Crónicas del metro

¿Mejor viejo conocido que nuevo por conocer?

Inevitablemente el mundo cambia y evoluciona rápidamente mientras que no nos queda otra opción que caminar al ritmo de los avances tecnológicos. La buena noticia es que por lo general esos cambios buscan facilitarnos la vida, la mala es que cuando finalmente aprendemos a manejarla llega una nueva forma de hacer las cosas y todo vuelve a empezar.

El uso de Internet y de diferentes aplicaciones en tabletas o celulares entre usuarios del transporte es cada vez más común. (Foto: Marietha Góngora/ Nuestra Voz)

Hace poco comencé a notar que las filas en las máquinas expendedoras de tarjetas MetroCard se veían menos congestionadas incluso en horas pico. De a poco entendí que la respuesta estaba en mi bolsillo.

Y es que el celular nos sirve cada vez menos para lo que fue inventado: para hacer y recibir llamadas. En este pequeño aparato se encuentra todo lo que podemos necesitar pues tenemos un reloj despertador, agenda de contactos, cámara de fotos y video, grabadora de audio, calculadora, procesador básico de documentos, diccionario, etc. Todo eso sin mencionar que nos da acceso inmediato al banco, la farmacia, las tiendas, el supermercado y demás.

Vivimos en la era de las aplicaciones y eso es irremediablemente cierto. Claro ejemplo de ello es que casi nadie pide un mapa de papel en las estaciones del metro o se detiene a mirar en las pantallas de información la puerta de embarque de su tren de Metro North o LIRR.

Tengo que reconocer que se siente bien cuando tengo las soluciones al alcance de la mano y aún mejor cuando el ahorro de papel y uso de tintas a gran escala es significativo para el medio ambiente.

Para poder tener esa facilidad al menos mientras transita en el sistema de transporte en la ciudad de Nueva York, lo invito a entrar en la onda de las aplicaciones. Para eso usted necesita un celular que le permita descargarlas, un plan de datos que garantice conexión a internet y una tarjeta de crédito para que pueda recargar su tarjeta MetroCard o comprar un tiquete simplemente con su huella digital o haciendo clic.

Por ejemplo EasyPayMetroCard, que no es propiamente una aplicación sino una página web, le permite recargar su MetroCard automáticamente evitándole las filas y dándole la facilidad de tener siempre dinero en su tarjeta para los rides que necesite.

Sin embargo le anticipo que, debido al uso frecuente de las aplicaciones, la batería de su celular no va a aguantar los mismos tres días que duraba en esos primeros teléfonos que tenían solo doce teclas. Lo que si le aseguro es que valdrá la pena porque podrá acceder a mucho más que al mapa de las estaciones y líneas del sistema.

Las aplicaciones con licencia de la MTA u otras diseñadas para asistir a los usuarios del transporte en la ciudad son en su mayoría gratuitas y brindan diferentes posibilidades como planear la ruta marcando la estación de origen y de destino informándole sobre el tiempo total de su traslado.

Captura de pantalla de la aplicación New York Subway MTA Map con algunos de los servicios que ofrece a los pasajeros.

Así mismo estas apps le permitirán ver en tiempo real las alertas de interrupciones en el servicio por trabajos en el sistema de metro y le ofrecerá una ruta alternativa, le indicará el momento exacto en que su bus o su tren llegará a la estación y hasta cuál es el vagón que debe abordar para que al llegar encuentre rápidamente la salida a la calle que más le convenga.

Una de las aplicaciones más conocidas es New York Subway MTA Map pues es la oficial de la Autoridad Metropolitana del Transporte y ha sido descargada de manera gratuita por más de ocho millones de usuarios en todo el mundo.

Esta app, compatible con sistema IOS y Android y disponible en diez idiomas, fue desarrollada por Mapway Limited, una empresa especializada en el diseño de aplicaciones de otros sistemas de metro de grandes ciudades cuyas descargas han superado los 40 millones en todo el mundo.

Así las cosas lo invitamos a recargar la batería de su celular, dejar las monedas en la casa y a disponerse a viajar en metro como todo un experto. ¡Bienvenido al futuro!