BROOKLYN, Nueva York—. Cuando usted llega a la oficina del Ministerio Pastoral, en Santa Juana de Arco, se encuentra con la hermana Maryann McHugh, CSJ, una nativa de Brooklyn que siempre tiene una sonrisa para recibir a los visitantes en su oficina.
La hermana Maryann nació en Bay Ridge, de padres irlandeses, y es la menor de cinco hermanos. Desde niña estuvo muy ligada a las actividades — especialmente las deportivas— de su parroquia de San Patricio.
Su padre murió cuando era muy joven, pero siempre estuvo presente en su vida, por lo que su madre asumió la responsabilidad total del hogar. “A mi madre le tocó trabajar duro, ella trabajaba en Manhattan y algunas veces cuando no teníamos que ir al colegio nos llevaba a su trabajo, recuerdo algo gracioso que me decía, ‘voy a decir en mis oraciones que puedes tomar el tren, pero no puedes hacer lo que quieras, solo para que sepas lo que voy a hacer’”.
Su madre los llevaba a misa los domingos y durante su hora de almuerzo iba a una parroquia cercana a su trabajo a orar. “Era una de las personas con más fe que he conocido”, cuenta la hermana Maryann.
Maryann estudió en la Academia Católica de San Patricio, en Bishop Kearney High School y luego fue a Notre Dame College en Staten Island por un año hasta que entró al convento en 1966.
“En la escuela secundaria había hermanas de San José, ellas estaban muy presentes en la vida de las estudiantes y eso ayudó mucho a mi espiritualidad. También veía que ellas la pasaban muy bien”, dice y acompaña sus palabras con su risa contagiosa. “Ellas eran personas felices, muy atentas y pendientes de nosotras las estudiantes. Yo iba a actividades después de la escuela. Al final de ese año una de mis compañeras ingresó al convento y eso fue algo que me ayudó a tomar la decisión”.
Luego de tres años de noviciado, en 1974 tomó los votos finales. Cuando estaba en el college fue enviada a St. Mathew School en Crown Heights. “Esa fue mi primera experiencia enseñando, vivía con otras religiosas que ya habían hecho sus votos finales y ellas me ayudaron mucho a ser una mejor profesora”, recuerda.
“Ellas me ayudaron a entender mejor ese ministerio, un ministerio donde trabajaba con personas de diferentes culturas. En ese tiempo la escuela tenía una pequeña comunidad anglosajona, una gran comunidad hispana, la mayoría de ellos puertorriqueños, así como una gran comunidad afrocaribeña. Algo muy diferente a lo que había vivido en mi parroquia (San Patricio), donde la comunidad era irlandesa e italiana”.
Esa primera experiencia ayudó a la hermana Maryann a entender lo especial que son cada una de las personas y lo maravilloso de las diferentes culturas. “Estaban dispuestos a aprender y eran culturas muy ricas espiritual y religiosamente, por lo que me ayudó a fortalecer mi vocación”.
Llegó a la parroquia de Santa Juana de Arco en Jackson Heights en Queens en 2006, a la Oficina de Ministerio Pastoral. “Comencé con un enfoque espiritual, especialmente de los adultos”.
“Mi principal función es trabajar con adultos que son Ministros de la Eucaristía y Lectores de las misas en inglés y español. También con aquellos que hacen parte del ministerio que lleva la comunión a las casas un domingo al mes a aquellos feligreses que no pueden venir a la iglesia porque están enfermos o son de edad muy avanzada”.
En la parroquia hay una gran diversidad de comunidad hispana, de Honduras, Colombia, Perú, México, Chile, Uruguay, Paraguay, entre otros países. Es una comunidad multicultural.
“Muchas personas llegan y me dicen que no hablan inglés, y les digo que no importa, que tengo un diccionario y Google Translate”, dice en medio de risas. “Entiendo más español de lo que puedo hablarlo y muchos de ellos también entiende más inglés de lo que pueden hablarlo. Por eso digo que este es el mejor curso de ESL (English as a Second Language).
Durante sus ratos libres le gusta montar en bicicleta, especialmente en la playa. “Me gusta ir a donde unos hermanos a ver béisbol y fútbol americano, disfruto mucho viendo fútbol americano. Soy hincha de los Jets y los Mets, equipos de esperanza, es cierto lo que dicen no se puede ser hincha de un equipo cristiano sin tener fe”. Otro de sus hobbies es la lectura, en especial los libros de misterio y novelas.
“Una de las bendiciones de esta parroquia es que hay feligreses de diferentes países. Algo que me hace feliz en esta oficina es que las personas pueden venir sin importar el idioma que hablan, es un lugar donde pueden compartir porque es un lugar de paz”.