Crónicas del metro

Jóvenes y magia en el metro de Nueva York

Angel Martínez1
Hace un par de años Ángel decidió ser mago y para ello se ha preparado intensamente. Foto: Marietha Góngora

UNOS DÍAS ATRÁS me encontraba en la estación de Times Square buscando la salida a la calle cuando vi un grupo de jóvenes haciendo demostraciones de magia. No tenía aún claro si se trataba de un pasatiempo entre amigos o si recibían dinero por su arte.

Yo no tenía mucho tiempo pero la curiosidad no me permitió pasar de largo. Decidí hacer lo que cualquier periodista haría en mi lugar: ir a preguntar.

Me acerqué y así fue que conocí a . Es un joven de 17 años que cursa la escuela secundaria y que desde hace un par de años practica la magia luego de ver a algunos de sus amigos aprender este oficio.

Para Ángel, hijo de una mexicana y un norteamericano, la magia es más que un hobby, ya que lo toma seriamente. Ha estudiado con constancia y disciplina para perfeccionarse. También ha contado con la ayuda de sus amigos más expertos.

“Todos tenemos una rutina diferente. Mi rutina dura entre 15 a 20 minutos y usualmente logramos que se acerquen unas 40 a 60 personas”, dice este joven que se proyecta como una promesa de la magia.

Uno de los obstáculos con que deben lidiar Ángel y su grupo de amigos es el clima, ya que por lo general ellos realizan sus actos de magia en las calles de Times Square. En invierno el frío los lleva a ir en busca de su público a las estaciones subterráneas.

“Tres de nosotros nos especializamos en actos de magia con cartas pero hacemos un poco de todo”, asegura Ángel mientras baraja sus naipes como preparándose para continuar con sus impresionantes malabares. “Yo haré cuanto pueda para hacer una carrera no solo en la magia sino también en la música. He hecho audiciones para algunos programas de televisión y espero que me llamen pronto”, dice Ángel mientras sonríe y reconoce que algunas veces saber de magia le da cierta popularidad entre las chicas.

Así concluyó la entrevista con Ángel, le agradecí por su tiempo y su disposición. Nos despedimos y él enseguida volvió a su grupo de amigos para seguir practicando sus malabares y labrando su camino de éxito: le sobra talento y ganas de ser mejor en lo que le apasiona.

Por mi parte sólo espero que en el futuro tenga que volver a entrevistarlo cuando sea un músico famoso y haya alcanzado todo lo que hoy sueña lograr.