Columna del Obispo

Contra las turbulentas aguas de la persecución

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS EN CRISTO:

La persecución de los cristianos en todo el mundo está en aumento. Es un fenómeno que no se reporta ni denuncia en los principales medios de comunicación. Debo felicitar a nuestro propio grupo DeSales Media, especialmente a nuestro programa Currents News, por su cobertura de este importante tema. Sus reportajes llaman nuestra atención sobre la persecución religiosa desde una perspectiva amplia e inclusiva ajena a la mayoría de los medios de comunicación.

Una simple ojeada a este problema nos recuerda la represión que sufren los creyentes a manos de los gobiernos totalitarios. Un nuevo libro titulado Under Caesar’s Sword (Bajo la espada de César), un recuento especial de las represiones de los cristianos, arroja luz sobre temas que los funcionarios de todo el mundo han informado. Desafortunadamente, la persecución no se limita solo a los cristianos. Hoy en China, nos enteramos del encarcelamiento masivo de creyentes musulmanes en campos de reeducación, ya que existe el temor de que su pensamiento sea una amenaza para el gobierno.

Sabemos, además, de las dificultades que los cristianos, especialmente las iglesias católicas, están experimentando, debido a que el gobierno desea no solo controlar la actividad religiosa, sino también invisibilizar los templos y lugares de culto eliminando las cruces y otros símbolos religiosos. Recientemente, el gobierno decretó que en ciertas provincias los menores de 18 años tienen prohibido asistir a servicios o instrucciones religiosas. Estos son hechos poco conocidos por el público en general.

Una reseña del libro mencionado dice: “Específicamente, la colección reitera la necesidad de crear y mantener alianzas estrechas, aunque a menudo poco probables, dentro y entre los grupos religiosos. Unirse en torno al deseo compartido de libertad de conciencia, en lugar de un caso específico de persecución, puede aumentar la dimensión y duración de la influencia”.

A menudo los grupos perseguidos no pueden formar alianzas entre ellos debido a las profundas diferencias religiosas y étnicas. Sin embargo, esta es una manera en que las personas pueden hacer frente a los gobiernos totalitarios que a veces usan la religión como una cuña entre varias comunidades. Solo en la persecución cristiana, por ejemplo, podemos ver cuán sutil es el cumplimiento de las leyes, especialmente en seis países (Siria, Irak, Nigeria, Kenia, Indonesia e India) que pueden causar grandes dificultades para el libre ejercicio de la religión. Es increíble como los líderes católicos, obispos y laicos de estos países soportan la persecución, a veces solapada, con gran resistencia.

Los sacrificios de los cristianos, especialmente católicos, que viven en estos países son realmente sorprendentes. En Pakistán, las estrictas leyes contra la blasfemia siguen cobrando la vida de muchos cristianos inocentes. Un sobrino de dos de nuestros sacerdotes pakistaníes recientemente fue encarcelado sin motivo, con el propósito de obligar a la familia a abandonar tierras de las que han estado sido propietarios por más de 100 años. El trato a los cristianos y católicos en todo el mundo ciertamente deja mucho que desear y se debe denunciar con más frecuencia.

Protesta en Lahore, Pakistán, el 31 de octubre, luego de que la Corte Suprema absolviera a Asia Bibi, un cristiano acusado de blasfemia. (CNS/ Rahat Dar, EPA)

El Departamento de Estado de los Estados Unidos tiene una comisión sobre la libertad religiosa que realiza visitas periódicas a lugares conflictivos en todo el mundo. Esta comisión está compuesta por líderes religiosos y expertos competentes en estas situaciones que informan al Departamento de Estado para que pueda desarrollar políticas que a veces ayudan a implementar la Ley de Libertad Religiosa Internacional de 1998. Esta ley fue aprobada por el Congreso para promover la libertad religiosa en todo el mundo, independientemente del credo.

Quisiera ofrecerles una visión más personal de cómo nuestros compañeros católicos y cristianos están sufriendo en esas tierras compartiendo una carta del arzobispo Samir Nassar, líder Maronita de Damasco, que recibí recientemente describiendo la situación que ahora ha diezmado a la comunidad cristiana:

“Frente a estas escenas de desolación en la Iglesia en Siria, yo, aunque pertenezca a una minoría, no puedo caer en el papel de mero espectador. Ella es testigo imbatible del Espíritu y la Luz que este trae consigo. Es el signo de su Presencia y un testigo en el ámbito de la atención médica, la educación, el trabajo pastoral con los jóvenes, el apoyo familiar, el acompañamiento a los grupos familiares vulnerables y el apoyo en todos los aspectos a los menos afortunados. Todo esto se hace con el espíritu de perdón y reconciliación”.

El tiempo de la Cuaresma es una gran oportunidad para ofrecer nuestras oraciones y limosnas a quienes sufren. Hermanos cristianos y católicos de todo el mundo y creyentes de otras religiones bracean diariamente contra las turbulentas aguas de la persecución, las desaveniencias y la represión. Durante esta temporada, trata de recordar a estas personas en tus oraciones y buenas obras de Cuaresma. Si busca una agencia que ayude a la Iglesia Católica perseguida, le recomendaría que envíe su ofrenda a través de Aid to the Church in Need (Ayuda a la Iglesia Necesitada), cuyas oficinas principales se encuentran en nuestra propia diócesis (www.churchinneed.org).

Para finalizar, quiero compartir con ustedes una oración de San Juan Pablo II que me envió el arzobispo Nassar.

Mujer cristiana en Karachi, durante una marcha después de los ataques terroristas contra iglesias católicas en Lahore. (CNS/ Shahzaib Akber, EPA)

Escucha mi voz, oh señor

Escucha mi voz cuando te suplico que instaures en el
corazones de todos los humanos, la sabiduría de la paz, el
poder de la justicia y el regocijo de la amistad.

Escucha mi voz porque hablo por multitudes
que en todos los países y en todos los tiempos rechazan
la guerra, buscando sin cesar la paz.

Escucha mi voz, y concédenos la fuerza para combatir
siempre el odio con amor, la injusticia con el
compromiso por la justicia, y la miseria compartiendo.

Escucha mi súplica, oh Dios, y concédele al mundo,
especialmente en el Medio Oriente, tu paz eterna.

 

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