“Partió y fue sin demora” Con esta frase del Evangelio de donde se tomó el lema de esta jornada, Francisco comenzó su discurso en la Vigilia con los jóvenes, para comparar la visita de María a su prima Isabel con el camino de los jóvenes peregrinos que participan de la JMJ.

El Sumo Pontífice agradece a los jóvenes que se esforzaron para estar presentes y llegar ya casi al final de la jornada, a la Vigilia.

“María realiza un gesto no pedido, pero lo realiza porque Maria ama y el que ama, vuela, corre y se alegra” La madre de Dios rápidamente se puso al servicio aún estando embarazada. Así, Ella es ejemplo de humildad y servicio porque no piensa solo en sí misma, sino en el otro. ¿Por que? “Porque la alegría es misionera” dijo el Papa invitando a compartir la alegría del servicio con el mundo entero que hoy está tan necesitado.

La alegría es para compartir

“Ustedes que están aquí, que han venido a encontrarse y a buscar un sentido lindo a la vida, a buscar el mensaje de Cristo, ¿esto se lo van a quedar para ustedes o lo van a compartir con los demás?

“¡Es para llevarlo a los otros!” Esta es la invitación de Francisco hacia los jovenes. A compartir su experiencia, todo lo vivido en la JMJ. La experiencia, compartir el fruto del amor del encuentro con Jesús. Por que el bien no puede quedarse encerrado, sino que necesita ser compartido.

Porque alegría “es misionera” requiere ser compartida, especialmente  la alegría que brota del encuentro con el amor mas puro de un amigo, como lo es Cristo, que dio su vida por la salvación de todos.

Los peregrinos recibieron del Papa el mandato de llevar este mensaje a los demás, para que conozcan el rostro vivo de un amor sin límites, que ama de una manera especial y única a cada uno. Compartir esta alegría es la misión que Francisco encargó a los jovenes.

Recordar y agradecer

Un párrafo aparte para destacar del hermoso momento compartido con el Papa, fue cuando el Pontífice pidió a los peregrinos presentes detenerse un momento en silencio para reflexionar y agradecer.

Agradecer a quienes fueron “las raíces de la alegría” al compartir con cada uno la fe. Esa fe que fue transmitida por un amigo, un sacerdote, la propia familia, etc. “Mirar hacia atrás” para recordar, agradecer y rezar por quienes transmitieron la fe a los presentes en el Campo de la Gracia, así fue creándose el clima para el momento oracional de la vigilia en una noche muy agradable.

“Tenemos que ser para los demás, raíces de alegría,” continuó Francisco mientras invitaba a compartir una alegría autentica, que cree raíces, contrapuesta a las alegrías pasajeras o momentáneas.

No permanecer caídos

“¿Alguna vez se cansaron?” preguntó el Papa a los jovenes. “Cuando uno se cansa y no tiene ganas de hacer nada, se abandona.” Siguiendo un “viejo canto alpino” Francisco invitó a los jovenes a vencer la tentación del desanimo frente a las frustraciones y fracasos e incluso frente a los “errores fuerte,” sino a confiar en Dios y levantarse. “Cuándo esto sucede, ¿Qué hay que hacer? ¡No permanecer caídos!”

No cerrarse a la esperanza. No permanecer en el pecado.

El Santo Padre invitó a los jóvenes a seguir el ejemplo de María que salió de prisa, sin demoras, así también los peregrinos deben salir rápidamente al encuentro del amor de Dios en la reconciliación. Cuando la vida se pone cuesta arriba, es necesario saber leer los gestos de un Padre Dios, amoroso, que no abandona, que no deja a nadie solo. “Esta es nuestra fuerza, la que nos levanta de las caídas y nos pone en pie en las pruebas […] Alcemos la mirada, mantengamos el corazón en alto!”

“Cuando vemos a un amigo caído, ¿que hay que hacer? ¡Levantarlo! […] el único momento que es lícito mirar a una persona de arriba a abajo, es para ayudar a levantarse.”

Este es el camino, la constancia que debemos tener para caminar juntos, unidos hacia nuestro único destino, la santidad.

Entrenarse, perseverar y ayudarnos a caminar

Francisco continúa, “en la vida, hay que entrenarse… a veces no tenemos ganas de caminar, de hacer esfuerzo…” acompañando con un gran ejemplo, saco su lado argentino por la pasión del fútbol y dijo; “No se si a alguno le gusta el fútbol, a mí me gusta… detrás de un gol, ¿que hay? ¡Mucho entrenamiento! Detrás de un éxito hay mucho entrenamiento […] Si esto es cierto para el deporte […] lo es aún más para lo que es más importante, para el amor y la fe. Aquí, sin embargo, el riesgo es dejarlo todo a la improvisación; rezo si se me antoja, voy a misa cuando quiero, hago el bien si tengo ganas.”

Con esta comparación simpática el Papa puso de manifiesto la necesidad de perseverar, de ser disciplinados, de no vivir siempre para  hacer lo que se viene en ganas, si se tiene en el corazón un objetivo alto.

“María nos enseña que se necesita la constancia en el caminar, la que ustedes han demostrado para llegar hasta aquí.”

El Santo Padre pone el acento en la importancia de levantarse cuantas veces fuera necesario, y en la necesidad de aprender a pedir ayudar y ayudar a los demás, sin desanimarse y entrenándose mientras se camina.

“Esto se aprende, de la familia, de los abuelos, de amigos, en la vida se aprende”

Nada es gratis, solo el amor de Jesús

Por ultimo, el Papa dejo una idea para que los jóvenes presentes y los que siguen a través de los distintos medios, puedan reflexionar en sus corazones; “Caminar. Si me caigo, levantarme. Caminar con una meta. Entrenarse todos los días en la vida.”

“Porque en la vida, nada es gratis. Todo se paga; solo hay una cosa gratis, el amor de Jesús”
“Con el amor de Cristo, gratis, y las ganas de caminar, caminemos en esperanza mirando nuestras raíces y vayamos para delante. Sin miedo, no tengan miedo”

Todos frente al Amor

Palabras que alentaron la esperanza de los presentes moviéndolos a la reflexión y a la oración que seguía al discurso del Pontífice.

Con la exposición del Santísimo Sacramento en el altar central el clima de reflexión y oración invadió el predio haciendo que las palabras De Francisco penetraran la mente y el corazón de los peregrinos para que puedan llevar todo lo vivido en esta Jornada Mundial de la Juventud y hacerlo vida en cada realidad por la que cada joven atraviesa y compartirla con los demás.

Después de la bendición final con el Santísimo, el Santo Padre se retiró del lugar, y mientras algunos peregrinos se disponían al descanso otros regresaban a sus alojamientos o compartían conversaciones y cantos en grupos pequeños.

Santiago Elías Nazar