Editorial

El catolicismo y la celebración estadounidense de la libertad

Al celebrar el día de la firma de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, tal vez deberíamos pensar en el papel que juega nuestra nación en el mundo y si la búsqueda de libertad de nuestro país es compatible con las enseñanzas de la Iglesia Católica.

En otras oportunidades hemos reflexionamos sobre la vida y el pensamiento teológico del sacerdote jesuita estadounidense padre John Courtney Murray, un sacerdote de la Diócesis de Brooklyn fallecido en 1967 que creció en Jackson Heights.

En las vísperas del 4 de julio, le pedimos al padre Cush, sacerdote de la Diócesis de Brooklyn, quien hizo sus estudios de doctorado en teología sobre la teología del padre Murray, que compartiera algunas percepciones sobre el sacerdote y sus ideas sobre lo que hace a los Estados Unidos de América la nación que está llamada a ser.

El padre Murray sintió que Estados Unidos era un lugar con una dignidad especial y tenía un papel especial que desempeñar en todo el mundo, es decir, servir como un faro de libertad, esperanza y oportunidad.

En su libro We Hold These Truths: Catholic Reflections on the American Proposition (Sostenemos estas verdades: reflexiones católicas sobre la propuesta estadounidense), el padre Murray describe la propuesta estadounidense como poseyendo una “singular… continuidad mientras representa un progreso sobre la tradición de civilización más larga de Occidente…” eso, y que los Estados Unidos, sobre todo, “aún permanece dedicado a la concepción de sí mismo que primero nos constituyó en un pueblo organizado para la acción en la historia”.

La epistemología de la Proposición Estadounidense, según el padre Murray, era bastante simple, como se describe en la frase más famosa de la Declaración de Independencia: “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas…”, escribe el padre Murray: “El sentido de la famosa frase es simplemente este: ‘Estas son verdades, que mantenemos, y aquí las establecemos como la base e inspiración del proyecto estadounidense, de esta mancomunidad constitucional’ ”.

Para el padre Murray, los Padres Fundadores afirmaron que “la vida del hombre en la sociedad bajo gobierno se basa en verdades, en un cierto cuerpo de verdades objetivas, de alcance universal, accesible a la razón del hombre, definible, y defendible”.

No se basa únicamente en los resultados, sino que toda la propuesta estadounidense se basa en la verdad.

Por lo que el padre Murray escribe además: “La propuesta estadounidense se basa en la convicción más tradicional de que hay verdades; que estas pueden ser conocidas; que deben ser defendidas; porque, si no se acuerdan, aceptan, defienden, si no se incorporan a la estructura de las instituciones, no puede haber esperanza de fundar una verdadera nación, en la que los hombres puedan habitar con dignidad, paz, unidad, justicia, bienestar, y libertad”.

A pesar de su amor por la patria, el padre Murray reconoce que sus escritos son “las reflexiones de un católico que, al buscar su respuesta a la cuestión civil, sabe que los principios de la fe y la moral católicas son superiores y controlan todo el orden de la vida civil”.

El padre Murray considera que la pregunta de si el catolicismo es compatible o no con la democracia estadounidense es “inválida además de impertinente” y es, en realidad, una cuestión invertida en el orden de los valores.

La pregunta debe ser, si la democracia estadounidense es compatible con el catolicismo: “La cuestión, así planteada, es parte de la cuestión civil, como yo me la entiendo. Una respuesta afirmativa a esto, dada bajo algo mejor que la escurridiza definición de ‘democracia’, es una de las verdades que yo defiendo”.