Crónicas del metro

La locura inspiradora del subway

El metro además de ser un efectivo medio de transporte, es un laboratorio de emociones. Por ejemplo, sientes rabia cuando vas de afán y pasan todos menos la línea que esperas; resignación, cuando al fin llega pero te das cuenta que serás una sardina más de ese enlatado; alivio, cuando ves que solo falta una estación para bajarte; y agradecimiento, cuando llegas a tu destino con tiempo suficiente para cambiar la expresión de tu cara y que nadie sospeche lo que has pasado para estar allí.

Gaby

En el alocado mundo del metro hay muchos tipos de viajeros: unos matan el tiempo con su celular, otros leen un libro, unos duermen, alguien habla con el amigo con quien va y hay también quien habla… pero solo. Gabriela Flores es una joven mexicana especialmente sensible. Es de esas personas que siempre buscan ver más allá de lo evidente y en quien desde pequeña se destacó su creatividad entre sus otros dones.

Gabriela llegó a Nueva York en diciembre de 2012 y desde ese día vio cumplida la promesa que le hizo a su mamá años atrás cuando dijo que viviría en una ciudad donde no fuera necesario conducir. “Cuando me mudé fue una experiencia muy distinta, ver tantos rostros y tantos rasgos diferentes a los que yo veía en Monterrey. Esas expresiones que te hacen reconocer, «¡ah estos son turistas!, aquellos han vivido aquí toda la vida, a este lo acaban de cortar (terminar una relación sentimental), este otro va a una cita»”, dice entre risas.

En el tren1

Dibujar fue una habilidad que perfeccionó en su natal Monterrey. Cada día, al llegar a casa, dibujaba la ropa y accesorios que había vestido durante el día. Con el tiempo fue dejando de lado los pinceles pero los retomaría al formar parte de un grupo de católicos creativos de la iglesia San Malaquías en Manhattan. “Estábamos leyendo la Carta a los Artistas de San Juan Pablo II donde nos dice ‘ese talento que tú tienes no lo pediste sino que te fue regalado sin que tú lo pidieras’, entonces ahí hay una vocación que el Señor quiere usar”.

La inspiración la alcanzó en el metro un día cuando se dirigía a su trabajo en DeSales Media Group, donde se desempeña como diseñadora de animación. Vio frente a ella “a una mujer afroamericana con un vestido color mostaza, unos zapatos amarillos que le hacían juego a la bolsa con un peinado hermoso y detrás de ella el nombre de la estación donde nos habíamos detenido y terminaba en Ave. Así que agarré el celular, grabé un video y lo puse en mi Instagram y escribí ‘Me encanta el look de esta chica’ y todo el mundo comentó porque ella tenía un porte sensacional”.

Esa imagen fue la primera captada en el metro y que luego sería plasmada, detalle a detalle, en su libreta. Primero los trazos en lápiz y luego las acuarelas le dieron vida a su versión de la chica con traje mostaza.

Desde entonces Gabriela ha tomado fotografías de personas al azar dentro y fuera del metro cuyos momentos o expresiones han llamado su atención y las lleva a su libreta, donde en ocasiones acompaña sus ilustraciones con pasajes bíblicos o reflexiones personales escritas con técnica caligráfica, otra de sus grandes pasiones.