Análisis

¿Será igual el mundo después de la crisis del COVID-19?

La pregunta que hoy nos motiva, saber cómo será el mundo después de esta crisis en la que nos introdujo el COVID-19, está desvelando a muchos intelectuales de distintos puntos del planeta que tratan de dar luz y sentido a lo que estamos viviendo. Afirman que el mundo no será igual, dicen que se dará un “reseteo” de los paradigmas que hoy han fracasado en el orden de la vida humana.

Nosotros desde una mirada cristiana podemos dar un análisis de algunos temas.

Crisis económica: todos sufren la realidad económica. Ahora bien plantear la humanidad solo monetariamente lleva al fracaso. Como se dio en la Unión Europea que planteó Europa en la moneda común y no en la cultura que da identidad a los pueblos.  Crear una civilización basada sólo en el dinero, es edificar sobre cimientos líquidos y no sólidos. La economía deberá interrogarse si sus métodos actuales deben seguir o no; lo que sí nos damos cuenta que lo económico no puede ser el centro del universo.

Crisis política: nunca, como hoy, hemos sufrido la ausencia de líderes políticos que puedan coordinar y sacar adelante un mundo desordenado a gran escala. Se habla del Orden Mundial y en verdad lo que hay es Desorden Mundial. Es evidente la ausencia de grandes referentes, los representantes de las grandes naciones muestran una miopía de visión, entre ellos se pelean cayendo en aislacionismos nacionalistas. Esta pandemia, nos confronta con la realidad de que el problema es de todos y no de algunos:  es un problema de la humanidad que exige una gran solidaridad que respete la identidad de cada pueblo.

Crisis social: las consecuencias sociales de un virus que ha paralizado la economía serán muy graves y la pobreza más difícil. Sin embargo, lo terrible de la crisis social, aún no se ha notado; la resignación y el temor a la enfermedad recluye a los diferentes sectores sociales y se notan que hay indicios de una fragmentación social que puede devenir en violencia.  Debemos prepararnos para ajustarnos a un estilo de vida austero y al mismo tiempo generar un espíritu de solidaridad y servicio para las nuevas pobrezas y sus nuevos campos existenciales. ¡Más que nunca debemos, pensar en el prójimo y  ayudarnos!

Crisis Cultural: nos remite al estilo de vida, al cultivo intelectual y, en este orden, la tecnología, va a tener una hegemonía absoluta y, la gran brecha cultural,  está ya marcada entre los que tienen acceso y dominio de la tecnología,  los que son principiantes y los que son analfabetos. Esto determina una crisis de gran escala porque muchos sectores quedarán marginados de la educación, del estilo de vida al que estaban acostumbrados y hasta de las relaciones sociales, la consecuencia es grave porque va a costar remontar esta circunstancia.

Vida Espiritual: Mientras que los fenómenos arriba citados son realidades complejas, la dimensión espiritual nos ayuda a volver al camino esencial de nuestra fe. Una observación importante es darnos cuenta que el Covid_19 no nos descentre en la existencia, hemos de estar con los pies en la tierra (cuarentena) pero al mismo tiempo con los ojos en el cielo (con fe firme en Dios). El hombre es una realidad corpóreo espiritual y sus necesidades no son solo de salud corporal sino también espiritual. La cultura actual nos enfermó de tecnología y un virus biológico nos esta ubicando que no todo es material en la vida; mas que nunca hay que pararse a pensar hacia adentro, al interior profundo de la fe. No aflojemos y busquemos momentos profundos de Espiritualidad en nuestro interior.

Repitamos, ante la crisis que nos deja sin respuesta,  las palabras del salmo:.. dichoso el hombre a quien tú educas, Señor