MCALLEN, Texas (Por Rose Ybarra/CNS)—. La hermana Norma Pimentel dijo estar “verdaderamente decepcionada” después de no tener la oportunidad de expresarse durante una discusión de mesa redonda con el presidente Donald Trump durante su visita a McAllen el 10 de enero.
El presidente viajó hasta el Valle del Río Grande para abogar por un muro en la frontera sur y otras medidas de seguridad en medio de un cierre parcial del gobierno que comenzó debido al financiamiento del muro.
Llamando la visita del presidente “un momento muy importante”, la hermana Pimentel, directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande, en la Diócesis de Brownsville, lamentó que los representantes de las agencias locales que trabajan con migrantes y los funcionarios electos locales no fueran invitados a participar en la discusión.
“Yo estaba entusiasmada con esta discusión de mesa redonda, pero desafortunadamente no hubo discusión”, dijo la hermana Pimentel al periódico The Valley Catholic de la Diócesis de Brownsville. “Había ciertas personas seleccionadas para hablar, personas que apoyan la agenda del presidente”, ella añadió.
“Queremos que el presidente Trump sepa quiénes somos y cuál es la realidad aquí en nuestra frontera”, dijo la hermana Pimentel, de las Misioneras de Jesús.
Trump llegó aproximadamente a las 12:45 p.m. hora local junto con los senadores republicanos John Cornyn y Ted Cruz de Texas, la secretaria de seguridad nacional Kirstjen Nielsen y personal de la Casa Blanca.
Tanto partidarios de Trump como manifestantes en contra de él se reunieron en lados opuestos de una calle cerca del aeropuerto para esperar la llegada del presidente.
Trump llegó a una estación cercana de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos para lo que se calificó como una discusión de mesa redonda con agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, funcionarios oficiales y personas clave del tema de la inmigración, tales como la hermana Pimentel, cuyos esfuerzos han ayudó a más de 100,000 inmigrantes desde junio de 2014.
Un artículo de Catholic News Service del 10 de enero informó incorrectamente que Trump visitaría el Centro Humanitario de Respiro que le sirve a migrantes, y es operado por Caridades Católicas y supervisado por la hermana Pimentel.
Al preguntarle qué ella le hubiese dicho al presidente si hubiese sido reconocida, la hermana Pimentel dijo: “Definitivamente diría que aprecio y entiendo la importancia de la seguridad fronteriza y de mantener nuestra frontera segura —eso es muy importante. Tenemos que apoyar a nuestra patrulla fronteriza y su trabajo de defender y proteger nuestras fronteras. Tenemos que saber quién entra a nuestro país”.
La hermana Pimentel señaló que tiene una buena relación laboral con la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y con otras agencias gubernamentales.
“Cuando entré al salón de reunión, todos los agentes presentes de la Patrulla Fronteriza, hasta los de D.C., se alegraron de conocerme y hablarme”, ella dijo. “Eso realmente demuestra la importancia de cómo nosotros trabajamos juntos como una comunidad —funcionarios municipales, ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas), los voluntarios— ante las realidades que enfrentamos en la frontera”.
“Reconocemos, sí, que es importante mantener seguras nuestras fronteras para apoyar a nuestra Patrulla Fronteriza, pero también reconocemos que hay muchas familias, víctimas inocentes de la violencia, que están sufriendo”, ella dijo. “Nosotros como comunidad estamos respondiendo para ayudarles. Es parte de quienes somos como estadounidenses: compasivos, atentos”.
La hermana Pimentel continuó: “Ese es un lado que desafortunadamente nuestro presidente no estuvo abierto a escuchar. Me hubiese encantado tener la oportunidad de invitarlo personalmente al centro de respiro, a conocer las familias, a conocer a los niños. Como católicos, como un pueblo de fe, sentimos que Dios nos ha pedido apoyar, defender y proteger toda vida humana y eso es lo que estamos haciendo aquí en el centro de respiro”.
En una columna de opinión publicada por internet por el periódico The Washington Post el 9 de enero, la hermana Pimentel invitó a Trump a visitar el centro, que abrió en 2014 para dar ayuda y responder a los grupos de inmigrantes que llegaban de Guatemala, Honduras, El Salvador y otros países pasando por McAllen, Texas.
La hermana Pimentel dijo que el centro ofrece albergue, comidas y duchas para personas que han sido capturadas por autoridades de inmigración mientras cruzan hacia Estados Unidos pero que son libres tras ser procesadas.
Algunos días, llegan unas 20 personas , escribió añadiendo: “Otros días más de 300”. En su columna ella invitó al presidente a ver cómo el centro, junto con los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza, responde a las necesidades de las personas recién llegadas.
Voluntarios y personal del centro ofrecen alimento, ropa, artículos de aseo, artículos de bebé y artículos de viaje, incluso provisiones para inmigrantes que van en otro rumbo.
Los inmigrantes, en su mayoría, son mujeres y niños que han sido detenidos, procesados y dejados en libertad por las autoridades de inmigración. Se les ha concedido permiso para continuar hacia su destino fuera del Valle del Río Grande y se les da una fecha para presentarse ante una corte.