Nuestra diócesis

En la “diócesis de los inmigrantes” son populares las misas en español

Cada fin de semana se celebran casi 200 misas en nuestro idioma.

CORONA – Las fuertes lluvias no impidieron que cientos de feligreses abarrotaran los bancos de Nuestra Señora de los Dolores, en Corona, para asistir a la misa dominical el pasado 27 de octubre. Se hizo una fila afuera de la puerta mientras los fieles iban entrando, las familias se saludaban, el coro ensayaba los cantos y la animada charla en español colmó la iglesia.

“Todos venimos hasta aquí por una cosa, adorar a Dios, y es maravilloso poder reunirnos con la familia, con nuestra familia de la iglesia, agradecer a Dios de una manera especial y recibir a Jesús en la Eucaristía”, dijo Lourdes Aguilar, catequista y feligresa de toda la vida en Nuestra Señora de los Dolores.

En la parroquia, nueve de las 12 misas del fin de semana son en español, algo que el padre Raymond Roden, su párroco, reconoce que es importante mantener, especialmente con la creciente población hispana en Brooklyn y Queens.

“El papa Francisco tenía razón cuando dijo que los sacerdotes deberían celebrar la misa en lengua vernácula”, dijo el padre Roden. “Debería de ser en el idioma de las personas. La liturgia se trata de comunicación… Celebrar la misa [en el idioma nativo] es una manera de decirle a la gente que son bienvenidos aquí”.

Desde el año 2018, el 29 por ciento de la población en la ciudad de Nueva York era hispana, según las cifras del censo de los EE.UU., en comparación con el 26 por ciento en 2010, año en que se realizó el último censo en la nación, cuando había 2 millones de hispanos en la ciudad.

Los bancos están llenos durante una misa dominical en español en la iglesia de Nuestra Señora de los
Dolores, en Corona, Queens.

En la Diócesis de Brooklyn, alrededor del 20 por ciento de las misas del fin de semana se celebran en español. Hay casi 200 misas de fin de semana en español en las 177 parroquias de la diócesis, con capacidad para muchos inmigrantes, como Lourdes Aguilar.

Lourdes llegó a Nueva York desde Ecuador cuando era adolescente, y desde entonces asistía a misas en español junto a su madre, Carlota, quien la traía a rezar el rosario en la parroquia todas las mañanas y le enseñaba las oraciones en su idioma natal. Hoy Lourdes lleva a su hija Dana, de 11 años, a misas en español en Nuestra Señora de los Dolores, con la misma esperanza de transmitirle su idioma y sus tradiciones.

“Cuando escuchas las homilías, el mensaje del sacerdote, lo sientes aquí”, dijo Lourdes poniendo su mano en el corazón.

En Bensonhurst, el padre Edward Conway celebra misas en español en San Atanasio y Santo Domingo, y también celebra misa en español en la Iglesia de la Santa Cruz en la calle 42 en Manhattan, entre sus deberes habituales como capellán para los veteranos en el VA NY Harbor Health Care System.

La iglesia debería “conocer a las personas donde están”, dijo el padre Conway.

La fe de los hispanos, según el padre Roden, sigue siendo tan fuerte como siempre, especialmente en su parroquia a la que asisten miles de laicos. La mayoría de ellos son inmigrantes latinos, que representan más del 70 por ciento de la población en Corona.

“Tenemos [casi el 100 por ciento] latinos, 60 por ciento de inmigrantes indocumentados; muchos, muchos recién llegados a Nueva York”, dijo el padre Roden. “Ellos necesitan sentirse como en casa. Sería una locura celebrar una misa en otro idioma que no sea su lengua materna… Tienes que ayudar a los que van llegando después de ti”.

Andrew Santos, quien ha servido durante más de 15 años como coordinador de los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión en Nuestra Señora de los Dolores, dice que mientras que los vecindarios de la diócesis y los rostros de las parroquias continúan cambiando, lo que permanece igual es el aspecto familiar acogedor de diferentes parroquias, independientemente de su raza, religión, ingresos o estado migratorio.

“Es la forma en que tratan a las personas y la forma en que nos tratamos unos a otros; eso es lo que mantiene a la gente fiel”, reconoció Santos. “Es saber que pueden asistir a misa en su propio idioma y sentirse más cómodos y abiertos a ser ellos mismos. Eso es lo que Dios quiere para su pueblo”.