CIUDAD DEL VATICANO (Por Carol Glatz/CNS)—. Dios nunca engaña, pone trampas o tienta a sus hijos para que pequen o cometan el mal, dijo el papa Francisco.
Dios está con su pueblo a cada paso del camino — durante tiempos de alegría y de tristeza, de triunfo y de tribulación — y siempre ayuda a las personas a alejarse del demonio y sus tentaciones, dijo el papa durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro el 1 de mayo, durante la fiesta de san José Obrero.
Observando el día de fiesta, el papa oró para que el santo carpintero y guardián de Jesús, apoye a las personas que hacen grandes sacrificios para hacer el bien en el mundo, y para que interceda a favor de quienes han perdido su trabajo o no pueden encontrar empleo.
El desempleo “es una tragedia global hoy día”, dijo al final de la audiencia.
En el discurso principal de la audiencia, el papa continuó su catequesis sobre el Padrenuestro, mirando a la penúltima invocación, “No nos dejes caer en la tentación”.
Las traducciones modernas de la expresión original en griego “son un poco imprecisas” y no nos dan una interpretación del sentido real, dijo. Aunque algunas traducciones aprobadas recientemente por el Vaticano en francés, italiano y español, por ejemplo, incluyen equivalentes como “no nos abandones en la tentación”, “no nos dejes entrar” o “no nos dejes caer en la tentación”.
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El papa Francisco ya había comentado el tema de la traducción como parte de una serie de televisión sobre la oración del Señor en 2017, cuando dijo que algunas traducciones del “Padrenuestro” podrían dejar a los creyentes con la impresión errónea de que Dios puede y de hecho lleva a las personas a la tentación.
“Yo soy el que cae. Pero no es (Dios) quien me empuja a la tentación para ver cómo caigo. No, un padre no hace eso. Un padre ayuda a levantarse inmediatamente”, dijo en aquella entrevista.
El papa reiteró el mismo punto en la audiencia general, diciendo que, a pesar de las distintas traducciones, hay algo indiscutible: “Debemos excluir a Dios como fuente de las tentaciones que obstaculizan el camino de la humanidad, como si Dios mismo estuviera al acecho, poniendo trampas y redes para sus hijos”.
En los Evangelios, Jesús ha revelado la verdadera imagen de Dios como padre amoroso y protector, dijo.
“Los cristianos no tienen nada que ver con un Dios celoso que compite con la humanidad, o que disfruta poniéndonos a prueba. Tales imágenes son las de muchas divinidades paganas”, dijo el papa.
Dios Padre no es fuente del mal, dijo. Más bien, cuando el mal aparece en las vidas de las personas, Dios es quien “lucha a su lado para que puedan liberarse. Es un Dios que siempre lucha a nuestro favor, nunca contra nosotros”.
El mal y la tentación vienen del demonio, que incluso tuvo como blanco a Jesús en el desierto antes de que comenzara su ministerio público, dijo el papa Francisco.
“Muchas personas dicen, ‘Oh, ¿por qué hablar del demonio, que está tan anticuado? El demonio no existe’. Bueno, miren a lo que enseñan los Evangelios. Jesús se enfrentó al demonio y fue tentado por Satanás”, dijo.
Pero Jesús rechaza toda tentación y sale victorioso en su batalla contra el mal, no importa las dificultades y angustia que cause, dijo el papa.
Durante su momento de gran agonía en el Huerto de Getsemaní, Jesús pidió a sus amigos que permanecieran y “vigilaran” con él, dijo. En cambio, ellos se quedaron dormidos.
Pero, “durante los peores momentos de la vida, los más insufribles, los más descorazonadores, Dios mantiene la vigilia con nosotros, lucha con nosotros, siempre está cerca”, dijo el papa. “¿Por qué? Porque es un padre que nunca abandona a sus hijos”.
El papa concluyó orando que Dios “aleje de nosotros” los momentos de “prueba y tentación”.
“Pero cuando ese momento llegue para nosotros, muéstranos que no estamos solos, que Cristo ya ha cargado con el peso de esa cruz y que nos llama a llevarla con él’, en un abandono fiel y confiado en el amor de Dios, oró el papa Francisco.