Dios siempre está dispuesto a acoger a sus hijos e hijas en su abrazo misericordioso. Ese fue el mensaje que resonó en la Catedral de St. James, en Downtown Brooklyn, al comienzo de la jornada diocesana de las “24 horas para el Señor”.
En respuesta al pedido del papa Francisco, las diócesis de todo el mundo tuvieron 24 horas de eventos centrados en la misericordia del 4 al 5 de marzo.
“El (Papa) quiso que esta fuera una oportunidad para que todos vengan a la iglesia y se sientan bienvenidos”, dijo Christian Rada, el coordinador de Preparación para el Matrimonio, Vida de Familia y Respeto a la Vida de la Diócesis de Brooklyn. Como parte de esta jornada, en la diócesis se realizáron eventos en parroquias y actividades en la catedral.
La jornada de 24 horas de misericordia dio comienzo a las 7 p.m. cuando el obispo auxiliar James Massa celebró la oración de la tarde con un pequeño grupo de feligreses. La gente siguió visitando la catedral para confesarse y para pasar un rato con el Santísimo Sacramento.
La adoración al Santísimo continuó hasta las 9 a.m. con al menos un feligrés adorando al Señor en la Sagrada Forma en todo momento. También hubo una hora de adoración con la juventud de la diócesis, un rosario familiar y otras actividades. La jornada terminó con una misa celebrada por monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn.
“Este es un tiempo para estar con el Señor en silencio y tratar de escuchar la palabra que Dios pueda tener para ti, que te pueda acompañar en tu caminar”, dijo monseñor Massa.
Antes de oír confesiones por tres horas, el padre Raphael Munday Kukana dijo que ésta era una oportunidad de experimentar la misericordia divina por medio del sacramento de la reconciliación.
“Él quiere que regresemos a Él y cuando volvemos a Él con un corazón humilde, contrito, Dios siempre está dispuesto a perdonar y a recibirnos”.
Los feligreses que participaron en las 24 horas para el Señor vinieron desde varios rincones de la diócesis. Entre ellos estuvieron Jacqueline Johnson y Lisa Ferrera, catequistas en la iglesia Our Lady of Solace en Connie Island. “Vinimos a profundizar en la fe”, expresó Ferrera. Jessenia Lima, de diez años, dijo que la Hora Santa fue “un momento que tienes con Dios. Sólo tú y Él”.
Yoselin García Sevedo, otra joven de St. Teresa, agregó que este momento de oración le hizo ver que Dios “te manda un mensaje que quiere que lo compartamos. Él sabe lo que nuestro corazón necesita saber”.