“Yo soy carpintero como san José”, decía ufano el carpintero del pueblo. Pero, ¿qué tipo de trabajos hacía? O, ¿qué oficios existían en tiempo de Jesús?
En la zona donde vivió el Señor, junto al Mar de Galilea, había fundamentalmente dos tipos de trabajo: labranza y pesca. La Biblia hace referencia a ellos. Sirácides decía que llegará a ser sabio “el que maneja el arado, guía a sus bueyes y tarde en la noche les da forraje a sus terneras”.
Jesús con frecuencia menciona en sus parábolas el mundo rural: el granito de mostaza, la parábola del sembrador. O la lluvia tan necesaria en los campos, cuando dijo: “El Padre que está en los Cielos envía la lluvia sobre justos y pecadores”.
El mundo de la pesca aparece reflejado en el evangelio en muchas ocasiones: “Pedro, y el otro Andrés eran pescadores y estaban echando la red al mar. Jesús los llamó para hacerlos pescadores de hombres”.
Ya resucitado, el Señor invitó a sus discípulos que llegaban en la barca a “pescado que había puesto en las brasas”.
La Biblia menciona 29 oficios distintos. Hay uno de especial importancia, el de carpintero como san José y Jesús en su juventud. Los carpinteros eran “trabajadores de la madera”. Nos dice el libro de Samuel: “Hiram, rey de Tiro, envió madera de cedro, carpinteros y canteros, que construyeron el palacio de David”.
El carpintero era un personaje familiar en la vida de Israel. Él hacía escritorios, tallados, carretillas, arados y hachas. Es decir, las artesanías que se pueden hacer con la madera. Así describe Isaías al tallista de ídolos: “Mide la madera, dibuja a lápiz la figura, la trabaja con el cincel y le aplica el compás. Para esto tuvo que escoger un cedro o un roble entre los árboles del bosque. Así fabrica con esa madera un dios, hace un ídolo para adorarlo”.
Los tejados de las casas eran planos. Solo había que poner unas vigas y cubrirlas con cañas. Las escaleras eran exteriores. El carpintero extendía vigas y se le consideraba como “el que hacía casas”. Jesús conocía bien el oficio, por eso nos menciona la parábola de la casa edificada sobre la roca.
El herrero forjaba y reparaba herramientas agrícolas, azadones, palas, arados, hachas. Sus martillazos sonaban durante las horas de trabajo. Sirácides así lo describe:
“Sentado junto al yunque, forja el hierro que se derrite con el fuego. El ruido del martillo le rompe los tímpanos”. También era importante el alfarero. Hacía cántaros, tazas, tinajas grandes para guardar granos, lámparas, candeleros, juguetes incluso tabletas para escribir. “El alfarero que trabaja sentado frente al torno y hace andar la rueda con sus pies. Con sus manos moldea la arcilla y la amasa con sus pies. Extiende el barniz y mantiene encendido el horno”.
Las mujeres realizaban su trabajo en la casa. “Moliendo el maíz. El sonido de las trituradoras era señal de que la vida seguía”. La esposa ejemplar de los Proverbios se pone con ardor a trabajar. Vio que sus negocios iban bien, su lámpara no se apagó toda la noche: sus manos se ocupaban en la rueca, al huso sus dedos daban vuelta. Ella se hizo cobertores, y llevaba un vestido de lino y de púrpura. ¿Qué oficio de la Biblia te gusta más?