En México, apenas se recuperaban del mortal sismo del pasado septiembre cuando la tierra volvió a temblar el 16 de febrero dejando una estela de pánico, muerte y nuevos daños estructurales en el sur del país.
El poderoso movimiento telúrico tuvo una intensidad de 7.2 en la escala de Richter y su epicentro fue ubicado cerca del poblado de Pinotepa Nacional, en el estado sureño de Oaxaca. A principio se estimaba que el sismo solo había dejado daños materiales, pero luego se confirmó que por lo menos 13 personas murieron tras el desplome de un helicóptero del gobierno que sobrevolaba la región afectada. El temblor se sintió también en la Ciudad de México, donde se activaron las alarmas sísmicas.
El pasado septiembre, justamente en el día en el que todo el país realizaba simulacros para recordar el aniversario del terrible sismo de 1985, un terremoto de 7.1 revivió la pesadilla, causando una catástrofe que dejo más de 300 muertos, miles de heridos y desplazados y cientos de millones de dólares en pérdidas. Al otro lado del mundo, en Taiwán, otro gigantesco sismo dejó un saldo de al menos 18 muertos, cientos de heridos y decenas de personas atrapadas en los escombros de un edificio de 17 pisos que se desplomó en Wei Guan, en el distrito de Yongta, según el medio informativo Reuters.
El terremoto de magnitud 6.4 en la escala de Richter sacudió el sur de la isla de Taiwán y destruyó varios edificios en la ciudad de Tainan, según informaron las autoridades. El sismo, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), fue superficial, lo que ocasionó que sus efectos se amplificaran y se sintieran hasta en la capital, Taipei, a 300 kilómetros de distancia.
Taiwán se encuentra cerca de la unión de dos placas tectónicas donde abundan los temblores. En 1999, un sismo de 7.6 grados en el centro de Taiwán costó la vida de más de 2,300 personas.