Continuando con los ciclos de catequesis sobre la oración, en esta nueva Audiencia General de los miércoles, el Papa Francisco abordó la oración de Jacob, el hermano gemelo de Esaú que engaña a Isaac para robar robar la bendición y el don de la primogenitura, pero sin dejar pasar la oportunidad para referirse Día mundial contra la explotación del trabajo infantil que se celebra el próximo 12 de Junio.
“Jacob”alguien que tiene astucia para moverse
Luego del fraude cometido en su familia se ve obligado a huir, pero gracias a su astucia para los negocios se convierte en un hombre rico y ademas logra esposarse con una de las hijas de Laban. El Santo Padre recalca que de Jacob se puede decir verdaderamente que se trata de “un hombre que se hizo a si mismo”.
Llamado a regresar a casa
Jacob siente el llamada para regresar a la tierra en la que aun vivía su hermano, emprende el camino, pero la noche antes de ingresar siente miedo. Esa noche “un extraño lo agarra y comienza a pelear con él. El Catecismo explica: La tradición espiritual de la Iglesia ha visto en esta historia el símbolo de la oración como una lucha contra la fe y la victoria de la perseverancia ( CIC , 2573).”
“Ya no te llamarán Jacob, sino Israel”
Israel es el nuevo nombre que recibe Jacob luego de vencer en la pelea con este desconocido, un nombre que significa has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido. Su nombre cambia, su vida cambia, su actitud cambia.
Lucha con Dios: una metáfora para la oración
El Pontífice explica cómo esa lucha del Patriarca con Dios representa la desprovisión del hombre en la presencia del Señor: “ya no es el estratega ni el hombre calculador; Dios lo trae de vuelta a su verdad mortal que tiembla y tiene miedo, porque Jacob tenía miedo en la lucha. Por una vez, Jacob no tiene nada más que presentarle a Dios que su fragilidad e impotencia, incluso sus pecados.” Solo el hombre en su autenticidad mas profunda esta en condicion de recibir la bendición.
Nuestra noche, nuestra cita, nuestra lucha
Al final, el Papa Francisco se refirió al “anochecer de nuestras vidas” donde todos tendremos una “cita con Dios” en la que también tendremos que luchar con “lo desconocido.” Continua el Santo Padre, “en esa misma noche, luchando contra lo desconocido, nos daremos cuenta de que solo somos hombres pobres, me permito decir “pobre”, pero, justo entonces, cuando nos sintamos “pobres”, no tendremos que temer: porque en ese momento Dios nos dará un nuevo nombre, que contiene el significado de toda nuestra vida; cambiará nuestros corazones y nos dará la bendición.”
Proteger la infancia
Luego de los saludos finales, el Papa realizó un apremiante llamamiento, recordando que el 12 de junio, será el Día Mundial contra el Trabajo Infantil: “En la situación actual de emergencia de salud, en muchos países muchos niños y jóvenes se ven obligados a trabajar de manera inadecuada para su edad, para ayudar a sus familias en condiciones de extrema pobreza. En muchos casos, estas son formas de esclavitud y encarcelamiento, con el consiguiente sufrimiento físico y psicológico. Todos somos responsables de esto. Apelo a las instituciones para que pongan en práctica todos los esfuerzos posibles para proteger a los menores, llenando los vacíos económicos y sociales que subyacen a la dinámica distorsionada en la que lamentablemente están involucrados. Los niños son el futuro de la familia humana: ¡todos tenemos la tarea de promover su crecimiento, salud y serenidad!”