Auggie Pullman es un niño de 10 años con una seria deformidad facial, producto de una rara condición genética que lo ha mantenido ingresado en hospitales la mayor parte de su vida. Veintisiete cirugías reconstructivas lo han ayudado, según él mismo explica, “a respirar, a ver, a oír sin aparato auditivo, y algunas hasta mejoraron un poco mi aspecto, pero ninguna logró que me viera normal”. Hasta ahora su mamá le había dado clases en casa, pero ya el quinto grado le resultaba difícil, de modo que lo han matriculado en una escuela privada, y la perspectiva de enfrentarse a sus nuevos compañeros sin la protección del casco de astronauta tras el cual acostumbra a esconder la cara de miradas imprudentes, lo aterroriza.
Mi primera reacción cuando supe de Wonder fue de desinterés. Pensé que sería uno de tantos melodramas lacrimógenos que explotan la sensibilidad del público hacia los minusválidos. Pocas veces me he alegrado tanto de haberme equivocado.
La película cuenta con un excelente reparto, en el que se destacan Julia Roberts como la madre; Owen Wilson —felizmente sacado aquí de su habitual encasillamiento en roles cómicos o de acción— como el padre; Jacob Tremblay en el papel protagónico; e Isavela Vidovic como la hermana mayor, Via. El guión dosifica sabiamente los momentos profundamente emotivos que por supuesto tiene, mientras recorre el mosaico de dramas personales de quienes rodean a Auggie, entre ellos el de su madre, que abandonó su carrera profesional y dejó inconclusa su tesis de maestría para dedicarse por completo a cuidarlo, o el de su hermana, que se ve relegada siempre a un segundo plano porque la vida de la familia gira exclusivamente en torno a él, o el de su amigo Jack Will, avergonzado por haber traicionado a Auggie para congraciarse con unos niños ricos que en realidad lo desprecian porque es pobre. Todo esto matiza el conflicto central de aislamiento y soledad del protagonista y lo pone, como corresponde, en un contexto humano más amplio y complejo.
Wonder tiene algo de declaración de principios en estos tiempos en que se estila no creer en la posibilidad del bien, y dudar de la gratuidad de la amabilidad y la amistad. Es muy gratificante saber que la película ha tenido un enorme éxito de taquilla, y que en la encuesta de público de CinemaScore recibió una calificación de “A+” en la escala de “A+” a “F”, lo que la convierte en una de menos de 80 películas que han alcanzado esa calificación en la historia de esa encuesta.
El más grande de los cubanos, José Martí, en la hermosa dedicatoria de su libro Ismaelillo, afirmaba: Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud… Películas como Wonder refuerzan esa inspiradora convicción martiana.
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Wonder EE.UU. / 2017 / Color, 113 min. / Dirección: Steve Chbosky / Intérpretes: Julia Roberts, Jacob Tremblay, Owen Wilson, Mandy Patinkin.