En el hospital Margareth Hague, en Jersey City, nació monseñor James Massa el 3 de septiembre de 1960.
El obispo auxiliar de Brooklyn debe su nombre al actor James Mason. “A mi padre le gustaba este actor y James Massa sonaba parecido”, explica monseñor Massa. Su padre pensó que el menor de sus hijos podría llegar a ser actor como Mason, pero no fue así, aunque él sí actuó en algunas obras de teatro en la escuela secundaria y en Boston College donde hizo del padre del Rey Arturo en Camelot.
Lo que pocos saben es que monseñor Massa tiene un segundo nombre: Morris. Así se llamaba el padrastro de su madre. La familia de su padre era italiana y la de su madre irlandesa y provenía de una familia con fuertes raíces católicas. Estudió en escuelas católicas desde la primaria hasta la universidad.
Su deseo de ser sacerdote empezó muy temprano en su vida, cuando tenía 7 u 8 años. “Me encantaba la iglesia, estar involucrado en ella. Recuerdo un funeral y la persona que cantaba, recuerdo su voz, creo que me hizo pensar en la vida eterna. Ésa fue la impresión en mi alma de niño, creer en la vida eterna, entender la resurrección de Jesucristo, de cómo ese momento era el puente entre la Tierra y el cielo. De niño estar en esas misas de funerales fue algo que me impresionó bastante”, comenta monseñor Massa sobre la primera vez que pensó en la vida sacerdotal.
“El siguiente paso fue pensar que como sacerdote yo lideraría esos momentos, conocería y ayudaría a esas personas que perdieron a sus seres amados. También presidiría las otras celebraciones de la Iglesia como la Navidad y la Pascua”. Para él era muy natural ser creyente en esa época, pues se correspondía con las enseñanzas que recibía en su casa y en la escuela.
Pero fue en la secundaria donde la idea de ser sacerdote se hizo más clara. “Eran los años setenta, la sociedad vivió momentos difíciles, en especial las instituciones, el país vivió la guerra de Vietnam, el Watergate, la renuncia del presidente Nixon, un tiempo de escándalos y controversias. La decisión de fe se volvió algo muy difícil para muchos de mis compañeros de clase”, comenta monseñor Massa.
Al graduarse de la escuela secundaria ingresó a los Hermanos Cristianos en New Rochelle. “Estuve un año con los Hermanos Cristianos irlandeses, pero no era la vocación correcta para mí y pasé al Boston College”. Allí consiguió su título en Teología e Historia en 1982.
“Tuve interés en explorar otras iglesias cristianas, otras denominaciones cristianas y otras religiones. Fui a la escuela de Teología de la Universidad de Yale”. El futuro obispo auxiliar hizo allí su maestría en Teología, graduándose en 1985.
Cuando el joven James Massa estudiaba en Yale, monseñor John McGuirl, párroco de Nuestra Señora de la Misericordia, y monseñor Fernando Ferrarese, párroco de la Inmaculada Concepción en Astoria, eran los directores de las vocaciones en la diócesis de Brooklyn. “Monseñor Ferrarese vino a visitarme y me dijo que viniera a Brooklyn y estudiara para ser sacerdote. Solicité entrar y así vine a la Diócesis. Estuve un año completo en una parroquia, viviendo y aprendiendo sobre la vida de un sacerdote de parroquia, acompañando al párroco en su labor. El párroco era monseñor D. Joseph Finnerty”.
Durante ese tiempo también tomaba clases en Huntington en el Seminario de la Inmaculada Concepción. “Huntington se convirtió en mi seminario a tiempo parcial. El plan era ir por un par de años, pero el
Obispo dijo que los reportes sobre mí eran muy buenos y positivos, ‘pensamos que tienes la vocación, nos gustaría que te ordenaras como diácono’”.
Monseñor Francis J. Mugavero, entonces obispo de Brooklyn, lo ordenó como sacerdote el 25 de octubre de 1986. “Ser sacerdote hoy en día no es un trabajo fácil, requiere de mucho esfuerzo, hay muchos desafíos en las familias”.
Su primera asignación como sacerdote fue en la parroquia Nuestra Señora Reina de los Mártires, a donde llegó como vicario parroquial. Después de allí nunca tuvo una experiencia de tiempo completo como administrador parroquial. Comenzó a trabajar en educación como capellán en Queens College (1991 – 1993) y empezó su doctorado en Teología Sistemática en Fordham University, donde se graduó en enero de 1997.
Escribió su tesis doctoral bajo la dirección del cardenal Avery Dulles. “Él fue el padre de mi doctorado, hablando académicamente”. El tema de su tesis fue sobre el cardenal Joseph Ratzinger, quien se convertiría en papa.
Trabajó durante tres años en su tesis doctoral en Newman University, una universidad católica en Kansas.
Regresó para enseñar durante cuatro años, primero en el Seminario Papa Juan XXIII en Boston, que es para personas con vocaciones tardías. Luego fue al seminario en Huntington.
“En 2005 fui invitado por el Secretario General de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, monseñor David Malloy, para ser el Secretario Ejecutivo de la Oficina Ecuménica. Estuve en este cargo por seis años”.
Después regresó a la diócesis. En ese entonces monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, monseñor William Murphy, obispo de Rockville Centre, y el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, trabajaban en unir los seminarios de Huntington y Dunwoodie. “Diseñé un plan y pasé un año trabajando en la unión de estos dos seminarios entre 2011 y 2012”.
Después fue enviado a Dunwoodie como director espiritual y como profesor. “Yo estaba muy feliz de regresar a ese trabajo. Éste es uno de los ministerios más hermosos que puede tener uno como sacerdote: ayudar en la formación de los futuros sacerdotes”. Allí estuvo un año y medio.
En agosto de 2013, monseñor DiMarzio lo llamó para ser el moderador de la Curia.
Para monseñor Massa “los días más felices como sacerdote han sido cuando mis estudiantes se ordenaron sacerdotes”. Pero sin lugar a dudas el 11 de mayo de 2015 fue un día especial en su vida sacerdotal, ese día recibió la llamada del nuncio apostólico de Estados Unidos, monseñor Carlo Maria Viganò. “Él me dijo: ‘Tengo una gran noticia para usted, el Santo Padre lo ha nombrado Obispo Auxiliar de Brooklyn’”.
“Tuve una mezcla de sentimientos. En ese momento sentí como si estuviera viendo en un DVD mi vida. Siempre le decía a los seminaristas: ‘sean generosos cuando el Obispo o la Iglesia les pidan hacer algo, sean siempre generosos’. Ése era el momento de ser generoso, vi esa paz, como una buena señal de Dios”.
El 20 de mayo fue ordenado como obispo auxiliar de Brooklyn por monseñor Nicholas DiMarzio en la Concatedral de San José. Parte de su discurso ese día lo hizo en español. “Lo hice porque reconozco en mi vida y en mi ministerio a mis hermanos y hermanas hispanos. El 40% de la comunidad católica en la Diócesis es hispana. Además, en el momento de mi retiro como obispo será probablemente del 55 o 60%”.
Monseñor Massa disfruta de la compañía de sus amigos, de sus hobbies. Cuando está solo prefiere leer.
Este hombre de 55 años, de voz pausada, destaca por su amabilidad. Siempre tiene una sonrisa en su rostro, sobre todo cuando recuerda la reacción de sus padres cuando les dijo que sería sacerdote: “Ellos estaban muy felices y orgullosos, ambos eran católicos devotos”.