“Le dio con la puerta en las narices”. Esta expresión no habla tanto de puerta ni narices, solamente manifiesta la idea de rechazo. La gente la conoce y la repite con frecuencia en sus conversaciones. Pero quizá no sepa, que hace muchos siglos el profeta Eliseo la usó al saber que un emisario del rey Ben-Hadad venía a matarle y dijo:
“Cuando llegue, denle con la puerta en las narices”. 2Re 6,32.
Nariz es el órgano de la cara en el que están los orificios que comunican con el sentido del olfato y el aparato respiratorio. Son las ventanas de los pulmones. El Génesis describe metafóricamente las narices de Dios.
“Yahvé Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida”. Gen 2,7.
En semejanza al aspirar violento o al bufido de una persona enfurecida, se habla del soplo de la nariz de Dios para referirse a su estado de cólera.
“Subió humo en su nariz, y de su boca fuego quemante; carbones se encendieron de él. Los cimientos del mundo quedaron a la vista por la voz amenazante del Señor, por el soplo del viento de su nariz”. Sal 18,8.16.
También se menciona la nariz de Dios, para describir su aliento como una fuerza poderosa.
“Al soplo de tu nariz retroceden las aguas, las olas se paran como murallas”. Ex 15,8.
La biblia nombra la nariz en la belleza de las mujeres. Una nariz bien formada contribuye al encanto de su cara. El Cantar de los Cantares compara la nariz de la muchacha sulamita a “la torre del Líbano”.
“Tu cuello, es como torre de marfil; tus ojos son dos estanques de la ciudad de Hesbón; tu nariz, como la torre del Líbano, que mira hacia Damasco”. Cant 7,5.
En una alegoría, Ezequiel nos presenta a Jerusalén como una esposa adúltera que El la eligió como esposa. La encumbró como reina y la honró con un anillo en la nariz.
“Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas, un collar en tu cuello. Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una hermosa corona en tu cabeza”. Ez 16,11-12.
El profeta Isaías se encara con la vanidad de las mujeres. Las describe usando un aro en la nariz como adorno.
“El Señor arrancará los adornos, pulseras para los tobillos, cintas y lunetas, pendientes, brazaletes, velos, sombreros, cadenillas de pie, cinturones, frascos de perfume y amuletos, sortijas, aros de nariz”. Isaías 3,21.
Como rito para confirmar que Rebeca era la destinada esposa de Isaac, Labán el siervo de Abraham le puso el anillo en sus narices.
“Entonces le puse el anillo en su nariz y los brazaletes en sus brazos”. Gn 24,47.
En el Medio Oriente, un gancho en la nariz era un medio de sometimiento. Para poder manejarlos fácilmente, se horadaban las narices de los animales (y de los prisioneros de guerra), pasando por ellas garfios. De éstos se amarraban sogas con las cuales se obligaba al animal a caminar por donde quisiera su amo. Dios pregunta a Job si acaso podría poner soga en las narices del leviatán.
“¿Quién se atreverá a herirle los ojos y ponerle una argolla en las narices?”. Job 40,24.
¿Había pensado usted en la variedad de significados de la nariz en la Biblia?
