El cuatro de diciembre se celebra la festividad de Santa Bárbara, virgen y mártir. Nacida en Nicomedia, en el siglo III, es uno de los santos católicos más venerados y cuya intercesión se considera particularmente efectiva. Junto a Santa Margarita de Antioquia y Santa Catalina de Alejandría, es una de las tres vírgenes mártires parte de los catorce santos auxiliadores.
Según las hagiografías, Bárbara de Nicomedia fue encerrada en una torre —que es uno de sus atributos— y más tarde torturada y ejecutada por su padre pagano, Dióscoro, cuando se negó a retractarse de su fe cristiana. Según la Leyenda Aurea —o Legenda Sanctorum—, una compilación de relatos hagiográficos del dominico Jacobo de la Vorágine, arzobispo de Génova, a mediados del XIII, muy popular durante el medioevo, su martirio tuvo lugar un 4 de diciembre “durante el reinado del emperador Maximiano (r. 286–305) —se cree que alrededor del año 267.
En la foto principal de esta nota, en la obra del artista alemán Lucas Cranach der Ältere (el Viejo), que se conserva en la colección permanente del Metropolitan Museum of New York (MET) “parece aceptar tranquilamente su destino arrodillada ante su padre, quien levanta su espada para decapitarla. Los cuatro testigos de aspecto siniestro pueden ser las autoridades romanas que la torturaron, según la tradición, en un intento de persuadirla de que se sacrificara a los dioses paganos, y que luego la condenaron a muerte. El escudo de armas indica que Cranach pintó este panel para un miembro de la familia Rem, acaudalados comerciantes de Augsburgo”.
Su trágica historia ha servido de inspiración a muchos artistas europeos famosos, como Pedro Pablo Rubens, Paolo Cagliari (el Veronés), Jan van Eyck, Ghirlandaio, Robert Campin, o Francisco de Goya.
Sobre todo a partir del período gótico (1150-1450), se produjeron valiosos retablos y representaciones suyas, como este altar gótico al temple sobre madera de Santa Bárbara, que perteneció a la iglesia dedicada a la santa en Breslavia, Polonia, pintado en 1447, por Wilhelm Kalteysen de Aachen —según estudios recientes en conjuntamente con el pintor Marcin Czarny—. Hasta el día de hoy, solo ha sobrevivido el cuerpo del políptico (se perdieron las alas durante la Segunda Guerra Mundial), dividido en tres partes y que contiene la imagen principal flanqueada por pares de cuartos con escenas de la vida de Santa Bárbara.
Para celebrar a la milagrosa santa pueden leer en familia o en la intimidad esta oración: