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Segunda ola de contagios en Asia: ¿qué podemos aprender?

Muy poco duró la tranquilidad en Asia, donde millones se preparaban para regresar a la normalidad después de meses de rigurosos confinamientos y severas medidas de distanciamiento tras el azote inicial del Coronavirus.

Y es que, al llegar la hora de reabrir aeropuertos y otras vías de ingreso a las regiones bloqueadas, un creciente número de viajeros procedentes del extranjero trajeron consigo un oleaje de nuevos contagios.

Niños usando máscaras conducen en un auto de juguete durante el brote de COVID-19 en Shanghai el 19 de marzo. (Foto del CNS / Aly Song, Reuters)

En China, se contabilizaban más de 700 casos importados a finales de abril y en Singapur, donde se había logrado minimizar el contagio a principios de año, se reportaban ahora mil casos, con un 60 por ciento de ellos aparecidos en las ultimas semanas.

En Corea del Sur, donde la primera ronda de contagio pudo controlarse con pruebas nasales masivas y medidas rígidas de contención, los funcionarios han decidido no relajar las prohibiciones, con el fin de mantener aplanada la segunda curva de nuevos infectados con el mortal virus.

En el Japón, el brote fue lento a principios de 2020, pero los casos se dispararon a raíz de la falta de medidas de emergencia para distanciar a los habitantes y mantenerlos en cuarentena en sus hogares.

Finalmente, en el territorio de Hong Kong, el segundo oleaje de contagio comenzó en marzo, luego de que abrieron sus fronteras, y regresaron personas de Europa, donde aún el virus estaba en todo su fulgor. En esos días, también descubrieron otras sepas locales de transmisión  provenientes de un popular barrio en el que muchos habían comenzado a frecuentar bares y discotecas.

La solución en Hong Kong fue exhaustiva. Los funcionarios cerraron las fronteras nuevamente para no residentes, permitiendo excepciones únicamente para visitantes de China continental, Macao y Taiwán, siempre y cuando no hubiesen viajado a otros países en los 14 días previos a la entrada al territorio. Y luego de ingresar, los visitantes se deben someter a una cuarentena de 14 días adicionales.

Hong Kong además prohibió reuniones de grupos de más de cuatro personas en todo lugar y ordenó el cierre de gimnasios, locales de juegos y salas de cine.  Los restaurantes tuvieron que limitar el número de comensales y se instituyó el protocolo de tomarles la temperatura antes de entrar al establecimiento y de facilitarles gel de alcohol para desinfectarse las manos. Los bares también tuvieron que cerrar.

En Taiwán se prohibió la entrada de extranjeros con la excepción de diplomáticos, y todo el que llegue a la isla es sometido a una cuarentena de 14 días. A fines de abril, la isla tenía tan solo 400 casos, de los cuales 338 venían del exterior. Las autoridades planean mantener bloqueada la entrada hasta que la pandemia se controle en otros lugares del mundo.

“Sabemos que lo peor ha pasado”, dijo a la prensa el ministro de salud de Taiwán, Chen Shih-chung, añadiendo que “aún tenemos que mantenernos en guardia, aunque nos sentimos muy contentos de no tener nuevos casos”.

Voluntarios en trajes protectores desinfectan un complejo residencial el 22 de febrero en Wuhan, China, el epicentro del brote de coronavirus. (Foto del CNS / China Daily vía Reuters)

En Singapur se han tomado severas medidas para aislar a los trabajadores migrantes, a quienes se les atribuye el segundo oleaje de contagios. Las autoridades de salud instalaron cuatro gigantescas facilidades para acuartelar a mas de 50 mil de estos jornaleros enfermos, mientras mantiene a otros no infectados separados en otros cuarteles para que puedan seguir haciendo sus labores esenciales para la economía.

Hans Kluge, de la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte a los países de occidente que cuando se concluyen las medidas restrictivas y el confinamiento en casa, los lugares públicos podrían convertirse de nuevo en focos de infección.

“Esto no es una carrera de corto plazo, sino un maratón, y una vez se levanten las medidas restrictivas podría haber un segundo o tercer pico de casos”, comentó Kluge ante los medios.

Pero ¿cuándo podría producirse este segundo brote de contagios? Aunque mucho se especula de que la pandemia se reduciría en los meses de verano por el calor, nada se ha probado. Los estudios científicos realizados hasta la fecha muestran que el coronavirus sobrevive más tiempo en temperaturas bajas, y que, a más de 95 grados Farenheit, la concentración del virus se hace 10 veces menor que a una temperatura media de 68 grados, cuando puede durar hasta tres días en algunas superficies.

Los científicos sugieren que la segunda ola de infecciones será inevitable en el otoño, cuando se levanten del todo las medidas de distanciamiento y haya pasado el verano. Por esta razón, investigadores del Colegio Imperial en Londres, sugieren a los gobiernos que aprovechen la ‘pausa’ entre las olas de contagio para tomar medidas de prevención, preparar el sistema de salud y sanitario con equipo de protección en grandes cantidades y hacer todo lo necesario para que la segunda curva de infecciones sea menor a la que vivimos actualmente.

Aunque los expertos señalan que las vacunas tardarán en llegar, nos dejan entrever en varios laboratorios la posibilidad de que, para el otoño, puedan ya existir otras soluciones que logren controlar el Coronavirus.