BROOKLYN, New York—. Con una masiva asistencia el movimiento diocesano de renovación carismática celebró el pasado 1º de septiembre su tradicional jornada de encuentro al aire libre, que año tras año congrega cerca de cuatro mil quinientos feligreses de las diferentes parroquias y grupos de oración de Brooklyn y Queens.
Como ya es costumbre, este multitudinario encuentro se llevó a cabo en el Santuario Mariano de Stony Point (Nueva York) y fue la oportunidad ideal para que cientos de familias unidas despidieran el verano, participando de espacios de oración y de solemne adoración.
Monseñor Joseph Malagreca, párroco de la iglesia Santa Cruz de Flatbush (Brooklyn) y coordinador del Centro de Renovación Carismático Haitiano e Hispano de la Diócesis de Brooklyn, dijo a Nuestra Voz que “este día da una visión a los carismáticos de cuán grande es la obra del Señor. Es un día muy alegre y es un día familiar de mucha fe y de creencia en el poder del Espíritu Santo […] El Señor hace muchas cosas en este día”.
El evento comenzó alrededor de las 9:00 a.m. con alabanzas y una charla, luego al medio día se celebró la Hora Santa seguida de una hora dedicada a los jóvenes patrocinada por la Secretaría Juvenil de la Diócesis.
Uno de los momentos más liberadores y sanadores para los asistentes de esta jornada que se ha realizado los últimos 43 años, consolidándose como uno de los eventos diocesanos más multitudinarios; es la Hora Santa en la que Monseñor Malagreca pide al Todopoderoso por el bienestar espiritual, emocional y físico de los presentes.
Posteriormente se dio paso a la Adoración del Santísimo Sacramento momento en el que Monseñor Malagreca levantó la custodia en una breve procesión alrededor del altar ubicado en medio de la naturaleza.
Aquel sábado soleado en el que los feligreses agradecieron por los favores recibidos y presentaron sus plegarias en un ambiente fraterno, la palabra ‘compartir’ cobró verdadera vida.
La jornada concluyó con la oración del Santo Rosario y la Santa Misa donde el llamado a la santidad fue el tema central.
El acompañamiento musical fue un aspecto fundamental que invitó a la reflexión y al recogimiento. Durante los momentos más solemnes en las alabanzas y la Hora Santa, las intervenciones de la banda fueron mayormente instrumentales.
“Yo vengo desde que mis hijos eran pequeños y ya ellos pasan los cuarenta años. Veo muchos que, como yo, vienen cada año y es como estar envejeciendo juntos […] Muchos de los jóvenes que han crecido con nosotros, hoy en día son diáconos como es el caso de Rafael Cabrera, el diácono que predicó”, dice Cruz-Teresa Rosero, miembro del Comité Organizador.
Por su parte Olga Rodríguez, coordinadora del Ministerio de Ujieres de su parroquia, afirma que “el progreso que ha tenido este encuentro es increíble. Crece y crece y cada vez más tenemos diferentes culturas como mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos, ecuatorianos, colombianos, peruanos, gente de todas partes”.