EL SEMINARIO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, en Huntington, se alza un medio de un área arbolada. A fines de octubre el lugar exhibe la belleza del otoño de Long Island. Es un sitio ideal para la reflexión y la oración.
Allí se reunieron del 24 al 28 de octubre, 22 sacerdotes hispanos de las Diócesis de Brooklyn, Rockville Centre y Nueva York para hacer retiro. El predicador fue el padre Hugh Gillespie, un misionero monfortiano que habla perfecto español.
¿Y por qué es importante este retiro? Eso fue lo que preguntamos a varios de los participantes. El padre Israel Pérez, cubano, vicario parroquial de la Preciosísima Sangre, Brooklyn, en Brooklyn, lo explica así:
“Uno descansa. Y descansa en su doble dimensión: el descanso físico y el descanso ‘nutritivo’ que es estar con tus hermanos sacerdotes. Es tan bueno sentarme y disfrutar la Eucaristía celebrada por otro de mis hermanos y escuchar lo que él me puede aportar. Eso me refresca, me nutre, me da deseos de seguir adelante. Y este espacio es una bendición de Dios, es ideal para rezar, para encontrarte contigo mismo”.
Monseñor Alfonso Cabezas, obispo emérito de Villavicencio, Colombia, que trabaja en la Diócesis de Brooklyn, nos dijo: “El retiro es un momento de gracia de Dios. Estamos orando para que nos abramos a esa gracia. El retiro está enfocado a contemplar la misericordia de Dios en María”.
También se refirió a lo importante que es reunirse con otros sacerdotes: “Ahora no estamos guardando mucho silencio, pues ésta es una oportunidad en que nos encontramos cada año. Es una buena ocasión para reforzar nuestro ministerio y servicio a nuestra querida Iglesia”.
Monseñor Perfecto Vázquez, de la parroquia de Santa Teresa, en Woodside, Queens, comentó: “Lo mejor del retiro es todo lo que aprendemos, pero también el hecho de estar juntos los sacerdotes. Ese encuentro permite que recibir el apoyo de los otros. Y el predicador nos está dando grandes enseñanzas como teólogo. Porque esa es la base de todo: conocer bien a Jesús para poder amarle y seguirle”.
Tres ideas se repetían en todas las respuestas sobre la importancia del retiro: la oración, el encuentro con los hermanos sacerdotes y la energía recibida.
Quizás el padre Israel Pérez lo resumió mejor cuando nos dijo: “Estamos acostumbrados a estar en el púlpito, en el altar, dando, predicando, aconsejando, exhortando a los demás. Y ahora es un momento que la Iglesia nos ofrece y recomienda para que todos los sacerdotes ‘se reciclen’, que reciban la Palabra de Dios en otra dimensión. Eso para mí es lo fundamental”.