MANAGUA, Nicaragua (CNS)—. Una mujer de 24 años, identificada como Elis Leonidovna Gonn, supuestamente de origen ruso, arrojó ácido sulfúrico a un sacerdote mientras escuchaba confesiones en la catedral de Managua.
El padre Mario Guevara, de 59 años, fue llevado de inmediato al hospital el 5 de diciembre y recibió tratamiento por quemaduras.
La Arquidiócesis de Managua pidió oraciones por el sacerdote, que tiene diabetes e hipertensión.
Una fuente de la iglesia nicaragüense dijo al servicio de noticias católico el 6 de diciembre que el sacerdote tenía una quemadura en un ojo y en los hombros. “Ya está en casa y está estable por sus problemas de diabetes e hipertensión”.
Según testigos, después que la mujer fue controlada por los parroquianos de la catedral, gritó: “… ¡Llamen a la policía si quieren! Sé que no pueden hacer nada contra mí”. La policía vino y la arrestó.
El ataque con ácido a sacerdote, es pretexto para perseguir a feministas y movimiento de mujeres. Aquí denuncia pública de la abogada Mercedes Reyes, de la Red de Mujeres contra la Violencia. https://t.co/llS8Pn88JK
— Sofía Montenegro (@Montesof) December 6, 2018
Un tweet de Sofía Montenegro Alarcón, una galardonada periodista, investigadora social y feminista nicaragüense, dijo que el ataque con ácido “tiene una marca registrada de una supuesta feminista, a quien nadie en el movimiento reconoce”. Ella dijo que estaba asociada con clubes y bares vinculados al régimen del presidente nicaragüense, Daniel Ortega.
El ataque con ácido al sacerdote tiene marca de fábrica chamuca con una supuesta feminista, que nadie reconoce en el movimiento, sino en antros y bares vinculados a la farandula del régimen.
— Sofía Montenegro (@Montesof) December 6, 2018
“Chamuca “es un término peyorativo para la vicepresidenta nicaragüense Rosario Murillo, esposa de Ortega.
El conflicto en Nicaragua inicialmente estalló por un intento de reformar el instituto de seguridad social del país, que los críticos alegan que había sido mal administrado. Los estudiantes se unieron y llamaron a Ortega para que se hiciera a un lado. Ortega y Murillo han llamado a los manifestantes y opositores “terroristas” y “golpistas”.
Las iglesias se convirtieron en centros de recolección y clínicas improvisadas, ya que muchos de los heridos temían ir a hospitales públicos, donde corrían el riesgo de ser arrestados, según los médicos despedidos por el gobierno.
La conferencia de obispos nicaragüenses convocó un diálogo nacional después de que estallaron las protestas en abril y los opositores exigieron la destitución de Ortega, pero los obispos suspendieron las conversaciones y dijeron que faltaba consenso.
El pasado mes de julio, el cardenal Leopoldo Brenes Solorzano de Managua, el obispo auxiliar Silvio Báez y el arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag, nuncio apostólico de sus Santidad el papa Francisco, fueron atacados por una turba oficialista al tratar de proteger una iglesia en la ciudad de Diriamba.
Mons. Rolando Alvarez Lagos, obispo de Matagalpa, fue detenido por la policía el 2 de septiembre. Una mafia a favor del gobierno le gritó “asesino” a lo largo del camino, según un video en las redes sociales.
En la ciudad de Masaya, el padre Edwin Roman Calderón le dijo al Servicio de Noticias Católico que fue agredido verbalmente por el jefe de la policía, que había instalado un altavoz fuera de la iglesia justo antes de la misa que se celebraría el 9 de septiembre.
“Es pura represión, por parte de la policía, por paramilitares, contra los ciudadanos”, dijo el padre Román. “No hay derecho a protestar … Los primeros dos o tres jóvenes que llegan a una protesta son arrestados, o golpeados por las turbas a manera de escarmiento, para que otras personas no se atrevan en venir”.