprendedora.

Melanie trabaja por pedidos, así que no cuenta con productos en inventario, a no ser en los días cercano a un mercado de pulgas, pues prefiere vender sus velas a los pocos días de fabricarlas.

Vende velas de 2, 4 y 8 onzas en un bello recipiente metálico o en frasco de vidrio de 8 y 16 onzas. Y sus precios oscilan entre $3 y $20.

Las fragancias dependen de la estación del año. Por ejemplo, su colección de Navidad incluye fragancias como calabaza, manzana y pino; mientras que su colección primavera verano incluye coco, limón, verbena, algodón, jazmín madreselva, hortensia, brisa marina, lavanda, néctar de durazno y mimosa mandarina.