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Religiosas del equipo de evangelización llevan un mensaje de fe a los hogares de Queens

CORONA – DoorDash y Uber Eats entregan cómodamente las comidas favoritas de la gente a domicilio. Pero un grupo de religiosas está llevando algo mejor a los hogares de la gente: alimento para el alma.

Las hermanas Misioneras de María para la Formación de la Fe forman parte del equipo de evangelización, un programa de extensión de la fe en la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Corona.

El concepto es sencillo: los voluntarios hacen visitas a domicilio, llevando el consuelo de Jesucristo.

Las hermanas, que fueron las primeras voluntarias del equipo, visitan a una familia, llevan bolsas de alimentos no perecederos, rezan el rosario con ellos (o les enseñan a rezarlo si no saben hacerlo) y se sientan con los miembros del hogar para hablarles del amor de Dios.

La idea es llegar a las familias que viven dentro de los límites de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores pero que no son feligreses habituales, y acercarlas a Dios y a la parroquia, explica la Madre Clara de la Cruz, superiora de las Misioneras de María para la Formación en la Fe.

Si los miembros de la familia son fieles habituales, las visitas a domicilio sirven para reforzar su fe, añadió.

“Nos encanta hacer esto. Hablamos con la gente en un lugar en el que se sienten más cómodos: su casa. Creo que un entorno así facilita que la gente escuche y oiga la palabra de Dios”, dijo la Madre Clara.

El padre Manuel de Jesús Rodríguez, párroco de Nuestra Señora de los Dolores, calificó al equipo de evangelización como “una forma maravillosa y diferente de llegar a la gente”.

El equipo de evangelización visita al menos a una familia cada semana. No es una parada rápida. Las hermanas suelen pasar horas con sus anfitriones, incluso sentándose a cenar con ellos.

“Sentarse con la gente a la mesa, así es como se establecen conexiones”, dijo el padre Rodríguez. “Una vez que hacen esa conexión, pueden pasar a hablar a las familias de los programas que tenemos en la parroquia”.

La mayoría de las familias que visitan las hermanas son inmigrantes, en su mayoría de Centroamérica y Sudamérica.

Según el Centro Furman de la Universidad de Nueva York, el 63,8% de los residentes que vivían en la zona de Corona/Elmhurst de Queens en 2021 habían nacido en el extranjero.

Muchas de las familias que acogen a las hermanas en sus hogares pasan apuros económicos, y aunque las visitas no resuelven sus problemas de dinero, sí refuerzan el hecho de que Dios está con ellos en todo momento.

Un sábado reciente, la Madre Clara y cuatro de las hermanas visitaron a Nancy y Teodoro Ávila y a sus hijos, inmigrantes de Ecuador.

Al hacer que las luces representen las cuentas del rosario, las hermanas convierten la experiencia de la oración en un momento de enseñanza. Los niños aprenden a rezar correctamente el rosario pulsando cada luz después de rezar un Ave María.

Teodoro, obrero de la construcción, y Nancy, ama de casa, hablan poco o nada de inglés. Por suerte, las hermanas hablan español con fluidez y los hijos de la pareja son bilingües.

Hubo abrazos por todas partes cuando las hermanas entraron en el departamento del primer piso donde vive la familia.

“Estamos muy agradecidos a las hermanas. Traen luz a nuestro hogar”, dijo Teodoro mientras su hija Katty traducía.

Katty, alumna de séptimo curso de la Academia de Artes y Ciencias de Corona, y su hermana Aileen, alumna de quinto curso de la Academia Pioneer/P.S. 307, hablaron con las hermanas sobre las tareas escolares.

La charla alegre y distendida podría no parecer importante, pero la madre Clara no estaba de acuerdo. “Una de las cosas más importantes que hacemos como evangelizadoras es escuchar. Cuando la gente está relajada, te habla más abiertamente de su vida y sus preocupaciones”, explicó.

Katty Avila dijo que sintió como si hubiera hecho nuevas amigas. “Las hermanas son muy simpáticas. Me caen muy bien”, añadió.

Al cabo de unos minutos, todos se dirigieron al patio trasero, donde Teodoro se deleitó mostrando a la Madre Clara el huerto que había plantado.

Llegó entonces el momento culminante de la visita: el rezo del rosario.

Para hacerlo memorable para las Avilas, las hermanas colocaron una serie de pequeñas luces que funcionaban con pilas formando un círculo en el suelo de la cocina e intercalaron las luces con flores. El efecto era que las luces parecían cuentas de un rosario. Después de rezar cada Avemaría, uno de los niños de Ávila presionaba la parte superior de la luz para encenderla.

Al final de las decenas del rosario, todas las luces brillaban, creando un hermoso resplandor en la cocina.

La visita fue similar a las visitas domiciliarias que las hermanas han realizado por toda Corona. En el último año, el equipo de evangelización ha realizado más de 50 visitas a domicilio.

El equipo encuentra a las familias de diversas maneras. En algunos casos, los feligreses se acercan a ellos para sugerirles familias que necesitan ayuda.

El equipo también ha encontrado familias a través de sus hijos. Por ejemplo, las hermanas se fijaron en unos niños que participaban en un programa de campamento de verano y que parecían llevar la misma ropa día tras día. Las hermanas adivinaron que los niños procedían de familias que necesitaban ayuda.

Actualmente, las hermanas son los únicos miembros del equipo, pero el objetivo a largo plazo es formar a los feligreses para que se unan al equipo y puedan hacer las visitas domiciliarias y evangelizar a través de las mesas de las cocinas.

Paula Katinas