“¡Despierta, boricua, defiende lo tuyo!” fue un slogan que se cantaba en Puerto Rico hace décadas. Cada vez que celebramos un Mes de la Hispanidad pienso que no solo son los boricuas quienes deben despertar. Lo debemos hacer todos aquellos que vivimos en Estados Unidos, todos aquellos para quienes ser hispano es su seña de identidad, es parte de su ADN.
El 12 de octubre es la fecha que, dependiendo de qué lado la contemplemos, así la celebramos. Para los ítaloamericanos es la gran fiesta donde conmemoran que un oscuro navegante genovés se encontró con un continente que no buscaba y un país que no existía al cual pensó que había llegado. Un mercenario aventurero al servicio del mejor postor, en este caso la Corona de Castilla y los Pinzón.
Para los habitantes del continente que habla y reza a Dios en español, como afirmara Rubén Darío, es el aniversario del encuentro de dos mundos, el europeo y el aborigen de lo que después se denominaría América, en honor de otro italiano, Americo Vespuccio. Fue un encuentro con sus luces y sus sombras, sus alegrías y sus esperanzas, sus penas y sus miserias. Por culpa de ese encuentro llegó el Evangelio al continente.
Para muchos la historia de América es la historia de Estados Unidos y comienza a partir de 1776. Se olvidan 284 años durante los cuales los habitantes de habla hispana fueron pioneros en muchas cosas y campos. ¿Ejemplos?
En 1511 toma posesión de su diócesis el primer obispo llegado a América. Esta diócesis estaba en la Isla de Puerto Rico, actualmente territorio estadounidense.
En 1564 misioneros hispanos introducen las uvas en California, dando origen de esta manera a una gran industria agrícola y vitivinícola.
En 1565 se lleva a cabo la primera fiesta de Acción de Gracias celebrada en el país. Se celebró una misa y un gran banquete entre los españoles y los indígenas timicuanas, adelantándose a la fiesta de los peregrinos en casi medio siglo. Un mes de recuerdos y vivencias
En 1602 Sebastián Vizcaíno explora y cartografía la costa de California.
En 1612 Francisco de Pareja hace la primera traducción de un libro escrito en lengua europea a la lengua de los timicuanas, establecidos en la actual Georgia.
En 1654 se establece en el nordeste de los Estados Unidos, en Nueva Amsterdam, la primera comunidad de habla hispana, compuesta por judíos sefardíes, estableciendo una tradición oral y escrita aún viva.
En 1699 se edita el primer libro en español en los Estados Unidos: La fe del Christiano: en veinticuatro artículos de la institución de Christo embiada a los españoles, para que abran sus ojos, para que se conviertan de las Tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban por la fe que es Jesús Christo remisión de pecado, y suerte entre los santificados.
En 1738 se establece la primera comunidad negra libre en Fort Mose, en el estado de la Florida, bajo la dominación de la Corona española.
En 1762 da comienzo el comercio entre compañías inglesas y cubanas, estableciéndose en dicha fecha la primera comunidad cubana en los Estados Unidos.
Podríamos seguir rebuscando en los libros de historia. No es cuestión de fechas, sino de recordar que nuestra presencia no es de ahora. Llegamos antes. Y seguimos dando candela. Tenemos un santo recién estrenado, san Junípero Serra. Otro que se han presentado los papeles en Roma, pero ya se sabe, las cosas allá suelen ser lentas. No importa, el venerable Félix Varela está seguro y es de los nuestros. A no ser que Francisco, el primer papa latinoamericano, que anduvo formando líos visitándonos, haga alguna de las suyas y lo beatifique por la vía rápida. Como quiera es uno más de los nuestros.