Votantes católicos en la cuerda floja política en las elecciones

Click here to Read this Article in English

NUEVA YORK – Con el telón de fondo de una incendiaria retórica antiinmigrante y a pocas semanas de la victoria presidencial en la controversial elección de un nuevo juez conservador a la Corte Suprema de los EEUU, los votantes católicos acudirán a las urnas este martes en lo que muchos de los analistas políticos consideran un referéndum sobre el desempeño del presidente Donald Trump.

Algunas de las contiendas más importantes enfrentarán a candidatos católicos entre sí, y en otras se enfrentarán a candidatos que representan posiciones dramáticamente diferentes en temas que ponen a prueba los valores católicos, como la defensa del derecho a la vida y el apoyo a los inmigrantes, en las elecciones legislativas más costosas en la historia de la política estadounidense.

A principios de este verano, cuando los obispos estadounidenses se reunieron en Fort Lauderdale para celebrar su conferencia bianual, sostuvieron una sólida discusión de 90 minutos sobre el documento Formando conciencias para una ciudadanía fiel: un llamado a la responsabilidad política, que expone sus pautas oficiales de votación, y que algunos obispos creen merece una revisión para reflejar mejor las enseñanzas del Papa Francisco.

Si bien se alcanzó una posición de compromiso (que los obispos de Estados Unidos producirían nuevos materiales para complementar su guía actual), un proyecto de este tipo aún está en desarrollo, muchos se muestran escépticos ante la idea de que exista algo así como un “voto católico” en los Estados Unidos, ya que la mayoría de los católicos tienden a votar según su posición política en lugar de acorde a la enseñanza oficial de la Iglesia. Por eso, existe una amplia serie de candidatos y agendas que ofrecen una radiografía de una iglesia y un país divididos.

Los republicanos intentan aferrarse al Senado

Mientras los republicanos intentan aferrarse a su escasa mayoría de 51-49 en el Senado de los Estados Unidos, dos de las contiendas más reñidas enfrentan a candidatos católicos en ambos lados del pasillo.

En Indiana, el senador titular demócrata Joe Donnelly lucha contra el desafío del legislador estatal republicano Mike Braun. Donnelly, quien conoció a su esposa cuando estudiaba en la Universidad de Notre Dame, realizó una campaña centrista en un estado tradicionalmente republicano.

Aunque se identifica como pro-vida, habiendo votado en 2018 para prohibir el aborto después de 20 semanas de embarazo, algunos pro-vida han criticado su apoyo anterior a los fondos federales para Planned Parenthood. En cuanto a la inmigración, Donnelly originalmente se opuso al DREAM Act, que habría proporcionado un camino permanente a la ciudadanía para los menores indocumentados nacidos en Estados Unidos; sin embargo, más recientemente, votó a favor de un proyecto de ley de inmigración bipartidista integral propuesto por los senadores John McCain y Chris Coons.

Braun, un exdemócrata que ha expresado abiertamente su oposición al Obamacare y durante su campaña ha apoyado las políticas migratorias de Trump, incluido un muro fronterizo entre los Estados Unidos y México, también ha sido un fuerte defensor del matrimonio tradicional y la libertad religiosa en el estado.

En West Virginia el senador titular demócrata Joe Manchin defiende su escaño en el Senado contra el candidato republicano, también católico, Patrick Morrisey.

Manchin se identifica como pro-vida y ha recibido el respaldo de Demócratas por la Vida, aunque también ha recibido críticas de algunos grupos pro-vida por su apoyo ocasional a la financiación federal de Planned Parenthood. En cuestiones ambientales, es un firme defensor del uso del carbón y ha apoyado el oleoducto de Keystone, y en materia de inmigración, se ha opuesto a la Ley DREAM y a la legislación bipartidista reciente. A diferencia de la mayoría de los demócratas, también ha sido un defensor de la propuesta del muro fronterizo del presidente.

El exfiscal estatal Morrisey ha desafiado con frecuencia a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en los tribunales. También ha sido un halcón en temas migratorios, amenzando con demandar al gobierno federal si no cancela el programa DACA, que protege a los menores indocumentados que nacieron en el país de la deportación. Con respecto al aborto, Morrisey es un ardiente oponente y ha recibido el respaldo de West Virginians for Life.

Entre las otras contiendas de alto perfil se encuentra la senadora demócrata Claire McCaskill en Missouri, quien muestra problemas en las encuestas contra el retador Josh Hawley, actual fiscal general del estado. McCaskill es católica y ha sido una fuerte defensora de los derechos de aborto y la ley DREAM sobre la inmigración. Su contrincante Hawley es un evangélico que ha trabajado en estrecha colaboración con Becket y Alliance Defending Freedom, las dos principales organizaciones de libertad religiosa de la nación.

En Tennessee, la representante Marsha Blackburn está compitiendo contra el ex gobernador Phil Bredesen. Blackburn, que es presbiteriano, ha sido colaborador durante mucho tiempo de la organización Susan B. Anthony List, que tiene la misión expresa de elegir políticos pro-vida.

En Texas, el actual senador y ex candidato presidencial republicano, Ted Cruz, se encuentra en una carrera muy publicitada contra el demócrata Beto O’Rourke. Cruz, quien originalmente fue un crítico feroz del presidente, se ha convertido en uno de sus aliados más cercanos, particularmente en temas de inmigración y apoyo a las elecciones de la Corte Suprema del presidente.

O’Rourke, quien es oriundo del oeste de Texas, es un católico que ha convertido su defensa de los inmigrantes en sello de su carrera política.

Los demócratas buscan el control del Congreso

Para conseguir el control de la Cámara de Representantes, los demócratas deben ganar al menos 23 escaños de los 75 que se consideran disputables.

En Iowa, donde los aspirantes a la presidencia a menudo pasan mucho tiempo probando las aguas antes de una contienda presidencial, los católicos Steve King y J.D. Scholten se enfrentarán por un escaño. King, el actual titular republicano, es un converso al catolicismo. Durante su tiempo en el Congreso, King se hizo conocido como un fuerte opositor al aborto y también a la inmigración. También se opuso a la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Costo y dirigió los esfuerzos para derogarla. Recientemente ha sido atacado por retuitear a nacionalistas blancos y por comentarios polémicos, así como por reunirse en Austria con un grupo neofascista.

Scholten, un ex jugador profesional de béisbol que se convirtió en abogado, se jactó en la campaña electoral de que ha asumido el “compromiso de Mateo 25 para proteger y defender a los más vulnerables entre nosotros”.

Si bien dice que sus propias creencias personales sobre el aborto están moldeadas por su fe, cree que se debería de dejar esta decisión en manos de las mujeres. En cuanto a la inmigración, apoya un camino hacia la protección legal para inmigrantes indocumentados y es un defensor de la reforma migratoria integral.

Aunque no es una carrera disputada, se espera que Alexandria Ocasio-Cortez, de 29 años, gane fácilmente su contienda contra el republicano Anthony Pappas por el distrito 14 de Nueva York. En el período previo a su sorpresiva victoria sobre el demócrata Joe Crowley en la primarias de este verano, Ocasio-Cortez habló regularmente sobre su fe católica y la influencia de la doctrina social de la Iglesia en la configuración de sus opiniones políticas.

Ocasio-Cortez es un fuerte defensora de los inmigrantes, el derecho al aborto y un sistema de salud de cobertura médica universal.

En Florida, el representante republicano Carlos Curbelo, quien es católico, enfrenta un desafío demócrata por parte de Debbie Mucarsel-Powell, quien ha trabajado durante mucho tiempo en organizaciones sin fines de lucro. En el distrito abrumadoramente hispano número 26 del Congreso de la Florida, Curbelo es un republicano moderado que se ha opuesto a Obamacare y apoyó la reforma migratoria. Dada la gran cantidad de inmigrantes en este distrito demócrata, muchos ojos estarán observando el resultado de la campaña para ver si un republicano moderado puede mantener su escaño durante la presidencia de Trump.

La cuerda floja política de los católicos estadounidenses

Independientemente del resultado de este martes, lo que queda por delante es casi seguro un gobierno dividido con un republicano en la Casa Blanca y una o ambas ramas de la legislatura en poder del Partido Demócrata.

Para los obispos de EEUU, esto acentuará la complicada naturaleza de su relación con ambos partidos a medida que buscan avanzar su propia agenda de defensa e implementación de la enseñanza social católica en la arena pública, así como para los legisladores católicos en las bancas que buscan discernir lo que sus correligionarios esperan.

Eso probablemente significa que a los obispos de los Estados Unidos les espera otra serie de decisiones difíciles cuando se reúnan a partir del próximo domingo en Baltimore para su conferencia anual de otoño.

———————————

Christopher White es corresponsal nacional de Crux y The Tablet. Tiene una Maestría en Ética y Sociedad de la Universidad de Fordham y un B.A. en Política, Filosofía y Economía de The King’s College. Es exdirector de Catholic Voices USA y sus artículos han aparecido en The Wall Street Journal, USA Today, Washington Post, Philadelphia Inquirer, Forbes, New York Daily News, International Business Times, The American Interest, First Things y Human Life Review, entre muchas otras publicaciones impresas y en línea. Síguelo en Twitter en @ CWWhite212

 

Daniel Ortega es reelecto presidente de Nicaragua

Una “farsa electoral” latinoamericana a la sombra de la bomba política estadounidense

MIENTRAS TRUMP GANABA los históricos comicios en Estados Unidos, el presidente Daniel Ortega celebraba su tercera victoria consecutiva en Nicaragua prácticamente sin oposición.

Meses atrás la oposición conglomerada en la Coalición Nacional por la Democracia decidió no participar en las elecciones del pasado 6 de noviembre tras anularse la candidatura del principal rival político Luis Callejas por un controvertido fallo de la Corte Suprema de ese país, según informes de Prensa Asociada.

La coalición opositora catalogó el proceso como una “farsa electoral”, a la vez que la Conferencia Episcopal nicaragüense emitió un severo pronunciamiento con el que los obispos deploraron lo que consideran un intento por crear condiciones para la “implantación de un régimen de partido único” en el país.

El frente opositor sostuvo que más de un 70 por ciento de la población se abstuvo de votar en las elecciones aunque las cifras oficiales señalaban que la participación popular en los comicios alcanzó el 65.8%.

No se permitieron observadores internacionales para monitorear el proceso eleccionario tras el cual Rosario Murillo, esposa del presidente Ortega, también se perfila como la candidata única a asumir la vicepresidencia del país.

El histórico triunfo de Donald Trump

UN GIGANTESCO TERREMOTO POLÍTICO cimbró al país el pasado 8 de noviembre y de los escombros de una noche histórica surgió victorioso el magnate multimillonario que, contra todas las expectativas de analistas y sondeos populares, se convirtió en el cuadragésimo presidente de los Estados Unidos.

El neoyorkino Donald J. Trump obtuvo 290 votos en los colegios electorales frente a 232 de su rival demócrata Hillary Clinton; rebasando la marca de los 270 necesarios para alcanzar la victoria.

Clinton obtuvo la mayoría en los votos populares, pero de acuerdo al sistema electoral que ha regido en el país desde sus comienzos, los colegios electorales deciden la presidencia. Con esta realidad materializada, un cambio de poder impredecible está a punto de ocurrir en Washington con profundas repercusiones globales. Mientras Trump y su equipo de transición se preparan para construir el próximo gabinete de su administración, los conflictos internos del proceso mantienen a muchos en vilo.

Lo más preocupante para la comunidad hispana es que se vean realizadas las promesas de campaña de Trump de deportar a millones de indocumentados del país. Un leve alivio temporero llegó en la primera entrevista televisada del presidente electo al programa 60 Minutes de la cadena CBS. “Lo que vamos a hacer es tomar a la gente que son criminales y que tienen antecedentes penales, pandilleros, traficantes de droga, probablemente dos millones, podrían ser incluso tres millones, y vamos a echarlos del país o vamos a encarcelarlos”, indicó Trump.

“Después de que la frontera esté segura y después de que todo se haya normalizado, vamos a tomar una determinación sobre esa gente, son gente estupenda y vamos a tomar una decisión sobre eso”, indicó Trump.

Millones de personas a lo largo del país no logran aceptar a Trump como presidente y han llevado su sentir a las calles de las mayores metrópolis de la nación.

El arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, quien por años ha abogado por los indocumentados, hizo eco de esta preocupación durante una de sus homilías.

“Los niños tienen miedo y los hombres y las mujeres están preocupados y ansiosos”, declaró el arzobispo, al mismo tiempo recriminó a quienes han causado disturbios en las diferentes ciudades del país.

“La respuesta no son palabras furiosas o violencia en las calles. Eso nunca resuelve nada y solamente enciende más las cosas. Necesitamos ser gente de paz, gente de compasión, de amor y no odio. Misericordia y no revancha”, afirmó.

En Radio Vaticana, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, auguró lo mejor al nuevo presidente Trump, y pidió a Dios que lo acompañe en su servicio a la paz del mundo.

“Damos nuestros mejores augurios al nuevo presidente, para que su gobierno pueda ser de verdad fructífero”, dijo Parolin. “Le aseguramos también nuestra oración para que el Señor lo ilumine naturalmente, pero también al servicio del bienestar y de la paz en el mundo”.

En Washington, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Mons. Joseph E. Kurtz, publicó un comunicado llamando a “unirnos como ciudadanos fieles por el bien común”.

Acompañada de la felicitación, una carta abierta al presidente electo fue enviada por los obispos del país advirtiéndole a Trump que la Iglesia sigue comprometida con ayudar a refugiados y mantener a las familias inmigrantes unidas, según fue puntualizado en el New York Times.

Como señal de apoyo a los inmigrantes y un poderoso mensaje a los católicos de Estados Unidos, los obispos del país eligieron al arzobispo de Los Ángeles, José Gómez como vicepresidente de la Conferencia de Obispos durante la reciente cumbre en Baltimore (Maryland).

El contundente mensaje de solidaridad se resume en las palabras de Mons. Gomez para el país. “Los obispos del país reconocen la presence de los latinos en nuestro país y en la Iglesia. Creo que nuestra misión es ayudar a la gente a unirse en nuestro país y tener esperanza”.

Lecciones de la elección presidencial

• Aún Hillary Clinton tiene más votos que Donald Trump. Las elecciones están decididas, pero la victoria [por ahora] minoritaria debería motivar a Trump y a sus seguidores a ser humildes.

• Trump sigue siendo un individuo con tendencias egomaníacas y un preocupante infantilismo. Da miedo imaginar a ese hombre tomando decisiones en medio de una crisis internacional que pudiera —por ejemplo— provocar una guerra nuclear.

• Aunque seas partidario de Trump, deberías estar preocupado también.

• Donald Trump es el presidente electo de los Estados Unidos. El carácter democrático de una persona o de un pueblo es directamente proporcional a su capacidad de aceptar que el adversario ha ganado, y que por tanto tiene derecho a gobernar.

• Una aplastante mayoría de las encuestas daban a Hillary Clinton como segura ganadora. Debes aceptar que no fue la realidad la que se equivocó, sino los encuestadores.

• Mirar sólo MSNBC o mirar sólo FOX News no te da una imagen de la realidad, sino una realidad idealizada a tu gusto. Es ridículo quejarse cuando te das cuenta de que la realidad no es la que te vendieron en el canal donde dicen lo que quieres escuchar.

• No, ni los electores son idiotas ni tienen que obedecer lo que dicen los comentaristas que tú prefieres. Los electores hacen lo que les da la gana. Son 120 millones y no les importa que a ti se te estruje el corazón si no votan como a ti te gusta.

• Los comentaristas de tendencia demócrata decidieron que los latinos iban a votar en masa y que iban a votar todos por Hillary. Fue un análisis simplista. Hay 54 millones de latinos en EE.UU., pero sólo 27 millones con derecho al voto, y de ellos sólo votaron 11 millones en la elección pasada. De ellos, entre un 65 y un 75% vota habitualmente por los demócratas. No hubo un cambio significativo de las cifras en esta lección. Donald Trump obtuvo 29% del voto latino —2% más que Romney.

• La razón de ese 29% de votantes hispanos que prefirió a Trump no es reducible a una frase insultante. Cada uno de ellos tiene sus razones y sus historias.

• Es de mal gusto fingir que uno “está preocupado” de que el partido adversario vaya a desaparecer porque “Estados Unidos necesita dos partidos serios”, cuando uno en realidad busca una justificación para hablar de lo mal que está el partido que menos le gusta. Ni el Partido Republicano estaba a punto de desaparecer hace dos semanas, ni el Partido Demócrata está a punto de desaparecer hoy.

• El Partido Republicano no está a punto de derrumbarse, como te dijeron durante meses en la TV. Ese partido controla hoy la Casa Blanca, el Senado, el Congreso y 33 de las 50 gobernaturas estatales. Si te contaron el Apocalipsis de los Republicanos en la TV y lo creíste es responsabilidad tuya.

• El Partido Demócrata no está a punto de derrumbarse. Lo que hoy parece “una gloriosa victoria republicana” podría verse de manera muy distinta en dos años. El Partido Demócrata, después de 20 años, se ha liberado del melodrama, las corruptelas y la ambición obsesiva de los Clinton. Y el Partido Republicano ha celebrado ayer sus nupcias con Donald Trump y su ego descomunal. Los efectos de esos dos hechos para ambos partidos están por verse. Pero muy bien podríamos pensar en dos años que el 8 de noviembre de 2016 fue un gran día para el Partido Demócrata.

• La realidad no tiene la responsabilidad de justificar nuestra ideología política —ni una particular afición a hacerlo. Si piensas que todo lo que ocurre confirma tus ideas, probablemente estás loco o te has dejado llevar por tus pasiones políticas.

• Decir cada vez que gana tu partido que fue por sus excelentes propuestas políticas; y decir luego, cada vez que gana el adversario, que fue por casualidades, por trampas o por la idiotez del electorado o una conjura de fuerzas oscuras es poco serio. Si se te ocurre pensar esas cosas no las pongas en tu muro de Facebook ni se las digas a nadie.

• Pensar que los votantes son imbéciles es absolutamente incompatible con la democracia. La democracia es la noción de que la suma de nuestras idioteces individuales es sabia. La única alternativa es alguna de las variantes de la dictadura. Si vas a ser fascista, monárquico o comunista, mejor que lo seas conscientemente.

• Ningún post en Facebook —ni ningún artículo como éste— cambia la actitud política de nadie. La gente sí se pelea a veces con sus amigos por un post en Facebook o por los artículos como éste.

 

 

A fines de noviembre, ¿daremos gracias?

EL 27 noviembre comienza el Adviento, nuestro camino hacia la Navidad. Se ha dicho, y con razón, que toda la vida del cristiano es un adviento. Es una preparación para el encuentro con Dios. También se ha dicho, y con razón, que la sociedad de consumo ha convertido la Navidad en un frenesí de compras y compromisos sociales.

Haber convertido el Adviento en una época de instalación de luces y arbolitos, de planificación de fiestas y caza de ofertas especiales, quizás sea un símbolo del extravío de nuestra vida en general. Cuando la instalación de las guirnaldas, las compras y la coordinación de la cena se vuelven tan complicadas que nos hacen esperar la Navidad con más terror que alegría, podemos decir que hemos acabado con el sentido real de la fiesta.

En el Adviento la Iglesia nos invita a prepararnos realmente, espiritualmente, para celebrar el nacimiento del Niño Dios. Ojalá que en este Adviento pensemos en las cosas que son de veras esenciales para la Navidad y cuál es el sentido real de ese suceso definitivo en la historia humana.

richard_ernst_kepler_-_im_lande_des_christkinds
Calendario de Adviento (Im Lande des Christkinds), de Richard Ernst Kepler, 1903. Foto: commons.wikimedia.org

Las novedades de noviembre

Antes de llegar al Adviento, tendremos este mes de noviembre repleto de noticias grandes y pequeñas, familiares y nacionales. Para empezar, como puede ver el lector, Nuestra Voz estrena este mes un nuevo diseño, y un tipo de letra más grande. Ha sido nuestra respuesta al pedido de muchos lectores, y ha sido también el fruto del esfuerzo y el trabajo de Israel Ochoa, nuestro diseñador.

Como notarán los lectores, también ha cambiado el formato del periódico. Las páginas son ahora un tanto más anchas y menos altas. Esperamos, por supuesto, sus opiniones y comentarios sobre los cambios.

Otra novedad: ahora tendremos una sección de humor. Nadim Amín, el reconocido artista colombiano que el año pasado creó la caricatura del papa Francisco para nuestra portada, nos ofrecerá una reflexión humorística sobre el diario acontecer.

Nuestra Voz en televisión

El 9 de noviembre comenzará a transmitirse por NET TV el programa “Al pan, pan”, en el que estaremos el padre Tomás del Valle y este servidor. El padre Del Valle es columnista habitual de Nuestra Voz y ha sido conductor del programa radial “La Tertulia del Siglo XXI” por casi veinte años. Es un profundo conocedor de la historia y la actualidad de la Iglesia. Ustedes están invitados a enviar preguntas o sugerencias de temas que podríamos tratar en el programa.

También este mes comienza a transmitirse por NET TV “Con Nuestra Voz”. Es un breve segmento —alrededor de tres minutos— donde hablaré del acontecer de la Diócesis o de los artículos más relevantes publicados en Nuestra Voz. También tendremos minientrevistas con invitados especiales y comentarios sobre temas del día.

Las elecciones

Y hablando de temas del día… tres días después de la publicación de esta edición de Nuestra Voz iremos a las urnas a elegir a la persona que debe conducir los destinos de la nación. Hace dos meses, desde esta columna, hablé de la degradación que esta temporada electoral había significado. Desde entonces se descubrieron cosas como el video de Donald Trump conversando con Billy Bush, el reinicio de la investigación sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton, la filtración de las preguntas de los debates…

No importa cuál sea el resultado de las elecciones del 8 de noviembre, los próximos cuatro años no serán un lecho de rosas en la Casa Blanca. El caso es que estamos entre una incertidumbre alarmante y una deprimente certeza. Si gana Donald Trump será difícil prever los problemas que tendremos, y la escala de esos problemas, dada la errática personalidad y la falta de experiencia del candidato. Si gana Clinton, ya sabemos que su administración estará signada por las intríngulis “clintonianas” y las investigaciones federales.

Para los católicos, los dos candidatos ponen muy en claro algo que nunca deberíamos olvidar: ningún proyecto político, ningún líder, encarna o concuerda con la construcción del Reino de Dios. Esta vez esa discrepancia parece más alarmante que en elecciones recientes. Los años que se avecinan —no importa quién gane— requerirán una participación política más responsable, y una intensa reflexión sobre nuestra propia ética cristiana.

Acción de Gracias

¿Y tendremos razones para dar gracias a fines de noviembre? Claro que sí. Daremos gracias porque las instituciones de esta nación aún son más importantes que los líderes que elegimos. Y daremos gracias por saber que nuestro asidero espiritual no está en un líder político sino en ese Niño Dios que nos prepararemos para recibir, y que no nos defrauda.

Daremos gracias por el amor de nuestras familias y por nuestras alegrías, y por las pruebas que nos hacen más humanos y más centrados en nuestra esencia, y por las tristezas que nos unen a quienes queremos. Daremos gracias por la fe, que nos hace ser quienes somos y, sobre todo, nos hace aspirar a ser mejores.

Daremos gracias a ese Dios que hizo cantar al salmista, “Es Yahveh mi pastor, nada me falta”. Sí, daremos gracias.

¿Quién merece nuestro voto?

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Winston Churchill, refiriéndose un predecesor poco conocido, comentó: “La democracia es la peor forma de gobierno, si se exceptúan todas las demás”. Las elecciones de este año parecen demostrar la opinión del primer ministro británico.

Se ha comentado bastante al respecto y se ha escrito mucho acerca de las insuficiencias de los candidatos presidenciales, tanto del Partido Republicano como del Demócrata. El Sr. Trump y la Sra. Clinton son figuras polarizantes en todo el país y profundamente impopulares entre los miembros de sus propios partidos.

Entonces, ¿qué debemos hacer como católicos y ciudadanos fieles? En una democracia representativa, el voto es una responsabilidad fundamental. No es simplemente una exigencia ciudadana, sino una obligación moral.

San Juan Pablo II nos recuerda: “…los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la ‘política’; es decir, en la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común”. (Christifideles laici, 42)

La autoridad de los funcionarios elegidos se basa en nuestro consentimiento. Por tanto, en cierta medida somos responsables de los desastres que el Estado pueda cometer, como también nos corresponde cierto crédito por los beneficios que provengan de sus medidas y acciones.

Por lo tanto, podemos comenzar por preguntarnos, ¿cuál es el propósito del gobierno o el Estado? En el Catecismo de la Iglesia Católica (cc) leemos: “Una sociedad bien ordenada y fecunda requiere gobernantes, investidos de legítima autoridad, que defiendan las instituciones y consagren, en la medida suficiente, su actividad y sus desvelos al provecho común del país”. (cc1897) En otras palabras, podemos concluir que el propósito del gobierno es trabajar por el bien común.

Todas las respuestas nos llevan a otra pregunta: ¿Y qué es el bien común? La Iglesia entiende el bien común como la creación de las condiciones para que, como individuos y como grupo, podamos alcanzar la plenitud. Esto no se diferencia de lo que nuestros Padres Fundadores dejaron plasmado en la Declaración de Independencia, priorizando el derecho a “la vida, la libertad y búsqueda de la felicidad”.

Debemos observar las posiciones de los dos candidatos presidenciales, y cómo sus posturas sobre diversos temas nacionales e internacionales son coherentes o no con los tres componentes fundamentales del bien común.

Estos son los siguientes:

1. “El derecho a actuar de acuerdo con la recta norma de su conciencia, a la protección de la vida privada y a la justa libertad, también en materia religiosa”. (cc1907)

2. “Facilitar a cada persona lo que necesita para llevar una vida verdaderamente humana: alimento, vestido, salud, trabajo, educación y cultura, información adecuada, derecho a fundar una familia, etcétera”. (cc1908) 3. “La estabilidad y la seguridad de un orden social justo”. (cc1909)

Por lo general, se tiende a reducir las elecciones a paradigmas liberales y conservadores, de izquierda y derecha. Estas categorías son esencialmente incompatibles con las enseñanzas de la Iglesia.

De hecho, nosotros como católicos debemos priorizar el “derecho a la vida”. Es preciso pensar en la santidad de la vida como algo no negociable para el votante católico. Al mismo tiempo, en una nota doctrinal publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) en 1999, a los obispos se les recordó que “la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral. Ya que las verdades de fe constituyen una unidad inseparable, no es lógico el aislamiento de uno solo de sus contenidos en detrimento de la totalidad de la doctrina católica. El compromiso político a favor de un aspecto aislado de la doctrina social de la Iglesia no basta para satisfacer la responsabilidad de la búsqueda del bien común en su totalidad”. (CDF, 4)

Para nosotros como ciudadanos católicos, sería un grave error votar por un candidato porque él o ella apoya las leyes y políticas que permiten el aborto. Al mismo tiempo, el compromiso de salvaguardar la vida humana en una etapa de desarrollo no nos exime de la responsabilidad de promover el respeto por la vida y la dignidad en todas sus demás fases y en las otras esferas de nuestra vida común como una sociedad.

La fe católica nos exige orientarnos en la difícil tarea de formar nuestra conciencia. Esto implica reflexionar sobre la Sagrada Escritura y el plan que Dios Todopoderoso tiene para nosotros, su amada creación. Al mismo tiempo, estudiemos la enseñanza constante de la Iglesia para analizar cómo los grandes Padres y Madres de la Iglesia han entendido la aplicación de la Escritura a las circunstancias reales y cambiantes de nuestro mundo. Entonces, después de todo esto, y teniendo en cuenta las opciones a las que nos enfrentamos, estamos llamados a elegir.

Porque votar es elegir… y esto requiere el gran don de la prudencia. Los obispos estadounidenses nos recuerdan que “los católicos pueden elegir diferentes maneras de responder a los problemas sociales imperiosos, pero no podemos alejarnos de nuestra obligación moral de ayudar a construir un mundo más justo y pacífico con medios moralmente aceptables, de manera que el débil y el vulnerable sean protegidos, y los derechos y dignidad humanas sean defendidos”. (Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles, 20)

Nuestra nación y el mundo constantemente reman mar adentro enfrentando desafíos difíciles y aparentemente insuperables: de la total indiferencia por la vida humana, a los conflictos en nuestras ciudades; de la persecución religiosa por todas partes, a las tensiones raciales del país; de una economía que ha dejado a tantos desamparados, a la desintegración de la familia; de la guerra en el extranjero y las amenazas de terrorismo en nuestro país, a la apremiante situación de los inmigrantes. Recemos unidos por un mundo en el que la vida humana, el progreso económico y la paz entre las naciones prosperen. Si eso es lo que deseamos, entonces también tenemos que votar para hacer de nuestro deseo una realidad.

Eleciones: optar por el mal menor

Nos encontramos inmersos en una contienda que concluirá con la elección del próximo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. La elección se dará entre los dos candidatos representantes de los dos partidos mayoritarios y tradicionales del ámbito político de esta nación: el candidato por el Partido Republicano, Donald Trump, y la candidata por el Partido Demócrata, Hillary Clinton.

El partido Republicano o conservador, tradicionalmente aliado de los poderosos quienes han sustentado el sistema capitalista y promovido el éxito material y económico de esta gran nación, enfrenta hoy, con el candidato Trump dos graves problemas: por un lado, promueve la discriminación y, con ello, la intolerancia pero, además, se trata de un candidato que no pertenece al estamento tradicional político del partido republicano.

El discurso de Trump recoge y explota los peores sentimientos de quienes, como él, olvidan su condición de inmigrantes para autoproclamarse aborígenes y dueños de una tierra que no les pertenece, de quienes olvidan que esta nación fue siempre territorio de inmigrantes y que ha sido esta mezcla, precisamente, la que ha contribuido a convertir en poderosa esta nación ante el resto del mundo, con lo cual, dicho discurso, se convierte en populista, demagógico, dañino y peligroso para la estabilidad política y social de Estados Unidos y del Mundo.

El partido Demócrata, del otro lado, tradicionalmente aliado de las causas de los más desfavorecidos, de las clases obreras, de los que tienen menos posibilidades de acceso a los beneficios sociales que brinda esta nación, ha abrazado —indiscriminada y últimamente— una serie de causas y leyes de corte postmodernista como el aborto o el matrimonio entre parejas del mismo sexo que menoscaban las tradiciones y valores humanos fundamentales y fundantes de esta nación como el derecho a la vida y la familia.

Si bien son temas publicitariamente novedosos, protegen a unas minorías y satisfacen tendencias postmodernas según las cuales cada uno —buscando su placer y satisfacción personal— construye su propia vida a la carta, y distorsionan y ocultan la verdad en medio de mil medias verdades. Nos acercan peligrosamente al abismo de un relativismo moral donde ya no es posible discernir —para el bien del individuo y de la sociedad— lo fundamental de lo accesorio, lo esencial de lo accidental, lo permanente de lo transitorio y efímero.

Dadas estas circunstancias políticas, someramente descritas, hoy es muy difícil decidir por quién votar, a qué persona y conglomerado político elegir para que rija los destinos de esta nación. Hoy, las grandes mayorías de votantes experimentan confusión, incertidumbre y desánimo a la hora de elegir entre las alternativas anteriormente descritas. Alternativas políticas —la de los demócratas y republicanos— con postulados extremos, igualmente populistas e igualmente peligrosos —como quedó dicho— para el futuro próximo de las familias, de la sociedad, de esta nación y del mundo.

De otra parte, y para empeorar el ambiente político electoral en el que nos encontramos inmersos, otras instancias e instituciones sociales que tendrían el rol y deber moral de orientar políticamente al pueblo norteamericano para la mejor elección política posible, se encuentran hoy —como nunca antes— desprestigiadas y, por ello, sin ninguna autoridad para guiarnos en esta coyuntura histórica, política, social, cultural y electoral.

Esta elección política entonces no será entre dos propuestas muy buenas para la nación, o entre una propuesta buena y una mala, sino que nos encontramos condenados a elegir lo menos peor o, como se dice en filosofía, a elegir entre dos males el mal menor.

Así las cosas, es muy difícil entonces el panorama electoral que se nos propone y en el que necesariamente tenemos que elegir —panorama electoral que muestra el decaimiento moral y espiritual de nuestra sociedad. Nuestro progreso material y económico como sociedad no coindice con el progreso humano, moral y espiritual, devela la falta de líderes políticos moralmente bien formados que luchen por el bien común. Por último, por todo lo anteriormente dicho, este panorama electoral nos urge a todos a continuar bregando en la búsqueda por establecer y continuar consolidando esta sociedad y nación en los grandes valores de la humanidad, tales como la verdad para la libertad, la justicia para la paz y la solidaridad para la convivencia. Entonces, ¡que entre dos males se elija el menor!


MarioParedes

Mario Paredes
Director Ejecutivo de Advocate Community Providers

En las trincheras de las elecciones 2016, Clinton y Trump a la carga

En su batalla campal por la presidencia, Hillary Clinton y Donald Trump siguen dando sorpresas.

Y lo más inesperado es el giro que dio Donald Trump en su plataforma de campaña en cuanto a inmigración. Anunciando ante el canal de Noticias Fox que permitirá que algunos indocumentados permanezcan en Estados Unidos, sin posibilidad de ciudadanía pero asegurando que “trabajaremos con ellos”, Trump dio un revés a la política de línea dura xenófoba que inicialmente lo llevó a la nominación republicana.

“No habrá ciudadanía. Déjame ir un paso más allá: pagarán impuestos de vuelta, tendrán que pagar impuestos”, dijo Trump al presentador de Fox Sean Hannity, refiriéndose a los inmigrantes indocumentados que no hayan cometido crímenes y hayan estado en el país por un tiempo prolongado. Añadió que había cambiado de parecer tras haber compartido con miles de simpatizantes latinos.

Quizás tuvo mucho que ver la reunión de Trump con seguidores hispanos en su sede política en la Torre Trump, en Nueva York, durante la cual el magnate reconocía que “existe un gran problema con los 11 millones de personas que están aquí, y deportarlos no es posible ni humano”, según declaró el abogado de Texas Jacob Monty, especializado en asuntos migratorios que participó de la reunión, y que fue citado por la cadena Univisión.

Trump había decaído en las encuestas desde la convención republicana, especialmente entre los votantes latinos y afroamericanos y declaró al grupo de hispanos conservadores que en su plan, los indocumentados, “no serán ciudadanos pero estarán autorizados a estar aquí sin temor a ser deportados”, de acuerdo a Monty.

Un giro inesperado también sufrió la campaña de Hillary Clinton tras un reporte de Prensa Asociada que reveló que numerosos contribuyentes y amigos de la Fundación Clinton recibieron a cambio visitas y reuniones con la candidata cuando fungía como secretaria de estado.

La Fundación Clinton es una organización de caridad pública a nivel internacional fundada por el ex presidente Bill Clinton en 2001. Hoy se encuentra bajo severo escrutinio tras acusaciones de conflicto de interés, a la vez que los republicanos la tildan de corrupta y opaca.

Donald Trump se unió al clamor de partido y pidió la intervención de un fiscal especial para investigar a la fundación, acusando a su rival Hillary Clinton de estar involucrada en “actos criminales”. Y es que el reporte de Prensa Asociada, publicado el mes pasado, señala que durante su tiempo como secretaria, más de la mitad de las reuniones de Clinton con instituciones o individuos no relacionados al gobierno fueron con donantes de la Fundación, algo que pone en tela de juicio la posibilidad de que algunos de estos donantes, en especial gobiernos extranjeros, pudieran haber estado intentando comprar influencia.

Reuters descubrió que en el periodo de 2010 a 2013, la unidad a cargo de asuntos de salud en la fundación no dio a conocer la lista completa de sus donantes y omitiendo a países como Suiza o unificando individuos en un solo grupo. La fundación no reportó tampoco al Departamento de Estado que países como Australia y el Reino Unido duplicaron o triplicaron sus donaciones en los años cuando Clinton era secretaria de estado, según la investigación de Reuters.

Interesantemente, el senador Bernie Sanders había mencionado ante la prensa en junio que donantes de la fundación como Arabia Saudita creaban la apariencia de un conflicto de interés. “¿Tengo un problema cuando una secretaria de Estado en funciones recolecta millones de dólares de gobiernos extranjeros… dictaduras? ¿Tengo un problema con eso? Sí”.

De ganar Clinton las elecciones, se daría “una situación sin precedentes, por lo que no hay un manual que seguir”, según apuntó Bill Clinton, añadiendo que si su esposa gana, solo se aceptarían donaciones de residentes legales y ciudadanos estadounidenses y de fundaciones independientes con sede en Estados Unidos. Aseguró que además que él renunciará a la junta directiva y dejará de recolectar fondos.

Pero regresemos a Trump y su revés en la plataforma anti-inmigrante que ahora se transforma con un tono más suavizante aunque la promesa del muro en la frontera sur sigue en pie junto con la certeza de que México tendrá que financiar su costo.

Pero aún quedan tres meses y varios capítulos que escribir en el histórico libro de esta contienda presidencial. Seguimos contando días y escribiendo capítulos en estas históricas elecciones.

Lo que hemos perdido

La campaña electoral de los Estados Unidos entra en su fase final. Pronto, como ciudadanos y como personas de fe, tendremos el deber de elegir a quien nos parezca que puede contribuir más al bien del país.

Muchos de nosotros, los católicos hispanos que vivimos en Brooklyn y en Queens, llegamos a estas tierras desde países que tienen una complicada historia política. Conocemos bien, por haberlo experimentado en carne propia, lo que sucede cuando se desmoronan las normas de convivencia política.

Desde esa experiencia nace una pregunta: ¿Ha sido buena esta temporada electoral para el futuro del país?

Desde ambos partidos, han surgido candidatos que han prometido cambiar radicalmente las cosas. Con discursos muy diferentes, candidatos republicanos y demócratas prometieron pasar por encima del inmovilismo de la clase política de Washington para hacer los cambios que el país necesita.Enamboscasos,eltono y los detalles de sus discursos presuponían saltarse de alguna manera el orden constitucional con tal de instaurar las medidas que proponían.

Donald Trump ha prometido usar la tortura, excluir a grupos religiosos de la posibilidad de entrar en Estados Unidos e instaurar medidas que limitarían la libertad de prensa. Bernie Sanders ha propuesto una revolución con millones de personas en las calles para obligar al Congreso a aceptar ideas populares —pero difíciles de hacer realidad— como la desarticulación de los grandes bancos o la universidad gratuita.

Ambos discursos, aunque diferentes en el tono y los objetivos, indican un “cansancio democrático”. Ambos parten del sentimiento de que, ante los defectos de la democracia —que son cuantiosos— quizás sería preferible ignorar sus reglas. Los ejemplos más claros —pero no los únicos— de estas posiciones, han sido Donald Trump y Bernie Sanders. El número y la pasión de los seguidores de esos candidatos nos demuestras que ese cansancio es compartido por muchos.

Por otra parte, Hillary Clinton ofrece un programa más continuista y convencional que los “revolucionarios” de ambos partidos. Y sin embargo, por su historia personal y los escándalos recientes, su candidatura es un símbolo de los vicios del sistema democrático que otros quieren cambiar.

Muchos creen que está preparada para ocupar la presidencia, pero pocos le creen que los 30.000 mensajes borrados por sus abogados eran sólo personales. Y muchos creen que la Fundación Clinton y el Departamento de Estado mantenían una relación que violaba, si no la ley, por lo menos todas las normas connaturales al buen gobierno.

Hillary Clinton parece confirmar el temor de que la política norteamericana es un simple juego de influencias en el que la corrupción de las instituciones es también institucional.

Y estas serán las opciones de los votantes: Clinton es, de cierto modo, la personificación de los defectos del sistema. Trump es la tentación a alterarlo quizás irremediablemente. Y por uno de ellos dos votaremos en noviembre. Sea cual sea el resultado de esta elección, no es exagerado pensar que “el daño está hecho”, como decía mi abuela. El “cansancio democrático” se hizo evidente en esta campaña… y es probable que crezca, cualquiera sea el apellido del próximo presidente.

Es peligroso pedirle a los votantes que se resignen a que “la política es sucia”. Es peligroso invitarlos a ignorar las normas de convivencia que han servido a esta sociedad por 240 años. Ojalá que no tengamos que pagar muy caro el peligroso juego en que hemos entrado en estas elecciones.

Trump y Clinton: la batalla por la Casa Blanca

La victoria de Donald Trump en las primarias del Partido Republicano ha dejado a muchos miembros del partido sorprendidos y decepcionados.

“Estoy en luto por mi partido republicano y mi comunidad hispana. No todos ustedes estarán de acuerdo con mi decisión y acepto eso. No voy a juzgar a nadie tampoco. Sin embargo, nunca, nunca, nunca voy a votar por el pequeño hombre naranja”, declaró la exsecretaria del tesoro Rosario Marín en su página de Facebook.

Rosario, quien sirvió en la administración de George W. Bush y recientemente fungió como vocera de campaña del excandidato Jeb Bush, se une a la lista de líderes republicanos que se niegan a darle su voto a Trump aunque esto signifique concederle una virtual victoria a la demócrata Hillary Clinton.

Clinton tampoco tiene el camino bordeado de rosas. Aunque los números de delegados y superdelegados señalan que su nominación es casi segura, su rival demócrata, Bernie Sanders, ha declarado que permanecerá en la campaña “hasta que el último voto sea contado”.

Sanders se ha referido al hecho de que la ventaja de Clinton proviene principalmente del apoyo que goza entre los dirigentes del partido —los llamados “superdelegados—, no de los votantes demócratas. “Hay algo absurdo cuando yo obtengo el 46 por cientos de los delegados que provienen de contiendas electorales reales, y un 7% de los superdelegados”, dijo Sanders al periodista Jack Tapper de CNN. “Unos 400 de los superdelegados de Hillary Clinton se unieron a su campaña antes de que ningún otro [candidato] anunciara su candidatura. Fue un acto de unción y es malo para el proceso”.

Los seguidores de Sanders se han hecho eco de sus críticas al proceso de las primarias demócratas. Tanto así, que en la convención del partido en Nevada el mes pasado hubo peleas y hasta amenazas contra la presidenta del Comité del Partido Demócrata, Debbie Wasserman Schultz.

Sanders ha declarado que ve muy difícil que su rival Clinton pueda subsanar las rupturas partidarias internas creadas en las primarias.

Las más recientes encuestas ciertamente confirman las palabras de Sanders y reflejan además el descontento general de los ciudadanos estadounidenses con los candidatos virtuales de ambos partidos.

Clinton y Trump empatan en una impopularidad histórica con más de la mitad de los votantes en su contra, según mostraba una encuesta publicada por The Washington Post y ABC News. El sondeo mostró que seis de cada diez votantes aseguraban tener una impresión negativa de Trump y Clinton, que empataban con un 57 % en índice de desaprobación.

Se trata de la primera vez en la historia moderna del país que los candidatos virtuales de los dos partidos mayoritarios tienen un rechazo tan alto entre los ciudadanos, tendencia que también corroboran otros sondeos recientes.

El 46 por ciento de los entrevistados sostuvo que rechaza a Trump “reiteradamente” frente al 45% que expresó lo mismo por la ex secretaria de Estado.

Trump también será el candidato presidencial estadounidense con mayor índice de desaprobación de la historia, según las cifras de la agencia de sondeos Gallup que muestran que entre un 60% y un 70% de los votantes encuestados no aprueban su candidatura.

Pero esto no le asegura la victoria a Clinton en noviembre. La misma encuesta muestra que ella también tiene índices enormes de desaprobación con alrededor de un 50%, según Gallup.

En una entrevista con ABC News, Bernie Sanders dijo que votar entre su rival Hillary Clinton o el virtual nominado republicano Donald Trump en noviembre supondría elegir “el menor de dos males”.

“Necesitamos unas elecciones que no tengan dos candidatos que son realmente muy impopulares. No quiero ver al pueblo estadounidense votando por el menor de dos males”, afirmó el senador.

Se despide el 2015 sin reforma migratoria

Limbo migratorio de tiempos eleccionarios

Unos dieron marcha atrás a sus esfuerzos, otros simplemente se limitaron a condenar o se unieron a la voz incendiaria de Donald Trump que ha impulsado a diestra y siniestra la idea de cerrar las fronteras y deportar a los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en este país.

El hecho es que el 2015 se va sin una reforma migratoria integral y el 2016 llega sin esperanzas de que los líderes políticos de Washington se sienten a discutir y lleguen a una solución para reconstruir el disfuncional sistema inmigratorio que hoy por hoy tiene dividido al país. Y es que la atención de los constituyentes está centrada en los comicios presidenciales del próximo noviembre y los funcionarios electos parecen no tener otra prioridad que no sea la elección del futuro inquilino de la Casa Blanca.

Del lado republicano, el efecto Trump puso freno a los esfuerzos de dos jóvenes legisladores clave del partido que anteriormente habían luchado por alcanzar un acuerdo de reforma bipartidista en el Congreso.

El representante de Wisconsin, Paul Ryan, y el senador de la Florida, Marco Rubio, habían conquistado las simpatías del frente activista pro inmigrante por su liderazgo: Rubio por impulsar una propuesta en el Senado y Ryan por tratar de hallar una solución legislativa en la cámara baja.

En el caso de Paul Ryan, lograr convertirse en el nuevo presidente de la Cámara de Representantes tuvo su costo: asegurarle a la derecha de su partido que no propulsaría una legislación para una reforma migratoria mientras Barack Obama estuviera en la Casa Blanca, siguiendo la lógica de que el presidente había pasado por alto al Congreso al emitir una orden ejecutiva para limitar las deportaciones.

“Sería inútil aprobar una reforma integral durante su mandato”, escribió el mes pasado Ryan en un artículo de opinión en USA Today, añadiendo que cualquier propuesta futura tendría que enfatizar la seguridad fronteriza y la aplicación de leyes migratorias en el interior de Estados Unidos.

Por su parte, el precandidato Marco Rubio pareció desvincularse de la propuesta migratoria bipartidista del Senado de la cual fue coautor hace dos años. Rubio señaló que había llegado a la conclusión de que una reforma integral como la que ayudó a escribir no es la vía a seguir. “La única manera de avanzar es a través de una serie de medidas que comienzan con la seguridad fronteriza”, dijo el mes pasado durante el programa Good Morning America de la cadena ABC.

Según analistas políticos, esta propuesta habría sido censurada y catalogada como una “amnistía” por la derecha republicana.

El revés de Ryan y Rubio podría achacarse a una campaña presidencial dominada por Trump. Las declaraciones antiinmigrantes del magnate han sido acogidas con entusiasmo por un gran número de votantes, empujando a muchos republicanos hacia esta posición.

Los pocos que se oponen a él han sonado su voz de alarma, advirtiendo que el partido necesita un candidato que logre recuperar a los votantes latinos. “Si no hacemos algo sobre la reforma inmigratoria y la gente anda por ahí diciendo que son violadores y asesinos, obviamente la reacción de la comunidad hispana será muy negativa”, dijo el senador John McCain ante los medios en Washington.

El gobernador de Ohio, John Kasich, y Jeb Bush, se limitaron a decir que es “imposible” deportar a los 11 millones de indocumentados que residen en el país, como propone Trump. “No se puede echar a los inmigrantes. Es imposible y no va con los valores de Estados Unidos. En la campaña de [Hillary] Clinton se frotan las manos cuando tenemos este debate”, aseguró Bush en el cuarto debate. Sin embargo, los números de las encuestas no parecen favorecerlo.

Por su parte, la candidata demócrata Hillary Clinton simplemente cataloga como “absurdas” las propuestas de inmigración del partido que ahora llama “ReTrumplicano”, haciendo referencia a la influencia que la retórica antiinmigrante de Trump ha tenido en el resto de republicanos.

“Los candidatos republicanos se están poniendo nerviosos al ver la popularidad de Trump en las encuestas y creen que deben de posicionarse de una forma más conservadora en temas migratorios para poder ganar las primarias”, explicó a la agencia noticiosa EFE Gabriel Sánchez, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Nuevo México.

Sánchez es coautor de una encuesta realizada por la agencia Latino Decisions para la organización America’s Voice que muestra que los  candidatos pierden de vista que el republicano que quiera ganar la Casa Blanca en 2016 necesitará conquistar el 47 % del voto latino, la cifra más alta de la historia.

Conforme concluyan las primarias, asegura Sánchez, el candidato republicano deberá o bien retirar sus comentarios antiinmigrantes o explicar cómo va a financiar la construcción de un gran muro en la frontera con México, idea lanzada por Trump y apoyada por el senador Marco Rubio.

La reforma y el sueño de millones de inmigrantes quedan en el limbo de un año de elecciones y de sorpresas políticas nunca antes vistas en este país. Los analistas aseguran que el voto latino será determinante para alcanzar la Casa Blanca.

El viacrucis de los nuevos desamparados del planeta

Más de 12 millones de sirios e iraquíes han sido desplazados y huyen del terror y las sangrientas persecuciones que asedian a los pobladores de sus tierras. En medio de su desesperación, arriesgan la vida por llegar a una tierra prometida donde la vida tenga el valor que la crueldad de la guerra civil le ha despojado.

En lo que va del año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que la cifra de migrantes refugiados que han llegado al continente europeo a través del mar Mediterráneo asciende a más de 440 mil, con un saldo de por lo menos 3 mil muertos a lo largo de la peligrosa travesía. Diariamente, se estima que unas 4 mil personas arriban a las islas griegas y de ahí se esparcen por el continente.

A la luz de estos acontecimientos, el Parlamento Europeo, por iniciativa de Alemania, acordó el mes pasado la reubicación de otros 120,000 asilados en todos los países de la Unión Europea, según anunció la agencia de la ONU

para los refugiados (ACNUR) en su página de web. ACNUR “reconoce el esfuerzo de Europa por hacer frente a esta situación y elogia a los países y a sus ciudadanos que han mostrado su disponibilidad para reasentar a refugiados y responder de forma positiva a una situación que, aunque supone un reto, se puede gestionar, siempre y cuando Europa esté unida para ofrecer una respuesta efectiva”.

Pero ante el interminable flujo de seres humanos a lo largo y ancho del continente europeo, países como Croacia y Hungría han comenzado a tomar medidas para impedir el paso por sus fronteras. Muros, verjas, soldados, balas y gases lacrimógenos son la señal de alto para miles de familias desesperadas que buscan refugio.

América Latina abrió los brazos a los refugiados desde el año pasado. Brasil ya ha recibido a 2,077 sirios desde comienzos del 2014, de acuerdo con los datos del Comité Nacional para los Refugiados del Ministerio de Justicia brasileño.

Argentina, por su parte, ha dado asilo a 233 y Uruguay figura como el país que más se movilizó para crear conciencia sobre la terrible situación que atraviesa el pueblo sirio. En octubre de 2014, el entonces presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, recibió personalmente en el aeropuerto de Montevideo a 42 ciudadanos sirios, a quienes les ofreció asilo, según reportes de la agencia periodística británica BBC.

Sin embargo, cinco familias sirias denunciaron el mes pasado que no se encontraron con todo lo que esperaban en Uruguay y ahora exigen que se les facilite el regreso a un campo de refugiados en el Líbano, donde vivían antes de ser trasladados al pequeño país sudamericano.

“Vivir en el Líbano era mejor que acá”, dijo Maher Aldees, representante de una de las familias al diario local El Observador. “No tengo problema con la gente de Uruguay y con el país, tengo problema con el gobierno que nos mintió”. Mientras tanto, Chile aceptó la solicitud de asilo de 10 sirios a la vez que evalúa ofrecer refugio a por lo menos 50 familias próximamente, según informó a la prensa el ex ministro Sergio Bitar, descendiente de sirios y uno de los impulsores de la recepción de refugiados.

México también ha prometido dar entrada a una treintena de estudiantes sirios a través de una iniciativa ciudadana, el Proyecto Habesha, pero aún no se han concretado los planes, según fuentes del gobierno. Una petición popular a través del portal Change.org cuenta con más de 100.000 firmas que piden al gobierno de Enrique Peña Nieto que se comprometa a acoger a 10.000 sirios desplazados.


El paso de Patricia

México se salvó de una catástrofe, aseguraban los meteorólogos tras el paso del huracán más grande registrado en la historia en el área del Pacifico. Patricia, que llegó a las costas mexicanas del estado de Jalisco con una intensidad de más de 200 millas por hora, entró por una zona poco habitada entre el área de Manzanillo y el popular centro turístico de Puerto Vallarta y sus vientos comenzaron a disminuir rápidamente.

No hubo fatalidades y las pérdidas materiales fueron mínimas, tomando en consideración la magnitud del gigantesco huracán. Su paso afectó más a los estados de Texas y Luisiana, al sur de Estados Unidos, donde más de 14 millones de personas se vieron afectadas por más de 20 pulgadas de lluvias y las inundaciones, según reportes locales.


Comicios presidenciales en Guatemala, Argentina

La crisis política desatada por el escándalo de fraude aduanero que les costó el puesto al presidente de Guatemala Otto Pérez Molina y a la vicepresidenta Roxana Baldetti hizo que la población manifestara su desconfianza en los políticos tradicionales.

El resultado: la victoria del candidato por el Frente de Convergencia Nacional, Jimmy Morales, ante la ex primera dama Sandra Torres del Partido de la Unidad Nacional de la Victoria en una segunda vuelta electoral el pasado 25 de octubre, según habían pronosticado las encuestas del diario El País.

Morales, un actor y comediante al que muchos califican como la sorpresa de un controvertido proceso electoral, se convirtió en el representante popular de la denominada

“antipolítica”, según analistas locales. Tanto Morales como Torres se habían comprometido a combatir la corrupción a través de un compromiso denominado Alianza Nacional para la Transparencia.

Mientras tanto, en Argentina, tres de seis candidatos contaban con mayores posibilidades de llegar a la Casa Rosada, según mostraban las encuestas. El oficialista Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y los opositores Mauricio Macri —alcalde de la ciudad de Buenos Aires— y el diputado Sergio Massa se enfrentaron también el pasado 25 de octubre para suceder a Cristina Fernández de Kirchner.

Al cierre de esta edición, se había determinado que habría una segunda vuelta electoral pautada para el 22 de noviembre tras un empate técnico entre el oficialista Daniel Scioli y el centroderechista Mauricio Macri, según el reporte de la Dirección Nacional Electoral del país.

Macri fue la gran sorpresa al quedar cerca de ganarle a Scioli, candidato oficialista apoyado por Cristina Fernández de Kirchner. Scioli logró el 36,8 por ciento, frente al 34,3 por ciento de Macri, según las cifras oficiales. Los analistas políticos señalan que el empate técnico supone una enorme derrota para el peronismo oficial, que confiaba en ganar en primera vuelta y ahora ve como probable una derrota en la segunda vuelta.

De acuerdo a las leyes electorales de Argentina, se determina por primera vez una segunda vuelta ya que ningún candidato obtuvo más del 45 por ciento de los votos populares, o más del 40 por ciento del sufragio con una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales con respecto al segundo candidato más cercano.


Los más pobres del mundo

Han sufrido los estragos de décadas de conflictos civiles armados, guerras y hambruna. Tienen las más bajas tasas de alfabetización con una excesiva dependencia de la agricultura en medio de las inclemencias de la naturaleza y el hombre.

Son los diez países más pobres del mundo y se encuentran en el continente africano, según el reporte más reciente sobre el índice de pobreza multidimensional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que mide los niveles de educación, economía, sanidad y calidad de vida de todos los países del mundo.

En primer lugar se encuentra Somalia, dividido por una prolongada guerra civil, cuyo frágil gobierno no ha podido neutralizar al grupo terrorista Al Shabaab, que controla gran parte del territorio. Más del 60% de la población vive bajo el nivel de la pobreza y el desempleo supera el 40%.

En segundo y tercer lugar, Níger y el Congo respectivamente, donde la corrupción, la baja tasa de alfabetización y la falta de transparencia son problemas comunes y endémicos. Les sigue la República Centroafricana, donde los conflictos armados entre los seleka, fundamentalmente musulmanes, y las milicias antibalaka, principalmente cristianas, han devastado completamente al país.

En quinto lugar, Sierra Leona, uno de los epicentros del brote del ébola, donde la guerra civil ha arrasado con la población que hoy por hoy también enfrenta la tasa de mortalidad materna más alta del mundo. Terminan la lista Burkina Faso, Burundi, Guinea, Mozambique y Guinea Bisáu, en los cuales imperan las guerrasciviles, la pobreza severa y la inestabilidad política.

Pero, ¿existe una luz de esperanza?

El mes pasado, la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción que tiene como objetivo asentar una nueva estrategia que regirá los programas de desarrollo mundialesdurantelospróximos 15 años. Los estados de la ONU se comprometieron a movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables.

“Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales”, señalaron los estados en la resolución a través del órgano informativo de la PNUD en la web.