Crónicas del metro

El día en que la magia viajó en el tren 6

Era tarde en la estación de Fulton Street y sólo quería que el tren 6 viniera pronto para ir a casa a descansar. El calor era agobiante y la falta de aire fresco me desesperaba… ¡y no tenía un lugar donde sentarme!

¿Qué hay en esa jaula?, me preguntó mi amiga. Enseguida intenté agacharme para ver de qué se trataba. Esperaba ver a un perro o un gato, pero alguien respondió: “un conejo y una paloma”. Se trataba del dueño de los animales y la caja. Nos dijo que era mago y que ellos eran sus consentidos. “Pero, ¿cómo una paloma y un conejo comparten el mismo espacio y parecen llevarse tan bien? ”, me pregunté sin decirle nada.

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Finalmente llegó el tren. De inmediato me sentí aliviada de estar en el aire acondicionado y sentada. El mago había entrado en el mismo carro y allí comenzó una conversación que, tras algunas demostraciones de magia en vivo, terminó por convertirse en la historia de Crónicas de Metro para este mes.

Nuestro mago es conocido en el gremio como el “Dr. S”. Nació el 29 de agosto de 1964 en Ciudad de Guatemala y llegó a Nueva York con su familia a los 8 meses de nacido. Con el tiempo estudió terapia física y educación especial, oficio en el que se ha desempeñado por más de 13 años. Enseña a niños con necesidades especiales o algún tipo de discapacidad.

Su pasión por la magia nació a los 10 años cuando vio una película de Houdini. Desde entonces supo que quería ser mago cuando fuera “grande”. Ya siendo adolescente empezó a tomarlo más en serio y aprendió empíricamente con la ayuda de un mentor. Luego diseñó su propio show para niños y así empezó a recorrer los caminos de la magia.

Su nombre es un homenaje a sus personajes favoritos: Doctor Who, y dos superhéroes cuyos nombres empiezan con ‘S’: Superman y Spiderman.

Actualmente Dr. S se presenta en diferentes lugares de la ciudad, trabaja para varias agencias y también atiende solicitudes de compañías que lo contratan para presentar su espectáculo en eventos corporativos.

Dr. S lleva una vida como la de aquellos superhéroes que tanto admira: por el día es un profesor en una organización sin ánimo de lucro y cuando cae el sol se despierta el mago. Actualmente trabaja para abrir una escuela de magia en Brooklyn. Su experiencia enseñando magia por tres años en campos de verano del YMCA será un factor clave para el éxito de su escuela.

“Lo mejor de ser mago es conocer a tanta gente. Yo conozco gente todo el tiempo […] cuando digo que soy mago la gente enloquece. La magia puede cambiar el estado de ánimo de alguien que esté aburrido o triste y hace que se olviden por un momento de sus problemas”, dice Dr. S.

Mis preguntas terminaron al tiempo que llegué a mi destino, pero fue suficiente para confirmar que en el subway puedes hallarte cualquier cosa… es como el País de las Maravillas. Claro, no soy Alicia y no me encontré con una liebre… Pero soy Marietha y me encontré un conejo y una paloma viajando en la misma jaula.