PROSPECT HEIGHTS — Robert Ruggiero ingresó en la Concatedral de San José en la mañana del 28 de junio como diácono y salió, dos horas y media después, como sacerdote.
“Ahora soy de Él, al servicio de Él. Mi vida está completamente dedicada a Él y a su Iglesia”, expresó, añadiendo que sentía que su vida anterior terminaba y una nueva acababa de comenzar.
Y no fue el único cuya vida cambió ese día.
El padre Ruggiero fue uno de los siete hombres ordenados al sacerdocio para la Diócesis de Brooklyn por el obispo Mons. Robert Brennan, quien confirió el sacramento del Orden Sagrado durante la Misa de Ordenación celebrada en la concatedral.
Los nuevos sacerdotes —padre Robert Ruggiero, padre Benoit Chavanne, padre Juan Herrera-Posada, padre Callistus Ibeh, padre Paulo Salazar, padre Álvaro Morales Sánchez y padre Nelson Gerardo Tlatelpa— pronunciaron sus votos en una jornada marcada por la oración, las lágrimas y numerosos aplausos de las cientos de personas que se congregaron para compartir ese gran momento.
Para la diócesis, la ordenación de siete nuevos sacerdotes representa un aumento en comparación con el año pasado, cuando fueron tres los ordenados.
Según el Centro de Investigación Aplicada del Apostolado de la Universidad de Georgetown, el número de sacerdotes en EE.UU. disminuyó en un 40 % entre 1970 y 2024. En 1970 había 59.192 sacerdotes; en 2024, la cifra se redujo a 33.589.
Mons. Brennan percibe una nueva tendencia: los jóvenes ya no tienen miedo de expresar su fe.
“Veo, en cierto modo, una nueva tendencia de personas que se acercan a la Iglesia, que toman en serio su fe y encuentran fortaleza en ella”, afirmó. “No es que, de repente, tengamos grandes cantidades entrando al seminario, pero lo que sí estamos viendo es que los jóvenes parecen sentirse más cómodos hablando del tema. Eso es algo bueno. En primer lugar, es bueno que se sientan seguros y que el clima cultural lo permita”.
Dentro de la concatedral se vivía un ambiente de alegría. Por momentos, la emoción era palpable, mientras los familiares de los nuevos sacerdotes derramaban lágrimas de felicidad.
La Misa de Ordenación estuvo colmada de momentos memorables, entre ellos la Imposición de Manos, cuando el obispo y todos los sacerdotes presentes colocaron, uno por uno, sus manos sobre la cabeza de los ordenandos.
Otro momento significativo fue cuando los siete hombres se postraron ante el altar durante la Letanía de los Santos.
Antes de la ordenación, el padre Ibeh comentó que la letanía era la parte de la Misa que más esperaba, por su profundo simbolismo.
“Estoy entregándolo todo a Dios y postrándome ante Él, así como Cristo entregó su vida”, explicó. “Ya no soy dueño de mi vida. Ahora pertenece a la Iglesia”.
Los nuevos sacerdotes llegaron a la concatedral dos horas antes de la Misa y se reunieron en la rectoría para prepararse.
“Estoy muy nervioso, pero también muy feliz”, confesó el padre Morales Sánchez. “Nunca pensé que este día llegaría. Cuando comencé, todo parecía tan lejano. Ahora me alegra que haya llegado el momento”.
Los nuevos sacerdotes servirán en las siguientes parroquias:
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Padre Chavanne: Regina Pacis, en Dyker Heights
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Padre Herrera: Blessed Sacrament, en Jackson Heights
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Padre Ibeh: St. Sebastian, en Woodside
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Padre Ruggiero: St. Francis of Assisi, en Astoria
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Padre Salazar: Resurrection Ascension–Our Lady of the Angelus, en Rego Park
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Padre Morales Sánchez: Presentation of the Blessed Virgin Mary, en Jamaica
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Padre Tlatelpa: St. Michael, en Sunset Park
El padre Salazar, quien ha pasado los últimos cinco años formándose para el sacerdocio en el Pontificio Colegio Norteamericano en Roma, servirá este verano en Resurrection Ascension–Our Lady of the Angelus, y en septiembre regresará a la Ciudad Eterna para continuar sus estudios de derecho canónico.
Mons. Brennan, quien expresó que fue un “gran privilegio ordenar” a los nuevos sacerdotes, añadió que ahora forman parte de una gran hermandad.
“Hay una conexión real que se establece con las personas a través del Sacramento del Orden. Ese vínculo siempre estará ahí”, afirmó. “Y espero con entusiasmo colaborar con ellos en la labor pastoral aquí en Brooklyn y Queens”.