La apertura del Año Extraordinario de la Misericordia trae consigo, entre muchas otras gracias, la vigencia de la reforma judicial que el papa Francisco introduce al proceso de la nulidad matrimonial. La Iglesia, como madre, está consciente que muchos hijos e hijas suyos están atados a un matrimonio roto y siguen heridos por la ruptura. Dicho matrimonio es posiblemente nulo y hay necesidad de declararlo como tal para librar los contrayentes del vínculo.
Tras la ruptura, los cónyuges ya no observan la obligación de compartir techo, lecho y mesa. Viven separados, y sus hijos decepcionados. Algunos están divorciados civilmente. Algunos divorciados entran en una unión civil porque no pueden casarse por la Iglesia. En este caso va a ocurrir el penoso estado irregular que les impide recibir la comunión.
El Papa quiere que en el proceso de nulidad matrimonial se expresa también la misericordia, aunque salvaguardando por otro lado el precepto evangélico: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mt 19,6). De antemano, en nombre de muchos fieles que están sufriendo atados en un matrimonio nulo, quisiera expresar un profundo agradecimiento al Papa por su preocupación auténtica en estas situaciones de injusticia. Esto será una oportunidad para que dichos fieles tengan sanación y reconciliación en la Iglesia.
La cuestión que nos ocupa hoy, “¿cuánto cuesta una declaración de nulidad matrimonial?”, tiene varias respuestas. La primera respuesta es de aspecto económico. Con la reforma se está prescindiendo del pago para el proceso en muchas diócesis. El Papa quiere que, si la Iglesia es un hospital, a los heridos no se les niegue el tratamiento por falta de dinero.
Por eso en el Tribunal de la Diócesis de Brooklyn y Queens, que es tribunal de la primera instancia, el proceso ya se da gratis desde el 8 de diciembre 2015. Y, si el caso llega a la Rota Romana por cuestión de apelaciones, también será gratis. Ésta es una norma muy reciente, establecida por el documento Rescriptum ex audientia que provee patrocinio gratuito a todos los casos llevados a la Rota Romana, que es el tribunal más alto de apelación. Sin embargo, esta provisión no excluye la obligación moral de los fieles que tienen recursos para hacer una contribución justa para la causa de los pobres.
La segunda respuesta es de aspecto sentimental y emocional. Respondo que el proceso cuesta muchísimo. En mi experiencia como juez, nadie viene al Tribunal con sonrisas, sino casi siempre con suspiros, nervios y lágrimas. Ya sea hombre o mujer, demandantes o demandados. Mi equipo de trabajo, en el curso de la investigación, tenemos que estar siempre listos para dar algo con que enjugar los ojos lacrimosos y un vaso de agua para refrescar la garganta de los partidos.
Por la sugerencia del editor, ya tengo lista de temas que desarrollar en mis próximos artículos de Nuestra Voz. Pero si hay interés de los lectores por otros temas relevantes al matrimonio y el proceso de nulidad matrimonial, me los pueden comunicar por mi correo electrónico: jachacoso@diobrook.org. Para presentar un caso, pueden llamar al Tribunal: 718-229-8131. Aida Jorge es la secretaria que atiende a los casos en castellano.