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Tras el rostro de Cristo: santuario italiano podría tener una verdadera reliquia

MANOPPELLO, Italia (Por Junno Arocho Esteves/CNS)—. En el Santuario de la Santa Faz en Manoppello, los visitantes ven una tela transparente entre dos paneles de vidrio dentro de un marco de plata adornado sobre el altar del santuario.

Cuando alguna luz ilumina la tela de fibra de biso, se revela la imagen de un hombre barbudo, con los ojos abiertos y la boca semiabierta, como si estuviera tomando su último aliento.

Los devotos del velo de Manoppello afirman que se trata del “Velo de Verónica” y que se trasladó en secreto al pequeño pueblo de la colina en Abruzzo por orden del Papa Clemente VII para protegerlo después del Saco de Roma en 1527.

Otra imagen del rostro de Cristo conocida como “El velo de Verónica” se muestra cada año en la Basílica de San Pedro el Domingo de Ramos para bendecir a los peregrinos al comienzo de la Semana Santa.

Aunque las estaciones de la cruz tradicionales incluyen “Verónica limpia el rostro de Jesús”, ninguno de los Evangelios describe a una mujer que limpia el rostro de Jesús mientras lleva su cruz al Calvario.

El periodista alemán Paul Badde junto al Santo Rostro de Manoppello en el santuario en Manoppello, Italia, el 11 de enero. Los devotos creen que la tela casi transparente fue uno de los sudarios que cubrieron el rostro de Jesús en la tumba y que la imagen se formó milagrosamente en el momento de la resurrección. (CNS/ Paul Haring)

Una leyenda piadosa dice que luego Verónica fue a Roma para entregar la reliquia a San Clemente, uno de los primeros papas.

Sin embargo, el periodista alemán Paul Badde está convencido de que el velo mostrado por el Vaticano durante los últimos 400 años es una copia y que el verdadero se conserva en Manoppello.

“Se pudiera decir que todos los años, el domingo de Pasión, muestran un engaño”, dijo Badde a CNS el 14 de enero.

Los frailes capuchinos de Manoppello han sido custodios del velo desde 1630.

El padre capuchino Paolo Palombarini, vicario parroquial del Santuario de la Santa Faz, explica las similitudes entre la Santa Faz de Manoppello, a la izquierda, y la Sábana Santa de Turín. (CNS/ Paul Haring)

Durante siglos, muy pocas personas fuera de la pequeña ciudad sabían de la existencia de la tela y su imagen de Jesús. Pero un sacerdote capuchino, el padre Domenico di Cese, dedicó toda su vida a difundir la devoción a la Santa Faz de Manoppello.

Cuando vio por primera vez el velo siendo un joven sacerdote en la década de 1930, se arrodilló en shock. El rostro reflejado en el antiguo lino parecía el del mismo hombre desconocido que lo había rescatado de los escombros de una iglesia después de un gran terremoto en 1915 cuando era un niño.

“Se puede ver que la pupila derecha está más cerrada que la izquierda porque esta es la primera instancia de la Resurrección y así sucede también cuando nos levantamos por la mañana”, explica el padre Palombarini. (CNS/ Paul Haring)

El padre Cese murió en 1978 y no fue hasta 1999 cuando el velo realmente llamó la atención del mundo. Fue entonces cuando el padre jesuita Heinrich Pfeiffer, un historiador del arte en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, anunció en una conferencia de prensa que la tela era el verdadero “velo de Verónica”, afirmando que después de realizar una investigación, descubrió que la imagen del velo podía ser Perfectamente superpuesta al rostro de la Sábana Santa de Turín, la reliquia que muchos creen es la cubierta de entierro de Jesús.

Algunos devotos argumentan que la conexión de la imagen con “Verónica” no está relacionada con una mujer que intentara aliviar a Jesús durante su vía crucis, sino que alude a la frase “vera icona”, que significa “verdadero icono”.

El padre capuchino Paolo Palombarini, vicario parroquial del santuario, dijo al CNS: “Ambas pupilas están abiertas. Pero se puede ver que la derecha está más cerrada que la izquierda porque esta es la primera instancia de la Resurrección y así sucede también cuando nos levantamos por la mañana”.

“Cuando dormimos”, explica, “no nos damos cuenta, pero nuestras pupilas están completamente dilatadas. Por la mañana, al abrir los ojos y ver la luz, nuestras pupilas reaccionan cerrándose porque necesitan algún tiempo para adaptarse al pasar de la oscuridad a la luz”.

El Vaticano no reconoce formalmente la autenticidad de las reliquias como el Velo de Manoppello o la Sábana Santa de Turín, sin embargo, la veneración pública de tales reliquias por parte de los papas a menudo llama la atención de los fieles.

Este es el caso del Papa Benedicto XVI, el primer papa en visitar el santuario de Manoppello en 2006 y venerar la imagen, dijo Badde a CNS. Añadiendo que el Papa emérito había leído su libro sobre el velo y “decidió ir a pesar de la enorme resistencia en el Vaticano”.

Sin embargo, durante lo que el propio Papa Benedicto describió como una “peregrinación privada”, no hizo ningún pronunciamiento sobre la imagen. Dirigiéndose a los sacerdotes, religiosos y peregrinos que llenaban el santuario, dijo que aquellos que buscan el verdadero rostro de Cristo pueden encontrarlo en sus hermanos y hermanas, “especialmente los más pobres y necesitados”.

Vista del Santuario deSanto Rostro en Manoppello. (CNS/ Paul Haring)

“Si perseveramos en nuestra búsqueda del rostro del Señor”, dijo el Papa Benedicto, “al final de nuestra peregrinación terrenal, él, Jesús, será nuestro gozo eterno, nuestra recompensa y nuestra gloria eterna”.

“Fue el primer papa en más de 400 años en arrodillarse frente a esta imagen, eso es lo que hizo”, alega Badde. “Eso es lo que quedará de su pontificado”.

La visita del Papa Benedicto XVI aumentó la atención con respecto a la imagen, que sigue atrayendo más peregrinos cada año.

Los devotos creen que la la imagen es un vera icon o Christos Acheiropoietos, que se formó milagrosamente en el momento de la resurrección. (Foto CNS / Paul Haring)

El cardenal Gerhard Mueller, exsuperior de la Congregación para la Doctrina de la Fe, visitó recientemente el santuario para la festividad de “Omnis Terra” (“Toda la Tierra”), que se celebra el 20 de enero, y lleva el nombre de las primeras palabras del Salmo 65: “Toda la tierra te adora, oh Dios”.

Mons. Salvatore Cordileone, arzobispo de San Francisco, y Mons. Bruno Forte, el arzobispo de Chieti-Vasto, la diócesis donde se encuentra el santuario, también estaban asistieron a la celebración.